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Ottón Solís sobre posible reelección de Mossi en el BCIE: “Hay que cuidar al Banco”

Además de evitar el financiamiento a los autoritarios que violan los derechos humanos, también importa cuidar “la calificación crediticia”, afirma

Dante Mossi

El presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica, Dante Mossi. Foto: BCIE

Iván Olivares

23 de marzo 2023

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En mayo, las autoridades del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), deberán decidir si reeligen a Dante Mossi como presidente ejecutivo por un período más (noviembre 2023 a noviembre 2028), o si adoptan un  cambio de rumbo, en cuyo caso se abre un proceso de contratación de una consultoría externa, para que les ayude a encontrar y contratar al mejor candidato posible.

Fuentes de varios países centroamericanos consideran que a pesar de las críticas y la polémica sobre la gestión de Mossi, el banquero hondureño cuenta con el respaldo de los cinco países de Centroamérica que representan el 53% de los votos, suficiente para garantizar su reelección.


Sin embargo, el exrepresentante de Costa Rica ante el Banco, Ottón Solís considera que la posibilidad de que Mossi reciba otros cinco años al frente del banco, no solo significaría una continuidad del financiamiento a la dictadura  de Daniel Ortega, violadora de los derechos humanos,  sino también traería mayores riesgos para que el Banco mantenga su calificación crediticia, y con ello, su capacidad para ofrecer créditos baratos, opina Ottón Solís.

Solís opina que la ‘generosidad’ con la que Mossi maneja los recursos del Banco, le ha permitido construir “un apoyo clientelar” entre los Gobiernos de la región, por lo que ve “complicado que ocurra algo de valientes, porque ahí hay alianzas fundadas en conflictos de interés, que nadie quiere que salgan a la luz pública”, tal como “el salario de los directores, las regalías a los presidentes, los viajes, las deshonestidades en que se ha incurre en el BCIE, con actos que no son nada limpios”.

Considerando “el bien de Centroamérica, así como el bien y el prestigio del Banco, que es muy importante para la región”, Solís espera que haya un cambio de rumbo y el Banco vuelva a la austeridad, la disciplina, el orden, la decencia, la técnica, recordando que “hay una agenda de desarrollo, y ninguna definición moderna de desarrollo admite la violación de los derechos humanos y las burlas a la democracia que existen en Nicaragua”.

El economista costarricense advierte que a Mossi no le preocupan el Índice de Gasto Administrativo (IGA), o el Índice de Eficiencia Operativa, que son claves en cualquier operación bancaria, en especial, en las de un banco público de esta naturaleza. “Dante no entiende que en un ente público casi todo debe ser transparente”, sentenció.

Cero en eficiencia

Al revisar los datos, Solís encuentra que, desde que Mossi entró al Banco en 2019, “duplicó los gastos administrativos, que eran prácticamente constantes; incrementó el personal casi en una tercera parte, y eso ha tenido como consecuencia que se deterioraron enormemente tanto el Índice de Gasto Administrativo (IGA), como el Índice de Eficiencia Operativados, que son vitales para las calificadoras y para medir el estatus del Banco”.

En el caso del IGA, este se ha incrementado en 28%, (desde el 0.53 que tenía cuando él llegó, a 0.68 en diciembre de 2022), y el Índice de Eficiencia Operativa, que mide los gastos administrativos en relación con los ingresos financieros por intereses de préstamos y otras operaciones, y se ha incrementado en más de 36%, al pasar del 22% al 30%. Eso es inédito.

El también académico detalla que el presidente anterior, Nick Rischbieth, hizo “dos cosas enormes” por el Banco. La primera, fue lograr la incorporación de Corea, y la segunda fue obtener una calificación Triple A, o sea, la máxima calificación de un órgano financiero en América Latina.

Para lograrlo, mejoró ambos índices, mientras que Dante, “gastando dinero en incrementos salariales, en viajes, en más privilegios para los directores, en disimular toda la batería de desperdicio de recursos, ha tenido ese impacto en los gastos administrativos en una Centroamérica muy pobre, haciendo fiestas para el personal, como si el Banco fuera una islita en Arabia Saudita”.

