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Costa Rica espera más nicas a finales de 2019

Servicios están desbordados, pero Presidencia no decreta emergencia humanitaria. Investigan muerte de nica: “Aquí no hay impunidad”

Carlos F. Chamorro

19 de agosto 2019

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San José, Costa Rica-. El Gobierno de Costa Rica estima que a finales de este año podría aumentar la ola migratoria de nicaragüenses, producto de la crisis política provocada por la dictadura, y llegar hasta 100 000 solicitantes de refugio, desde que inició la crisis en abril del año pasado. Mientras “no se normalice la situación en Nicaragua, seguirá aumentando el número de nicas en este país” admitió el canciller Manuel Ventura.

Sin embargo, Costa Rica no contempla decretar una emergencia humanitaria para solicitar más ayuda internacional ante una situación que, reconoce, está desbordando la capacidad de atención de sus servicios. “Esa es una decisión que la presidencia no ha querido tomar porque tiene una serie de connotaciones tanto a nivel interno como internacional”, explicó Ventura en una entrevista televisiva en Esta Semana. “Se está tratando de manejar las cosas de otra manera”, indicó.


Exjuez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Ventura fue uno de los expertos convocados por la OEA que tipificó la situación de Venezuela como crímenes de lesa humanidad, para abrir un proceso contra el presidente Maduro ante la Corte Penal Internacional.

El canciller costarricense rechazó las acusaciones del gobierno de Nicaragua sobre la muerte del nicaragüense Henry Ruíz López, a manos de la fuerza pública tica en un incidente ocurrido en la zona fronteriza el lunes pasado. “Aquí no existe esa impunidad en la que pueden matar a la gente e irse tranquilos para la casa. Hay una investigación. Son juzgados y si son culpables son sancionados”, dijo Ventura rotundo.

Desde que estalló la crisis de abril en Nicaragua, más de 65 000 nicaragüenses han solicitado refugio en Costa Rica para protegerse de la represión de la dictadura. Sin embargo, un año después la mayoría de los refugiados enfrentan una situación económica y social precaria, y demandan atención urgente a las autoridades. ¿Que responde el gobierno costarricense?

Esta semana firmamos un convenio con la OEA muy importante por la suma de 650 000 dólares destinados a los migrantes nicaragüenses. Para ayudarlos de una forma u otra. Tenemos en proceso como doce proyectos más con la comunidad internacional para dar esa ayuda. Estamos conscientes de que mucha gente viene aquí, pasa migración, se le da su tarjeta y no pueden trabajar hasta unos meses después. Mientras tanto, ¿qué hacen? Han tenido la suerte de que muchos tienen familiares aquí pero otros muchos no tienen. Es una situación difícil comer tres veces al día en esas circunstancias.

¿Cuál es la envergadura de este problema social y humanitario? ¿Cuántas personas de Nicaragua han solicitado refugio desde abril del año pasado?

Aproximadamente poco menos de 60 000, poco más de 60 000. Se esperaba que lleguen a 100 000 a final de este año. No es corroborado, esas cifras últimamente, pero sí es un problema muy delicado, y gracias a la comunidad nicaragüense muchas de esas personas en el exilio han recibido comida dos veces al día, techo y paredes para dormir.

¿Cuántas de esas personas han podido obtener el carnet temporal? ¿Cuántos tienen premiso de trabajo?

Es una proporción relativamente baja, porque tenemos un procedimiento migratorio limitado. No son muchas las personas que trabajan allí (migración), y los procedimientos nuestros son burocráticos. Una cifra exacta no se la puedo dar, pero sí sé que es una proporción baja.

Canciller, pero los servicios, las autoridades costarricenses, ¿están desbordadas por este flujo que sigue aumentando?

Definitivamente. En tanto no se estabilice y normalice la situación en Nicaragua, seguirá aumentando el número de nicaragüenses en este país.

¿Cómo enfrenta Costa Rica esta situación? Usted mencionó este proyecto de la OEA. Sin lugar a dudas aliviará a centenares de familias, pero esto es una inyección de recursos muy pequeña frente a la demanda que está planteada. ACNUR por ejemplo está solicitando un presupuesto de más de cinco millones de dólares.

