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Familias nicas perderán 300 millones de dólares en remesas

Manuel Orozco: La pérdida afectará a 600 000 hogares en 2020, impactando en la pobreza, la reducción del consumo, y la pérdida de reservas

La crisis socioeconómica que vive Nicaragua desde el estallido social de abril de 2018

Iván Olivares

12 de mayo 2020

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Este año Nicaragua podría recibir unos 300 millones de dólares menos en remesas familiares --18% menos que el año pasado-- por el desempleo que afecta a los países desde donde se envía ese dinero. Esto perjudicaría de forma directa a uno de cada tres hogares del país, y por efecto dominó, a las empresas y la economía en general.

La combinación de esa pérdida, con la caída de las exportaciones y el turismo, podría hacer que este año, el producto interno bruto (PIB) del país, caiga hasta 10%, y llegue a niveles del año 2002, con la diferencia que ahora hay más gente en el país, lo que disuelve el PIB per cápita.


Al finalizar el primer semestre del año pasado, el Banco Central de Nicaragua (BCN), contabilizaba la recepción de 796.6 millones de dólares en remesas, lo que superaba en 9.9% el monto captado al mismo periodo de 2018.

Dado que ese dato –publicado en septiembre de 2019- es la última cifra oficial disponible, los economistas solo pueden proyectar cuál debió ser el acumulado de todo el año.

De ahí que Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo, del Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento con sede en Washington, (Estados Unidos), las calcule en 1700 millones de dólares, mientras los economistas de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) en 1651.3 millones.

Orozco dice que el impacto económico de la crisis sanitaria global, medido a partir de marzo, y durante el resto de 2020, es “una caída de 18% de las remesas, lo que significa que Nicaragua dejaría de percibir 300 millones de dólares en un período de nueve meses”.

La proyección de Funides, que estudió diversos escenarios, muestra una contracción en la recepción de envíos familiares, que va desde -5.1% hasta -18%, con lo que podrían dejar de recibirse entre 84.2 y 297.2 millones de dólares en igual período.

Si bien sufriría todo el tejido económico del país –desde la pulpería de la esquina hasta los bancos más sólidos- los primeros y más grandes perdedores son los 600 000 hogares (casi un tercio de los 1.7 millones que se calcula existen en el país), que reciben esas remesas, dinero que en muchos casos constituye hasta el 50% de su ingreso total.

Familias dependen de las remesas

“Las remesas evitan que los hogares más pobres de Nicaragua caigan bajo la definición estricta de pobreza, y funcionan como red de protección social. Perder esa red los golpeará mucho, y podrían pasar a ser clasificados como pobres”, dijo Funides.

El más reciente Informe de Coyuntura de la Funides, enfocado en analizar la economía nicaragüense impactada por la pandemia de covid-19, indica que este año, la pobreza podría crecer entre 4 y 8.7 puntos porcentuales, con lo que pasaría desde el 28.2% en que se detuvo al cerrar 2019, y pasar a afectar entre 32.2% y 36.9% de los habitantes al concluir 2020.

Jacqueline Chavarría ha recibido remesas toda su vida. Primero, de su madre, y ahora de su padre. Ambos están en Estados Unidos, y ella explica su temor ante el hecho que los envíos, que han caído en 40%, sigan así de disminuidos, o caigan aún más, porque la economía familiar depende en 80% de esa remesa.

“Que se disminuya la cantidad de remesas, y el aumento de precios que vemos aquí, golpea bastante nuestra economía. A como están los empleos y los salarios aquí, realmente no se podría hacer mucho” para mejorar la situación de su hogar, lamenta.

Doña Eufemia Rodríguez está jubilada, y siente que quedarse sin el dinero que su hijo le envía regularmente desde San Francisco (California), la afectaría “demasiado, demasiado”.

Refiere que algunos meses tiene que destinar hasta 50 dólares para pagar los recibos de agua, electricidad y teléfono, “y al no mandarme él, ¿con qué los pago?, si mi pensión de vejez es de 5300 córdobas mensuales, para comida, medicina, los taxis para ir a las clínicas… no ajusta. Y eso que soy sola. Si tuviera algún dependiente, quién sabe cómo haría”, enfatizó.

Junto a ella, su hermano Francisco, que la acompaña a retirar la remesa de este mes, señala que sin ese dinero “solo pasaríamos con el poquito del seguro. Es lo único, porque ella se ayuda con la remesa para pagar sus gastos, porque el seguro es un poquito. Estaríamos más restringidos”, admitió.