Uno de los requisitos para mantener esa alta calificación, es controlar la exposición al riesgo, y la calidad del riesgo depende también de la calidad de los créditos. Prestarle a un país que presenta un alto riesgo, deteriora la calificación del Banco, como cuando se ofrecen grandes cantidades en préstamos a Nicaragua y al Salvador, que también entra en esa categoría, porque ese país tiene una situación de deuda muy, muy grave, asevera el experto.

Se basa en el hecho que “es muy difícil lograr la calificación Triple A. Tenerla significa que el BCIE consigue recursos en los mercados de capital como seis puntos de interés más baratos que lo que un país como Costa Rica puede conseguir, y el Banco le transmite la mayoría de esa ventaja financiera a los países, y por eso recibimos créditos mucho más baratos que los que podríamos conseguir en los mercados financieros internacionales”.

Proteger la calificación Triple A, significa millones de dólares en intereses que no habrá que pagar, “pero el Banco va en la ruta incorrecta por el deterioro de esos índices, y el incremento de los gastos administrativos, que es la herramienta que Dante usa para que el personal diga ‘sí’, a cualquier ocurrencia que tiene; para ofrecer a los gobiernos dádivas y regalos, y que los directores le disimulen todo. Perder esa calificación significaría pagar tres millones de dólares más en intereses, por cada cien millones de dólares en créditos”, reflexiona.

El silencio de Centroamérica

Solís objeta que los presidentes de los Comités de Relaciones Exteriores del Congreso y del Senado de Estados Unidos enviaran una carta a los presidentes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Costa Rica, pidiéndoles que detengan la aprobación de nuevos préstamos para la dictadura de Ortega. No porque esté de acuerdo con el régimen nicaragüense, sino porque considera que “eso es intervencionismo". “Eso deben arreglarlo los centroamericanos y los países socios, y Estados Unidos no es socio del Banco. Ojalá los países reaccionaran, pero no me gusta el origen ni quiero validarlo. Estados Unidos, que controla el BID y el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que actúe ahí”, invitó.

Señala que Estados Unidos puede usar su influencia con Taiwán, Corea, Guatemala, Panamá, Argentina, Colombia o México, para que no le den el voto a Dante Mossi, pero duda de cómo vayan a votar los países centroamericanos -incluyendo Costa Rica- porque se han visto altamente beneficiados por el ‘estilo de dirección’ de Mossi.

Los países de la región “reciben regalías. Apenas gana una elección un presidente en Centroamérica, Dante lo llama y le ofrece 200 000 dólares o cifras de esa magnitud para que hagan el Plan Nacional de Desarrollo, que se van en consultorías que nadie sabe en qué se gastan. Si el Banco gana 130 o 140 millones de dólares al año y Dante reparte 10 millones en regalías, para que lo quieran y lo reelijan, eso no se nota en las finanzas del Banco, y él queda bien con los países, que después lo justifican de diversa manera”, relató.

Esa ‘generosidad’ “tiene más poder que cualquier otra cosa, cualquier lógica de enfrentar una dictadura. Esto debe ser un esfuerzo colectivo de los países socios, para no darle excusas a Nicaragua. Por ejemplo, para Costa Rica es muy difícil hacerlo solo, porque Daniel Ortega estaría feliz de que el director de Costa Rica votara en contra de los proyectos de Nicaragua para victimizarse y decir que Costa Rica es ‘antiNicaragua’. Por eso debe ser una acción colectiva”, explica.

Solís también recordó la carta que los directores le enviaron a Mossi a finales de 2021, pidiéndole que controlaron la situación financiera de la entidad, y demandando transparencia en su gestión, señalando que si no cambió nada, es porque de todos modos, después de firmar y enviar esa carta, los directores votaron a favor del presupuesto que les presentó el presidente ejecutivo del Banco, aunque este contuviera “un enorme incremento en cosas irrelevantes, como gastos para hacerse relaciones públicas”.

“Los directores votaron a favor… porque él los protege en materia salarial. Nada se hace si usted protesta en una carta, pero a la hora de poder tomar una decisión, usted vota a favor. Eso es muy lamentable y contradictorio. Ahora él se lava las manos diciendo que los directores son culpables de todo. Espero que los directores despierten y sepan que son cómplices con él, de una posible pérdida de calificación del BCIE… y del deterioro de índices tan importantes como la IGA y el Índice de Eficiencia Operativa”, afirmó.


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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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