Y nosotros estamos solicitando cifras altas al Banco Mundial, al Banco Interamericano de Desarrollo, y a algunas otras oenegés precisamente porque es una cosa difícil de manejar. Aunque en este país los niños tienen educación gratuita, así como atención en los hospitales, pero bueno eso no es todo. Se necesita trabajo. La alimentación la provee un grupo llamado SOS Nicaragua aquí. Servían 1, 500 comidas al día. Es impresionante con la ayuda humanitaria que entre ellos mismos logran recoger.

¿Por qué no decretar emergencia?

Cuando uno habla con las organizaciones que están más involucradas en esta asistencia de emergencia como SOS Nicaragua, Cenderos y otras, todas preguntan al gobierno de Costa Rica ¿por qué no decreta una emergencia humanitaria para convocar a mayor cooperación internacional y poder enfrentar esta situación?

Esa es una decisión que la presidencia no ha querido tomar porque tiene una serie de connotaciones tanto a nivel interno como internacional. Se está tratando de manejar las cosas de otra manera. Es un tema sensible internamente. La sociedad costarricense y las autoridades han estado abiertas totalmente a cooperar en lo que puedan con la migración nicaragüense, y han tenido las puertas abiertas. Declarar esta emergencia tiene consecuencias políticas internas un poco más serias.

¿Hay conciencia de la gravedad de este problema de migración mientras América Latina, Estados Unidos, está mirando a la migración del Triángulo del Norte?

En mi visita a Washington conversé con funcionarios del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Para estas instituciones lo que existe principalmente es el problema de Venezuela. Eso había invisibilizado el problema de Nicaragua. Pero tratamos de hacerlo patente para que tuvieran conciencia. Nos incluyeron en algunos proyectos de ayuda que estaban destinados únicamente a migrantes venezolanos en Colombia, por ejemplo, que son cifras enormes. Pero la cantidad de nicaragüenses en Costa Rica es proporcionalmente más alta que la que tienen esos países.

Algunas comunidades nicaragüenses están expresando situaciones de desesperación. Hay un grupo de nicas que están apostados frente a la sede la OEA en San José en una huelga de hambre. Reclaman que fondos de ACNUR sean trasladados directamente a migrantes nicaragüenses. ¿Le preocupan estas expresiones desesperación?

Por supuesto nos preocupa y mucho. Esperamos poco a poco ir solventando este problema. Pero no es fácil en un país que atraviesa una crisis económica difícil y en el cual hay desempleo alto en este momento. Que vengan más personas de afuera dificulta más las cosas.

Los nicaragüenses que ya tienen permiso de trabajo, son un poco más de 8 mil, ¿hay algún registro de las oportunidades a las que pueden acceder? ¿Qué tipo de empleos?

El problema de los nicaragüense no es el de los colombianos ni venezolanos que han venido a Costa Rica, que cuentan con un nivel bastante alto de educación o son ya profesionales, y han tenido la facilidad de insertarse en el mercado, en profesiones liberales o son empresarios con dinero; levantan edificios, venden casas, carros, en cambio, el nicaragüense es una gente muy sufrida que viene a pie, muchos de ellos no saben leer y escribir. Así que no es tan fácil incorporarse al mercado. Usted los ve trabajando como guardas en los barrios residenciales o en el corte de caña, en la recogida de café y labores agrícolas que son estacionales, desgraciadamente. Es más difícil que se inserten en el mercado laboral por esa carencia de educación técnica o humanística.

Usted decía que ese flujo podría llegar a 100 000 personas este año. En Nicaragua hay proyecciones que la economía decrecerá otra vez entre -6 y -8%. Habrá más desempleo, más pobreza, mientras se mantiene un cierre total del espacio político y las negociaciones de Ortega y la Alianza Cívica. ¿Están preparados para un incremento de la migración?

