11 de septiembre 2021
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El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) decidió guardar silencio en su efeméride más importante: el Día Nacional del Empresario, instaurado el 8 de septiembre, como un homenaje al natalicio del entonces presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), Jorge Salazar Argüello, asesinado en 1980 mientras ocupaba de forma temporal la presidencia de esa entidad gremial.
Desde hace unos años, las cámaras empresariales usan la fecha para mostrar su músculo económico, con una gran actividad que reúne a los rostros visibles de los capitales privados más importantes del país, y se entregan reconocimientos a quienes destacan en diversas actividades económicas dentro y fuera de la nación, como marco al cierre e inicio de un año más, para la persona que ocupa la presidencia de la cúpula empresarial.
Incluso en 2020, los presidentes de las cámaras afiliadas al Cosep decidieron no realizar un acto por la pandemia de covid-19, que comenzaba a perder intensidad, pero mantuvieron el compromiso de elegir a su presidente en esa misma fecha, con la novedad de que, por primera vez en más de una década, José Adán Aguerri no se presentaba a la reelección.
El resultado fue que Michael Healy, presidente de Upanic, se impuso a Mario Hanón, presidente de la Asociación Nicaragüense de Formuladores y Distribuidores de Agroquímicos (Anifoda), por lo que asumió la presidencia del Cosep para un periodo de tres años.
Un año después, el pasado miércoles 8 de septiembre, el acto más notable del gremio fue el silencio. El Cosep no emitió un pronunciamiento sobre la situación del sector privado en la crisis nacional. Ni siquiera un recordatorio del Día del Empresario, mientras tres de sus representantes, su expresidente José Adán Aguerri, el banquero Luis Rivas, y el gerente de La Prensa, Juan Lorenzo Holmann, se encuentran en las cárceles de El Chipote como parte del grupo de más de 30 personas encarceladas por el régimen desde finales de mayo previo a la elección de noviembre.
"Nada que celebrar"
CONFIDENCIAL conversó con los presidentes de seis cámaras asociadas al Consejo Superior, quienes accedieron a explicar esa decisión con el requisito de hacerlo desde el anonimato. Si bien dos de ellos justificaron la paralización como una medida de prevención ante la pandemia, los demás explicaron que, más que temor al contagio, hay miedo a las represalias.
“La semana pasada se acordó no hacer ni decir nada. Efectivamente, fue la primera vez que no se hace ni dice nada. Antes de las últimas amenazas del "Chele" Grigsby (propagandista del régimen William Grigsby), se había pensado hacer un evento virtual, pero después de eso se asustaron y decidieron que mejor no”, dijo uno de los presidentes.
“La situación sanitaria está peor que nunca y no pensamos que sea un momento adecuado para organizar eventos, aunque sean en línea. Muchas empresas tienen a varios empleados enfermos y la preocupación primordial ahorita es cómo abordar la crisis sanitaria… en medio de todo el contexto de represión”, admitió otro.
En similares términos se expresó otro de sus colegas, al decir que “no era apropiado, porque lo que dijéramos podían devolvérnoslo con acciones represivas”. Finalmente, un miembro más del grupo lo resumió con una frase que rezuma claridad y pesimismo, al señalar que “se decidió que no íbamos a hacer nada especial. De todas maneras, no hay nada que celebrar”.
