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“Piñata” FSLN en alcaldías

Administraciones liberales heredan deudas millonarias, vehículos destrozados y “pérdida” de propiedades. "¡Es un saqueo total!", denuncian

Confidencial | Ilustración | Juan García

Wilfredo Miranda Aburto

5 de febrero 2018

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La oficina de Isidro Irías sigue concurrida a pesar que ya es mediodía. La hilera de hombres y mujeres sigue inamovible al pie de la puerta del despacho. Mientras, el movimiento que azuza el inminente almuerzo lo protagonizan los trabajadores de la Alcaldía de El Cuá: Salen a la calle central de este municipio jinotegano, donde los asados de cerdo, carne y pollo emanan una amarillenta y grasienta humareda. El nuevo edil del partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) almorzará más tarde. Su agenda está llena. Sus nuevas obligaciones han estado centradas en dos flancos: Atender demandas y peticiones de los pobladores, y documentar lo que él llama,  “el saqueo de la alcaldía” por parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Irías ganó las elecciones municipales en El Cuá, uno de los pocos municipios de Jinotega donde gobernaba el partido de gobierno. La zona es conocida por su tradición opositora y zona caliente de los denominados grupos armados por razones políticas, a quienes Ejército y Policía exterminan bajo el argumento de “delincuencia común”. El Cuá está flanqueado por el Macizo de Peñas Blancas y el Cerro Kilambé (donde ha habido enfrentamientos armados). La mañana es enfriada por la bruma que, como tejido adiposo, envuelve los picos de las montañas. Es un día de enero apacible… aunque entre los pobladores hay expectación evidente. En realidad, desde el 19 de enero, cuando Irías tomó posesión. Las miradas curiosas convergen en la alcaldía: Los mismos funcionarios sandinistas siguen saliendo de la sede edilicia en busca del almuerzo, pese a que muchos los vieron a ellos “llevarse computadoras”.


— Me han dejado problemas y más problemas— se queja Irías.

El nuevo alcalde apunta con su mano derecha a una mujer joven, piel blanca y tersa, que viste un ajustado vestido rojo. Es la hija del Secretario Político sandinista de El Cuá y actual responsable de recursos humanos de la comuna, Adriana González.

— Véala a ella, quizá la remueva del cargo, pero no la voy a correr.

— ¿Y por qué no la correrá, si es hija de la figura poderosa del partido?

— Yo no vengo a vengarme de nadie, pero da tristeza ver cómo dejaron la alcaldía.

El alcalde Isidro Irías llora tras explicar el estado actual de la Alcaldía. Carlos Herrera/Confidencial

Irías es un tipo alto, pecho ancho, bigote montado sobre la nariz aguileña y ojos hundidos. También viste de rojo. En la bolsa de la camisa lleva medio paquete de cigarro, una rasuradora color verde (las heridas en la barbilla denotan un uso compulsivo de la descartable), y un lapicero con en el que apunta los reclamos de los pobladores, pero sobre todo los daños del mobiliario y las deudas heredas por la administración sandinista saliente.

El exalcalde Raúl Antonio Acevedo Lara (un liberal constitucionalista converso al sandinismo como su correligionario Wilfredo Navarro, diputado ante el Parlamento) legó a la nueva administración edilicia una deuda de seis millones de córdobas. 1 millón 700 mil córdobas del adeudo corresponde al pago de 20 indemnizaciones a exfuncionarios sandinistas. Las liquidaciones fueron calculadas al margen de lo que establece la Ley del Trabajo. En lugar de la normativa, fue usado un Convenio Colectivo, que contempla el pago de dos meses de salario ordinario por cada año trabajado.

El Convenio Colectivo y la sorpresiva reactivación del sindicato mantiene molestos a los colaboradores del alcalde Irías. Para ellos y algunos pobladores, eso es muestra suficiente de “mala fe” y razón para “correrlos a todos”. El Convenio Colectivo fue dado a conocer después de la derrota del Frente Sandinista en El Cuá. Sin embargo, el documento, rubricado por el exedil Acevedo Lara y la junta directiva del sindicato, está fechado el 30 de junio de 2017.

Jenny Domínguez Montes es parte de la directiva del Convenio Colectivo, pero se enteró de ello hasta finales de noviembre. La vicealcaldesa, Yadira Gurdián, fue la encargada de activar el sindicato.

— Todavía no tengo conocimiento a fondo de qué se trata ese convenio.

— Pero usted firma y es parte de la junta directiva — insistimos.