Mire, así como decirle que estamos preparados, listos cómo esperando la gente con todo lo que necesitan, no. Usted sabe las limitaciones de nuestros países, pero sí estamos dispuestos a dar toda la ayuda del caso. Nosotros nos hemos visto muy afectados en el plano comercial y económico. Nuestras exportaciones a Nicaragua han bajado drásticamente. Allá la gente no tiene trabajo, con qué comprar. Nuestras importaciones al Triángulo Norte han sufrido seriamente, porque a cada rato hay limitaciones en el tráfico de la mercadería.


“Los policías están siendo investigados”

El lunes pasado se produjo un incidente en la zona fronteriza en territorio costarricense, en el cual familias nicaragüenses denuncian que elementos armados de la Fuerza Pública tica hirieron mortalmente a Henry Ruíz López, quien falleció. Otras cinco personas fueron capturadas. El gobierno de Nicaragua acusa a Costa Rica y demanda que se investigue y procese a los responsables de estas muertes.

Como usted sabe, aquí toda muerte se investiga. Primero, lo hace el Organismo de Investigación Judicial, la morgue en caso de ser necesario, y después se abre un proceso. Todos los policías que se vieron inmiscuidos en este problema se les han retirado sus armas y están siendo investigados, mientras se investiga qué pasó.

¿Qué ocurrió? Esto fue a dos kilómetros de la frontera de Nicaragua, en territorio costarricense.

Exactamente. Nosotros contestamos desde el viernes pasado la nota de protesta de Nicaragua. Y a la condena expresada por Nicaragua se le dice claramente que no es de recibo. No es apropiado que Nicaragua se valga de esta situación para iniciar una nueva campaña mediática en contra de Costa Rica.

El gobierno de Costa Rica rechaza las acusaciones del gobierno de Nicaragua sobre un supuesto uso excesivo de fuerza durante el incidente registrado la noche del 12 de agosto en territorio costarricense, en el que un nicaragüense falleció y otros cinco fueron detenidos. No fueron detenidos todos, porque una de las lanchas escapó con otras personas más. No se acepta que inicien una nueva campaña política en contra de Costa Rica, tal como ha ocurrido en el pasado reciente como medio para distraer de los problemas internos de ese país. Costa Rica rechaza categóricamente cualquier sugerencia que se trata de un asesinato o una captura violenta.

Los policías ¿están siendo investigados?

Eso se hace en todo caso en Costa Rica. No solo en ese caso por estar cerca de la frontera o implicados nicaragüenses. En todos los casos se les retira el arma y esto va a los laboratorios correspondientes para ver si las balas que ingresaron al cuerpo de este señor fueron disparadas por esos rifles o no. Aquí no existe esa impunidad en la que pueden matar a la gente, e irse tranquilo para la casa. Son juzgados y si son culpables son sancionados.


La dictadura ante la justicia internacional

Las violaciones a los derechos humanos que han ocurrido en Nicaragua están documentadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la ONU, el GIE. Costa Rica ha tenido una tradición de liderazgo en derechos humanos. ¿Cómo ve la crisis de Nicaragua?

Gravísima. Gravísima, porque quisiéramos tener un país vecino con pleno respeto a la democracia, los derechos humanos; ojalá no tuviera una fuerza armada y tuviera una educación y salud generalizada. El que no tengamos ese tipo de vecinos nos trae problemas de muy diversa índole. El principal de ellos en este momento los migrantes.

Usted fue juez por muchos años en la Corte Interamericana de Derechos Humanos que está afincada en Costa Rica. ¿Tienen alguna esperanza las familias de las víctimas en Nicaragua que hoy no pueden ni siquiera presentar una denuncia porque no hay acceso a la Fiscalía, a la justicia? ¿Tienen esperanza de lograr justicia en tribunales internacionales fuera de Nicaragua?

En este momento la única vía que tienen abierta es la denuncia a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La Comisión somete esos casos a la Corte, quien sí puede sancionar al Estado por violación a su responsabilidad internacional, así como imponer al Estado sanciones y un resarcimiento a las víctimas. Sin embargo, eso no es fácil. Eso toma tiempo. Requiere de la colaboración del Estado involucrado, y en muchos de estos casos que se han dado en América Latina ha venido después este juzgamiento, esta justicia y resarcimiento. Puedo hablar de Chile, Argentina, Perú, son muchos los casos.

