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“Todo está más caro”: la espiral alcista de los combustibles

Ganaderos, comerciantes, camioneros, taxistas, productores y gerentes están alertas por combustibles caros, que dan mínimo alivio este fin de semana

Comerciantes de perecederos en el Mercado Mayoreo, de Managua, donde se siente el impacto por el alza de los combustibles. // Foto: Nayira Valenzuela

27 de marzo 2021

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La empresa transnacional que administra “Andrés” dispone de una partida presupuestaria, diseñada para cubrir las fluctuaciones de los precios del combustible, de modo que los cambios —sobre todo las alzas—no afecten la distribución de los productos que entregan en miles de pulperías y locales comerciales de Nicaragua. Por esta razón, aún no está especialmente angustiado ante los efectos que tendría otro incremento en el precio de los carburantes.

“La empresa planifica costos altos para el combustible”, explicó, precisamente para navegar seguros por aguas turbulentas como esta, en la que los precios de los combustibles en Nicaragua acumulan un incremento del 30% en el último año.


Con 19 semanas consecutivas al alza, desde el 9 de noviembre de 2020, los combustibles darán este fin de semana un breve alivio de 1.56 córdobas menos por litro de gasolinas súper y regular (para situarse en 36.65 el litro de súper, y 35.94 el litro de regular) y de 0.78 centavos menos el litro de diésel (para ubicarse en 30.61 córdobas por litro).

Sin embargo, administradores como los de la empresa “Andrés” siguen viendo cómo se consume el dinero planificado, sin tener la posibilidad de incrementar el costo del producto, tanto por razones comerciales como impositivas.

“Andrés” tiene un auto asignado por la empresa, cuyos costos están cubiertos en su totalidad —incluyendo la gasolina— por lo que ni se entera de cómo han subido los precios… hasta que llega el momento de rellenar el auto familiar, que antes hacía a un costo de 500 córdobas semanales, y ahora supera la barrera de los 600 córdobas. “Más del 20%”, graficó.

“Andrés” es afortunado, porque ese sobreprecio directo apenas supera los cien córdobas. Sin embargo, también ha comenzado a notar cómo sube el costo de algunos perecederos que compra a la orilla de la carretera, en el puesto que improvisó un joven desempleado con quien hizo amistad.

“El comerciante ve cómo le subieron los precios por causa del aumento del costo de transporte, así que él también se lo sube al consumidor final. Ese impacto se verá en un promedio de tres semanas”, asegura Juan Carlos López, director del Centro Jurídico de Ayuda a los Consumidores.

“El rubro de los perecederos va a tener un aumento de precio. Los granos básicos han venido en aumento. No ha habido una estabilidad de precios. Estamos viendo cómo el aceite y otros productos, le han ido tirando la ‘guillotina’ al consumidor final”, añade.

¿Qué hay detrás del alza de los combustibles?

El director del Centro Jurídico de Ayuda a los Consumidores asegura que, si se usaran los precios internacionales de referencia de los combustibles, el alza a escala local debería ser de 22% o 23%, pero el sobreprecio interno en las 19 semanas anteriores, “oscila en 35% en el precio por litro”, lo que atribuye a “manipulación” y “falta de transparencia del mercado”.

“Existe una correlación directa entre la falta de fiscalización directa del Gobierno”, y los altos precios que se pagan en el país. A eso se suma que “hay una cartelización razonada con respecto a las empresas que compran y distribuyen combustibles”, y que somos la única nación que “grava los combustibles con cuatro impuestos distintos, que representan el 6% del precio final al consumidor”, con base en la Ley de Hidrocarburos y las leyes tributarias.

La fijación de precios, vía oligopolio, “hace que aquí no haya competencia sana para la distribución de combustibles”, señaló, advirtiendo que “todas las empresas gaseras tienen los mismos precios para todos los consumidores”.

Impacto a taxistas y transportistas de carga en Nicaragua

Ni los dueños de los más de 12 000 taxis que operan en la capital, ni los propietarios de las empresas de transporte de carga, tienen tanta suerte como “Andrés”. Un cálculo compartido por Vidal Almendárez, presidente de la Federación Nicaragüense de Cooperativas de Taxis (Fenicootaxi R. L.), muestra que en este momento, cada operador de transporte selectivo tiene que desembolsar mensualmente, unos 4842.6 córdobas más que hace 20 semanas, cuando comenzó la espiral alcista.

Los datos recopilados por la gremial de los taxistas, muestran que el precio promedio de la gasolina súper subió 31.4% desde los 110.26 córdobas por galón en que se cotizaba a mediados de noviembre de 2020. Siendo que un auto promedio consume cinco galones por turno, esto generaba un gasto de 551.30 córdobas al día, y de 15 436.40 por los 28 días que en promedio trabajan al mes.

Diecinueve semanas después, el galón del mismo tipo de combustible se compra en 144.85 córdobas, lo que significa una erogación diaria de 724.25 córdobas, y de 20 279 en los mismos 28 días de labor mensual, o 2.07 millones por día, si se suma todo el desembolso adicional que deben realizar los algo más de 12 000 taxis que se calcula recorren a diario la ciudad.

Aunque no presentó sus propios números, el gremio del transporte de carga debe asumir costos aún mayores, por cuanto conducen vehículos que tienen mayor consumo por kilómetro, y generalmente deben recorrer distancias de decenas y centenas de kilómetros.