— Cierre la puerta de la oficina, por favor.

Es la condición que Domínguez Montes pone para conversar con Confidencial.

— Después de las elecciones vinieron a pedirme la cédula y decirme que firmara ese documento.

— ¿Y por qué no dijo que no si no sabía qué era?

La joven sonríe con sorna.

— Porque nadie puede decir que no. Hicieron una reunión luego y dijeron fulano y fulano son parte de la directiva. Eso fue todo.

Entre las 20 indemnizaciones que debe pagar la nueva administración está la de Félix Rosales Cano. Él renunció al puesto de gerente municipal el pasado cinco de enero. Su liquidación es la más jugosa: 419 mil 148.60 córdobas, de acuerdo al cálculo de recursos humanos en poder de CONFIDENCIAL.

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— Ese Convenio es ilógico. No he visto a ningún abogado que diga que, en base a ley, hay que pagarle dos meses de salario por año a un trabajador, más cuando él pide su renuncia — reclama el edil Irías —. Recibimos financieramente la alcaldía con fondos de 124 mil córdobas.

Al cambio oficial, el efectivo de la comuna de Él Cuá son 4 mil 36 dólares. Con esto no alcanza ni para pagar la tercera parte de la liquidación del exgerente municipal.

Más deudas y reducción de transferencia

La amortización “de préstamos obtenidos del sector privado a corto plazo” representa la deuda más grande heredada: 3 millones 240 mil córdobas 743 córdobas en concepto de “Calles para el Pueblo”. Las municipalidades deben pagar por este programa insignia del gobierno del comandante Daniel Ortega y Rosario Murillo, pese a que la propaganda oficial otorga todos los créditos a la pareja presidencial.

— Tenemos documentos en los que el secretario del Concejo, Don Douglas González, emitió un certificado en el que aprobó pagar a un contratista de apellido Bermúdez 1 millón 100 mil pesos por reparaciones de caminos— denuncia Irías.

El alcalde pide que hablemos bajo.

— ¿Por qué? —. Vuelve a apuntar con su mano, pero esta vez con la izquierda, hacia la oficina siguiente, la de Recursos Humanos.

— Hay orejas en toda la alcaldía.

El proyecto Calles para el Pueblo debe ser pagado por las alcaldías. Carlos Herrera/Confidencial.

Los seis millones de las deudas sandinistas deben pagarse con el primer desembolso de la transferencia municipal. El dinero es entregado en tres partes. Datos del Ministerio de Hacienda y Crédito Público exponen que para El Cuá han sido aprobado 50 millones 127 mil 939 córdobas para 2018. De ellos, 7 millones son para gastos corrientes y 52 millones 964 gastos de capital.

Sin embargo, el Presupuesto Municipal de El Cuá aprobado para 2018 por el alcalde saliente Acevedo Lara, no se corresponde con las cifras de Hacienda. El documento establece los mismos siete millones en gastos corrientes, pero una reducción significativa del gasto de capital, cantidad que se desploma de 52 millones a 22 millones 836 mil 903 córdobas.

— Nos han reducido las transferencias — lamenta el alcalde opositor—. Si dividen en tres entregas estos 22 millones que nos están dando para gasto de capital, en el primer desembolso del año es de 7 millones y medio, de los cuales seis ya están comprometidos con la deuda.

CONFIDENCIAL no logró contactar a ningún funcionario del Ministerio de Hacienda para consultar sobre esta inconsistencia. Tampoco ubicó, ni en El Cuá ni en su celular, al exalcalde Acevedo Lara para contrastar las acusaciones de Irías.

Saqueo de Radio Bosawás

Irías camina a pasos largos. Interrumpe la entrevista y nos guía a una cabina radial abandonada, hedionda a moho. Hay monitores de computadoras amontonados, enredados en cables VGA. Una vieja consola de audio yace en una esquina. No hay más en la cabina. El nuevo alcalde está recostado en el marco de la puerta. Da un sorbo profundo al cigarro.

— ¡Filme, filme!, que las imágenes hablan más que mil palabras — anima al camarógrafo.

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La frecuencia de Radio Bosawás, propiedad de la Alcaldía de El Cuá, fue cancelada por una resolución del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (TELCOR). El argumento del ente regulador fue el que el transmisor de la emisora operaba a una potencia superior a la autorizada. Irías comenta que es raro que la sanción fue publicada en La Gaceta en septiembre de 2017, pero hecha efectiva tras conocerse los resultados de los comicios municipales. El alcalde habla con el cigarro entre los labios. Hace una pausa y vuelve a sorber.

