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Constructor de Tumarín se va de Nicaragua

Tras cinco años de retrasos, la crisis política brasileña y el caso Lava Jato le da el golpe final al mega proyecto de energía

Una imagen muestra cómo debía haber sido el proyecto Tumarín una vez terminado.

Wilfredo Miranda Aburto

7 de abril 2016

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La empresa constructora Queiroz Galvão, que junto a la estatal brasileña Eletrobras son dueñas del 90% de Centrales Hidroeléctricas de Nicaragua (CHN), empresa promotora de la hidroeléctrica Tumarín, abandonará el país al resultar afectadas sus fuentes de financiamiento por la crisis política brasileña.

El ingeniero Roberto Abreu de Aguiar, Gerente General de CHN, empresa que obtuvo una concesión especial de la Asamblea Nacional, dejará Nicaragua a finales de abril tras cinco años de estar al frente del proyecto retrasado en un sinnúmero de ocasiones.


“En los próximos días saldrá un comunicado de la empresa explicando la decisión e informando lo que han acordado con el gobierno”, dijo una fuente gubernamental ligada al proyecto.

Abreu dijo que “no estaba autorizado para brindar declaraciones” al ser consultado por Confidencial, pero confirmó que en los próximos días habrá un comunicado.

El exministro de Energía y Minas y ahora asesor presidencial en Energía Renovable, Emilio Rappaccioli no negó la salida de Queiroz Galvão, pero recomendó que le preguntáramos al titular del MEM, el ingeniero Salvador Mansell.

“Estoy en una entrevista, llame luego”, se excusó Mansell al ser consultado. Después no respondió a las llamadas de Confidencial.

La construcción de la represa Tumarín está planeada en la comunidad de Apawas, en el Caribe Sur de Nicaragua. En la zona ha sido construida una trocha de 50 kilómetros y CHN compró las tierras a los pobladores que serían afectados por la obra, después de una larga y engorrosa negociación que causó en repetidas ocasiones reclamos de los lugareños. La inversión que el capital brasileño ha hecho en Tumarín oscila entre los 20 y 40 millones de dólares, según expertos en energía.

Tumarín es un proyecto de 1.100 millones de dólares que tendría una capacidad instalada de 253 megavatios, que equivalen al 50% del consumo energético actual de Nicaragua, por lo que su entrada en funcionamiento —se suponía—modificaría la matriz energética del país.

Empresarios de la Cámara de Energía afirmaron que los brasileños jamás se acercaron a ellos, y que el trato era directamente con las autoridades nacionales. Una de las grandes discusiones entre CHN y el gobierno de Ortega fueron el precio del megavatio hora, y que ALBANISA (entidad nica-venezolana) fuera parte del negocio.

El comandante Ortega pretendía no sólo que ALBANISA fuera socio del proyecto, sino también uno de los constructores de la obra. Sin embargo, ese deseo encontró fuertes objeciones en Brasil. En febrero de 2014, fuentes diplomáticas aseguraron que el futuro del proyecto quedó en manos de la presidenta Dilma Rousseff tras agotar la discusión sobre los aspectos técnicos y económicos de Tumarín.

César Zamora, gerente de país de la empresa energética IC Powers, considera que la salida de la empresa Queiroz Galvão responde a la situación que atraviesa Brasil: señalamientos de corrupción que afectan a las principales empresas asociadas a proyectos gubernamentales y una crisis política que ahoga al gobierno de Rousseff.

La empresa Queiroz Galvão fue investigada en la operación Lava Jato que desmontó una trama gigantesca de corrupción en el seno de la mayor empresa pública de Latinoamérica: Petrobras. Las principales constructoras brasileñas fueron afectadas, entre ellas Odebrecht.

Los dos más altos ejecutivos de Queiroz Galvão fueron apresados señalados de participar en la autorización de millonarias partidas para sobornar a políticos y empresarios. Othon Zanoide de Moraes Filho, director-general de Desarrollo Comercial de Vital ingeniería, e Ildefonso Colares Filho, director-presidente Queiroz Galvão fueron apresados.

Esta situación extraordinaria ha provocado recortes de personal y la reducción y el congelamiento de los proyectos que las empresas desarrollan en el exterior, con fondos brasileños.

“El gobierno y las autoridades les han dado todas las facilidades para que ellos cumplan. No hay mayor estímulo que el contrato que tienen… Se van porque no pueden levantar el dinero que necesitan, es un problema interno”, valoró Zamora.

Recuperar inversión

El presidente de la Cámara de Energía calcula que Queiroz Galvão y Electrobras han invertido 40 millones de dólares en Tumarín, “y van a querer recuperarlos de alguna forma”. La mejor forma, según el empresario es vender el proyecto. “¿Pero quién lo va a comprar?”, interrogó.

Ante la pregunta de que si el gobierno de Ortega podría adquirirlo, Zamora señaló que “hay mejores proyectos donde invertir”.

“No es un buen proyecto porque es muy caro. Hay que invertir 1 mil 100 millones de dólares por 250 megas que genera el 50% del tiempo. Estás pagando casi 8 mil dólares por kilovatio. Es una barbaridad”, explicó.

Zamora dijo que cuando Tumarín fue pensado originalmente causó entusiasmo porque el precio del petróleo estaba en 100 dólares. Actualmente está en 24 el barril de bunker. “Ellos esperan a que mejoren las cosas en Brasil y que el precio del petróleo suba arriba de 60 dólares para que tenga algún tipo de viabilidad económica”, insistió Zamora, quien piensa que Tumarín puede seguir “en coma inducida”.


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Wilfredo Miranda Aburto

Wilfredo Miranda Aburto

Periodista. Destaca en cobertura a violaciones de derechos humanos: desplazamiento forzado, tráfico ilegal en territorios indígenas, medio ambiente, conflictos mineros y ejecuciones extrajudiciales. Premio Iberoamericano Rey de España 2018.

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