Abner Córdova admite que perder el dinero que le envían desde Estados Unidos “afectaría mucho” a su familia, porque tanto en ese país como en Nicaragua hay mucho desempleo, por lo que “muchas personas dependen de las remesas que le mandan sus familiares de fuera”.

Menos remesas, menos reservas

Los testimonios de Jacqueline, Eufemia, Francisco y Abner, comprueban lo que dicen los estudiosos como Orozco y los economistas de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), acerca de las penurias que tendrían que pasar las familias, si disminuyera el monto de las remesas que reciben.

Orozco señala que “en términos prácticos, si dejas de recibir remesas, la mitad de tu ingreso se viene al suelo en un corto periodo de tiempo. De los 600 000 hogares que reciben remesas, más de 100 000 van a dejar de recibirlas, y esto tendrá un impacto catastrófico para la economía local, que en Nicaragua funciona predominantemente en el sector informal”.

Siendo que no todos los hogares perderán la totalidad de sus remesas, sí hay un sector que percibirá un monto menor, “y es posible que dejen de recibir el equivalente a un mes completo de remesas”, vaticinó el experto.

De alguna manera, todos los hogares que reciben remesas serán perjudicados, pero la afectación principal es entre los que tienen familiares que perdieron su empleo y no podrán enviar nada durante una parte del año, “y esto puede durar por lo menos seis a nueve meses”, recalcó.

Además de señalar que el efecto inmediato para las familias es “una caída abrupta del consumo”, el investigador del Diálogo Interamericano recuerda que el sistema financiero nicaragüense “depende de las remesas en la medida en que la entrada de dinero genera una renta para las finanzas del sistema bancario, y para otras entidades financieras”.

“Eso restringe sustancialmente la capacidad de circulación de dinero”, y puede llegar a limitar la posibilidad de que la gente cumpla con sus obligaciones financieras, además que puede reducir la capacidad de generación de reservas internacionales del Banco Central de Nicaragua.

Orozco señaló que durante estos últimos años dos años, las remesas fueron la única fuente de ingresos del país que mantuvo una tasa de crecimiento positiva. “Al caer este rubro, básicamente se produce un déficit bastante profundo para la generación de más reservas, y esto puede llevar a que el gobierno trate de usar las reservas para aumentar la oferta monetaria en el país”, alertó.


Nicaragua retrocederá a niveles de 2002

*Con más población y mucho menos PIB per cápita

Desde antes que el mundo buscara cómo esconderse del virus SARS-CoV2, causante de covid-19, “nosotros proyectábamos que el crecimiento económico de Nicaragua en el 2020 iba a ser cero, o entre 1.0% y -1.0%. Ese iba a ser más o menos el rango”, recordó Manuel Orozco.

Ese escenario presuponía que las remesas seguirían teniendo un comportamiento positivo, y que el turismo tendría un crecimiento modesto.

En vez de eso, se observa una caída estimada de más de 40% del turismo global, que afectará profundamente a la industria turística de Nicaragua. Suma a eso una caída de 20% de las exportaciones, y otra de casi 20% en las remesas, que podrían hacer que la triple crisis que vive el país, se reflejara en un decrecimiento de por lo menos, 10%.

“En esos términos, estamos hablando que Nicaragua va a llegar a los niveles del PIB del 2002, con una población que es prácticamente de unas 700 000 personas más”, graficó.

El experto señaló su certeza de que “Nicaragua es un caso peculiar, porque se enfrenta a tres crisis: la crisis política, [vigente a partir de la Rebelión de Abril], que creó un deterioro económico bastante fuerte, más la sanitaria y la global”, estas dos últimas, causadas por la pandemia de covid-19.

La magnitud de la crisis generada a partir de la pandemia “todavía no se conoce en Nicaragua, por el problema de información que existe, aunque eventualmente llegará a tener un impacto, por muy pequeño que sea el número de casos”, advirtió.

Dijo que incluso, si solo 500 personas llegaran a contagiarse, el costo sería bastante alto. Es fácil saberlo simplemente comparando la situación de Nicaragua con la de Honduras, cuyo caso “se puede utilizar como un espejo para saber cómo podría verse afectado nuestro país”, sugirió.

“En tercer lugar está la crisis global, que acentúa la situación económica de Nicaragua, dado el efecto sistémico que esto tiene, y profundizará aún más el problema de crecimiento económico que Nicaragua ya tenía”, aseveró.

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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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