— No dejaron nada. Pusieron esas pantallas de computadoras como para taparle el ojo al macho, como decimos nosotros… Si fue la frecuencia la que cancelaron, no debieron llevarse los equipos y el transmisor.

Irías arroja el cigarro. Con su bota aplasta y apaga la colilla. Nos conduce al patio.

Manuel Padilla está zambullido en el motor de la camioneta Hilux que estaba asignada a José Aníbal González López, secretario político del Frente Sandinista en la región. Es el vehículo más dañado que recibió la administración de Irías. Padilla, mecánico de la municipalidad, enumera los daños aprisa: Cremallera, sistema de dirección, balineras, patentes, cruces cardánicas, diferencial delantero y el sistema de acoplamiento de la doble tracción.

Esta camioneta la rescataron en el municipio de Bocay, donde el secretario político realizaba labores partidarias. Padilla revisaba la camioneta y encontró un recibo de 1 mil 320 córdobas por la compra de un filtro de combustible en la guantera.

— Este filtro vale entre 500 a 600 córdobas en este municipio — protesta el mecánico mientras muestra con insistencia la factura rectangular—. Me parece injusto. Usted sabe, la conciencia de cada quien, porque es el dinero del pueblo. Guardé este recibo porque no lo vi bien.

El alcalde Irías contó (antes de traerlos al patio) que mientras fue concejal opositor reclamó al edil sandinista por la asignación de la camioneta, un bien de la comuna, al secretario político partidario. Pero nunca obtuvo respuesta.

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Padilla también tiene la agenda ocupada. Debe reparar las doce de las quince motos que la gestión sandinista dejó en el inventario. A ninguna le sirve el sistema eléctrico. Hay que repararles los frenos, las quijadas y los discos de embriague y hacer cambio de llantas en general.

La retro excavadora de El Cuá tampoco funciona. Fue entregada con el sistema hidráulico que acciona la pala en mal estado. El día que el equipo de CONFIDENCIAL llegó al municipio, el alcalde Irías enviaba la pieza a Managua para buscarle reparación.

— Es de suma importancia que ese bajop esté bueno para ir a arrancar un poco de material e ir a tapar algunos hoyos. Las llantas están pelonas, una está ponchada. La dejaron el brazo puesto para que no se mire que la llanta está apachurrada.

— Hay bastante daño. ¿Cuánto vale la reparación?

— Estamos en eso… lo primero es ver cómo hacemos para sacar fiadas las llantas.

El mecánico Padilla interrumpe al alcalde y muestra una pequeña estación sismológica instalada frente al auditorio de la alcaldía. Funcionaba con energía solar hasta hace poco. Pero los paneles desaparecieron cuando el sandinismo traspasó la comuna.

No le entregaron propiedades

Irías nos conduce a su despacho nuevamente. Los trabajadores (hace una hora volvieron de almorzar) miran con cierto recelo a la nueva autoridad municipal, un tipo alto y recio, que usa gorra, como algunos productores que están pagando impuestos en la caja de la alcaldía esta tarde ya no tan fría.

— Esperen un ratito. Ya me desocupo — le comunica el alcalde de CxL a una señora que bajo el brazo lleva un fólder amarillo (el currículo de su esposo).

Irías toma asiento en medio de su escritorio. De la gaveta derecha saca un folio grueso, del alto de unas tres resmas de papel. Es la memoria de entrega de la alcaldía, facilitada por su antecesor. Pese al tamaño del documento, el inventario heredado no es detallado. Con encono afirma que el inventario original con todos los bienes públicos fue sustituido.

— Hicieron un inventario con las cosas que quisieron dejar. Había como cien sillas plásticas, en las que el Concejo Municipal sesionaba, y solo dejaron como seis.

— ¿Quién se las llevó?

— De nada sirve decir nombres si no hay justicia en este país. El punto es que si desaparecieron algo tan insignificante como las sillas del pueblo, cuánto más pudieron llevarse.

Aparte de la sede de la municipalidad, la administración sandinista entregó los campos de béisbol y fútbol. Pero hay otras propiedades que las nuevas autoridades afirman no les han sido entregadas, como el edificio donde funcionaba “La Aguadora” de El Cuá, y un terreno de doce manzanas comprado en 2016.

Irías asegura que, al menos, el edificio de “La Aguadora” fue traspasado por el exalcalde Acevedo Lara “a instituciones del Estado”.