“Como ya he explicado otras veces, estas alzas están afectando severamente al sector”, dijo a CONFIDENCIAL el presidente de la Asociación de Transporte de Carga de Nicaragua, Marvin Altamirano. “Una buena parte [de los socios] pide que nos vayamos a una huelga de brazos caídos”, dijo advirtiendo que lo que puede ocurrir es que se pongan de acuerdo en no salir de los predios donde guardan sus vehículos, si no obtienen precios que les permita compensar el alza.

“Técnicamente, las opciones que tienen el transporte de carga como los taxis para poder solventar esta situación, es disminuir operaciones, o renegociar con el cliente”, dijo López, el defensor de los consumidores.

Para los camioneros es más complicado, de modo que su carga, sea mercadería importada o local, llega más cara a los mercados, donde se le traslada el nuevo costo al comprador final.

Altamirano afirma que, los transportistas que pueden, negocian con las empresas que los contratan y logran aumentar la tarifa para cubrir el sobreprecio, pero hay empresas que no aceptan la nueva tarifa, a las que simplemente, no les envían camiones.

“Después de Semana Santa nos reuniremos para decidir”, adelantó.

Mayores costos de operación por combustibles caros

Las empresas que integran la Asociación de Distribuidores de Productos de Consumo Masivo de Nicaragua (Adiprocnic), tienen en común la alta dependencia del factor transporte para poder hacer negocios. Sea que usen los camiones para trasladar los productos desde las fábricas (o las aduanas) hasta sus bodegas, o para hacérselos llegar a sus clientes minoristas.

“Ese es un tema que siempre está latente por la afectación que causa a cada una de las empresas”, dijo Jorge Somarriba, presidente de la Asociación. El resultado es que “eleva el costo operativo, lo que se refleja en el precio de venta, y castiga al consumidor final”, añadió.

La alternativa que tienen los dueños y administradores es renunciar a una parte de su margen de ganancia, a la vez que tratan de transferir algo de ese sobreprecio al consumidor, sin olvidar que “la materia prima ya viene más cara”.

“Es una cadena que termina afectando al consumidor, pero también a nuestras ventas, que bajan, y a los empleados, cuyo número depende de lo que estén generando, y a otros rubros como la publicidad”, detalló.

Guardando las distancias y admitiendo las diferencias de magnitud, la situación de estos gerentes y dueños se parece a la de los taxistas. Almendárez recuerda que antes que comenzara la espiral alcista, “el combustible representaba el 50% del costo de operación, y ahora se acerca al 70%; los lubricantes, del 10% al 15%; y las llantas, baterías y repuestos, fluctúan entre 30% y 40% del total, lo que en su conjunto, representa un impacto significativo, que supera el 30%”.

“Esta es una situación compleja, que obliga al taxista a incrementar la tarifa para cubrir los costos de operación”, sin olvidar que el taxista mismo también es consumidor, así que “necesita mejorar sus ingresos para poder cubrir el sustento de su familia”, complementó.

Si bien cuentan con la alternativa de aumentar la tarifa, esto los enfrenta con los usuarios, “que entienden lo que pasa, pero ellos también tienen dificultad para cubrir el incremento de los costos”, recordó.

Alzas sobre alzas

Los ganaderos tampoco escapan a esa situación, sea que requieran transportar leche desde el establo hasta el centro de acopio —lo que tiene que hacerse en las dos horas siguientes al ordeño para garantizar la más alta calidad del producto— o llevar los semovientes de una finca a otra, o directamente al matadero.

“No es lo que se está incrementando en este momento, sino que esto se suma a un acumulado de alzas”, relató Álvaro Vargas, presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), recordando que “a las cooperativas les están haciendo pagar impuestos municipales, entre otros, de los que deberían estar exentos”.

El ganadero y líder gremial, recuerda que hace pocos días, él quería mover un camión con ganado entre Comalapa y Cuapa, en Chontales. Normalmente, el viaje le costaba 4000 córdobas, pero en esa última ocasión, el camionero le comunicó que el nuevo precio era de 4300 córdobas.

“Cuando le pregunté al transportista el porqué de ese aumento desmesurado, este me contestó que todo estaba más caro, y que el combustible se fue por las nubes”, narró a CONFIDENCIAL.

“La preocupación viene con el inicio del ciclo agrícola 2021 – 2022, que afectará más a los cultivos de agroexportación y al arroz, que es de consumo interno, porque se trata de rubros totalmente mecanizados”, declaró.

Este nuevo sobreprecio se suma al incremento de costos que les cargó la reforma tributaria de marzo de 2019, el de los cada vez más caros insumos y fertilizantes que deben comprar, y al constante incremento de la tarifa de energía eléctrica para riego, que “golpea duramente la hoja de costos del productor”, añadió.

Vargas recuerda que Nicaragua no puede traspasar esos costos a sus compradores en el extranjero, porque “somos un país tomador de precios internacionales, así que no podemos vender más caro”, advirtiendo a renglón seguido que “el consumidor local de granos básicos, también se verá afectado en el mediano plazo”.

La respuesta del gremio ha sido ofrecer capacitación, y recomendar a sus socios la adopción de soluciones tecnológicas para ayudarles a manejar los costos, “pero nosotros no controlamos ni los impuestos, ni el costo de la electricidad, ni el de los combustibles, o los precios que los mercados externos pagan por nuestros productos”, señaló Vargas.

El líder agropecuario dijo que el gremio está “preparando nuestras hojas de costos. Vamos a compararlas con los precios internacionales, con la finalidad de enviarlas a las autoridades competentes, para que vean las dificultades que pasa este sector… que es el que genera empleos, divisas y garantiza la seguridad alimentaria, pero lo golpean porque lo ven como la gallina de los huevos de oro, como una alcancía a la que tratan de ordeñar lo que no tiene”, graficó.


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Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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