Más recientemente me tocó hace un par de años estar en el grupo de expertos internacionales que nombró el Secretario General de la OEA para investigar si en Venezuela se cometieron crímenes de lesa humanidad, y determinamos que sí con todas las pruebas que se recabaron. Esos casos fueron transmitidos a la Corte Penal Internacional acusando directamente a Nicolás Maduro y a un grupo de sus allegados por violaciones a los derechos humanos. Allí la pena es prisión. El paso adelante es que hay condena a las personas físicas que han delinquido.

Nicaragua no está adscrita a esa Corte, pero los delitos ya están siendo tipificados como crímenes de lesa humanidad. ¿Tienen las familias de las víctimas la posibilidad de recurrir a tribunales de otros países?

En otros países no. En este momento ha como están de evolucionadas las cosas no. Porque no se ha aceptado plenamente la jurisdicción universal a crímenes graves de derechos humanos. Pero yo tengo la esperanza que el día de mañana esa vía se abra. Y se investiguen esos crímenes que vimos directamente en la televisión; muchachos que caían baleados en la calle vilmente. Así que espero que vayan evolucionando las cosas en el mundo, y esas sanciones lleguen a ser una realidad más temprano que tarde.


La OEA, y la resolución de Medellín sobre Nicaragua

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) insistió en la necesidad de contar con un "listado completo" de los presos políticos en Nicaragua. // Foto: OEA

Su gobierno apoyó la resolución que aprobó la OEA en la asamblea de cancilleres en Medellín, que manda a que se restablezca el diálogo político en Nicaragua, a que se conforme una comisión diplomática de alto nivel para que en 75 días promueva con el Gobierno una salida política, y que retorne la CIDH a Nicaragua. Sin embargo, al día de hoy esa comisión ni siquiera ha sido formada por la OEA. ¿Por qué se da esta pasividad?

Es una pregunta difícil de contestar. Como canciller he estado en contacto diario con la embajadora ante de la OEA, doña Monserrat Solano, precisamente dando seguimiento a la conformación de la comisión. No ha sido fácil. Muchos gobiernos son reacios a integrarse a ese tipo de comisiones.

¿Por qué?

Posiblemente por temor a represalias en algunos casos, o por no involucrarse porque le pueden caer responsabilidades eventualmente. Pero es una realidad. Vea lo que nos costó aprobar esa resolución de Nicaragua en Medellín. A última hora se retiró el Caribe, y nos costó muchísimo conformar 21 votos para que se aprobara. Así que espero que a finales de la semana entrante se logre establecer esta comisión y pueda cumplir con esta labor que encomendó la Asamblea General de la OEA.

¿Tiene la OEA y las naciones que apoyaron esa resolución voluntad política para avanzar en ese proceso? Se supone que son gestiones de último recurso diplomático en un país que se está desplomando por esta crisis de derechos humanos y falta de democracia…

Lo que es más grave no solamente es la voluntad de estos países sino la voluntad del gobierno de Nicaragua de recibir esta Comisión, de darle las prerrogativas que tienen. Y sobre todo permitirte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos volver a Nicaragua.

Los nicaragüenses que han solicitado refugio en Costa Rica aseguran que esta es una migración política no económica. Es decir que no vinieron acá para quedarse, sino para regresar lo más pronto posible. ¿Hay condiciones para que retornen?

He estado en contacto con muchos de ellos. Me han visitado en mi oficina y déjeme decirle: en este momento creo que no hay condiciones para volver. Porque muchos de ellos temen represalias si vuelven. Otros me han dicho yo fui a Migración y allí había gente del gobierno pidiendo asilo. O sea nos están vigilando siguiendo… tienen temor. Claro que hay muchos que han venido por razones económicas, pero hay muchos por razones políticos. ‘No quiero que mi hija pase por eso, me da miedo que maten a mi muchacho’, dicen… o líderes campesinos que han sido brutalmente reprimidos.

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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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