— ¿Hay documentos que prueben ese traspaso al Estado?

— De eso no tengo pruebas, de que haya sido un traspaso con papeles, pero es un hecho que no lo entregaron… históricamente ese edificio ha sido de la municipalidad.

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CONFIDENCIAL pudo observar que en el edifico de color verde menta funciona el programa social Hambre Cero y las oficinas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).

El terreno de doce manazas fue comprado por exedil Acevedo Lara el 30 de junio de 2016 al secretario político José Aníbal González López, según consta en la escritura pública 155 de desmembración y compra en poder de Confidencial. La administración sandinista le pagó a su secretario político 3 millones 500 mil córdobas para la construcción del proyecto denominado “Parque de Gran Atractivo y demás Obras Asociadas” en la comunidad de La Chata.

El terreno no fue entregado al nuevo alcalde opositor.

— No dieron ninguna información de todos los bienes que le están robando a la población — protesta Irías. Está sentado en una de las sillas plásticas que usaba en su época de concejal.

Después de varias horas describiendo cómo recibió la alcaldía de El Cuá, abruptamente pide que dejemos de grabar. La entereza de su denuncia es interrumpida cuando se le entrecorta la voz. Las lágrimas, tercas, delatan el llanto que este agricultor norteño intenta disimular.

No puede.

El alcalde llora.

— Sinceramente uno se llena de coraje, da cólera… te da de todo. Da tristeza de ver que hay un gobierno tan malo, que no se preocupa por el pueblo—.

Por menos de un minuto es un llanto incontenible. Impotencia. Frustración.

— Voy a luchar hasta donde pueda. O sea, a mí no me van a parar de hablar, de querer hacer las cosas bien para este pueblo. Aunque me quieran atar las manos. Da rabia, pero uno es creyente en Dios. El de arriba todo lo ve— advierte Irías.

Saqueo en La Trinidad

Bismarck Rayo, alcalde electo de La Trinidad por el PLC. Ni una computadora le dejaron en su despacho, denuncia. Carlos Herrera/Confidencial

El municipio de La Trinidad también está asentado entre montañas. Pero no son elevaciones verdosas como las de Jinotega. A 30 kilómetros de Estelí, las cimas de La Trinidad tienden a ser áridas, marrones. Pero hay vacas pastando en lo alto. Desde la alcaldía del pueblo, los animales apenas se distinguen. Es un palacio municipal de fachada moderna y sin gran atractivo. Desde el pasado 22 de enero, Bismarck Rayo volvió a ingresar al recinto con la investidura de alcalde.

Ganó las municipales de 2017 bajo la casilla del Partido Liberal Constitucional (PLC). Sin embargo, ya había tutelado La Trinidad en el periodo 2008-2012. El Frente Sandinista, con Rosa Haydée Rosales Raudales como alcaldesa, lo administró hasta este enero.

Rayo esperó que el traspaso edilicio sucediera como en 2012: Entregó un inventario por cada área de la alcaldía.

— Hasta el último lápiz que había en mi oficina entregué — rememora Rayo. El despacho del edil está al fondo del edificio. Un escritorio ancho y largo domina la oficina, rodeada de sofás y sillas. Rayo heredó a la alcaldesa Rosales Raudales un escritorio con computadora y un despacho con televisor. No hay ninguno rastro de los dos aparatos.

El alcalde electo solicitó en varias ocasiones participar en el traspaso, pero solo recibió negativas de la administración saliente. La ex edil Rosales Raudales le comunicó que “se estaba entendiendo con Instituto Nicaragüense De Fomento Municipal”.

Así quedó la biblioteca municipal tras el saqueo de las computadoras. Carlos Herrera/Confidencial

— Nos bolearon. Al final, solo me entregaron un documento donde, supuestamente, iba toda la información. La alcaldesa saliente expresó que dejó una alcaldía cero deudas, y ahora, que estamos ejerciendo y funcionando, están saliendo cosas.

Rayo se refiere directamente al préstamo que deben pagar por Calles para El Pueblo. En este municipio la suma es de dos millones 76 mil 155 córdobas, de acuerdo al acta de certificación número 17-2017.

Pero las deudas heredadas no es el episodio más sonado del traspaso municipal por parte del Frente Sandinista. La vice alcaldesa Evelia Molina resalta el “saqueo” de 41 computadoras de la biblioteca y la alcaldía municipal. Los videos de hombres cargando camiones de CPU, monitores y muebles son virales en las redes sociales de La Trinidad.

— Hice la pregunta a las personas que las estaban bajando las computadoras, y ninguno respondió. Vehículos blancos, una camioneta gris, subieron las computadoras con todas sus mesas y vi que las llevaron al norte. No sé cuál fue el destino que le dieron.

Quien sí obtuvo una especie de respuesta fue el alcalde Rayo. Las computadoras fueron retiradas bajo el argumento “de que un organismo” afín al Frente Sandinista las había donado. Sin embargo, hurgando en los archivos contables, la nueva administración encontró una factura y el cheque número 21357, que demuestran que 21 computadores fueron comprados con 578 mil 305 córdobas del erario municipal. El resto de las computadoras fueron donadas por un hermanamiento entre La Trinidad y la ciudad alemana de Moers.

La vicealcaldesa Molina vio el saqueo de las bodegas de la alcaldía. Exfuncionarios sandinistas desaparecieron un ring de boxeo, equipamiento deportivo y madera. Una de ellas está ubicada en el rastro municipal. Juan Ramón Picado es el cuidador de ese sitio, pero prefiere no ahondar en detalles por miedo a represalias.

— Acá habían cuestiones de herramientas, y solo ellos lo manejaban.

— ¿Quiénes?

— Los de la alcaldía. Lo vinieron a sacar, pero la verdad no sé más nada — excusa Picado. El miedo ha descompuesto su rostro frente a la cámara.

Módulo de construcción paralizado

En el mismo patio del rastro municipal está un modulo de construcción paralizado en un 80%. Alex Rocha es el mecánico municipal. Ha pasado toda la mañana dándole mantenimiento al patrol, el único que funciona en su totalidad. La compactadora tiene fallas en el sistema eléctrico. El sistema hidráulico de la pala mecánica tiene múltiples fugas. Y hay otro tractor CASE, el más grande, que tiene ocho meses imposibilitado.

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— Cuando fui alcalde por primera vez adquirimos un módulo de maquinaria nuevo. Toda estaba funcionando bien. Los vehículos, lo que eran camiones recolectores y motos, estaban en perfecto estado. Ahora encontramos el modulo destruido, paralizado. Tenemos que hacer un diagnóstico para ver lo que tiene malo — pormenoriza el alcalde Rayo.

Un asistente de Rayo interrumpe la plática:

— ¡Alcalde, alcalde! Disculpe: Ya tienen las luces en Estelí.

El asistente debe ir con urgencia a Estelí a comprar los faros de la Mitsubishi L200 de la municipalidad, placa ES 04074, que fue entregada, además, sin retrovisores y varios choques.

El alcalde saca del escritorio un manojo de billetes de 10, 20 y 50 córdobas. Las arcas de La Trinidad fueron entregadas con 260 mil córdobas.

— Tome, vaya y pida factura — ordena Rayo.

El asistente sale apurado del despacho. La vicealcaldesa Molina aprovecha la pausa de la plática para mostrarnos los baños de la alcaldía. Desde que llegamos ha insistido con ello. El edil retoma otra conversación con su asesor financiero.

— Ni papel higiénico encontramos en los baños. Hasta eso se llevaron. No dejaron ni folders, lapiceros, escobas. ¡Es un saqueo total, total, total! Vengan a ver — grita la vicealcaldesa.

Atravesamos un tumulto de personas que esperan a Rayo para plantearle inquietudes abiertas tras el cambio de gobierno local. Pasamos un jardín polvoriento, subimos tres escalones, y a la izquierda están las tazas de los inodoros con sus tanques sin tapas. No tienen conexión a la corriente de agua. Para lavarse las manos hay que usar el barril de agua a la par del lavamanos. De una de las paredes sobresale un tubo roto. Y del tubo sobresalen inquietas y grandes cucarachas. Bullen. Es como que si quisieran escapar de algo. Frenéticamente unas se encaraman sobre otras. Por ahora, en la bodega de la comuna no hay ni una lata de veneno para exterminarlas. Mientras tanto, a la nueva administración opositora le toca hacer sus necesidades fisiológicas en compañía de las cucarachas.


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Wilfredo Miranda Aburto

Wilfredo Miranda Aburto

Periodista. Destaca en cobertura a violaciones de derechos humanos: desplazamiento forzado, tráfico ilegal en territorios indígenas, medio ambiente, conflictos mineros y ejecuciones extrajudiciales. Premio Iberoamericano Rey de España 2018.

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