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Lluvias continuarán de ligeras a moderadas

Alrededor de 30 mil personas afectadas por inundaciones. Estos son los números de la tragedia.

La pared de un restaurante ubicado en la bahía de San Juan del Sur se derrumbó debido a las lluvias. EFE/Jorge Torres

Colaboración Confidencial

Maynor Salazar

7 de octubre 2017

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La casa que construyó Alberto Castillo Álvarez para vivir con su esposa y sus dos hijos está inundada. El desborde del Río Ochomogo (Belén, Rivas) la tarde y noche del pasado jueves provocó pérdidas calculadas en más de tres mil dólares para esta familia. Su hogar quedó inhabitable y no confía en el gobierno municipal. “Esos nunca hacen nada, solo son puras palabras”, afirma tajantemente.

Álvarez y su familia fueron afectados por el sistema de baja presión que se formó en la parte sur del pacífico y que azotó el norte de los poblados de Costa Rica y los municipios del departamento de Rivas y Granada. Este fenómeno junto a la tormenta tropical “Nate” ocasionaron hasta el cierre de esta edición 16 muertos.


Álvarez tiene ocho años de vivir cerca del Río Ochomogo. Aunque en años pasados su casa se había inundado, nada se compara a lo que sucedió la noche del jueves cinco de octubre. “Ni nos dimos cuenta cuando todo comenzó a llenarse de agua. No estábamos preparados y no nos pasaron avisando”, cuenta el hombre de semblante triste.

Tormenta

Alberto Castillo Álvarez trataba de recuperar algunas pertenencias que quedaron en su casa luego de la inundación. Confidencial/Carlos Herrera

Ese día Álverez no salió a trabajar. Una corazonada lo convenció de quedarse junto a su familia. El viento comenzó a soplar fuerte desde las ocho de la mañana y con el pasar de las horas la brisa fue arreciando. A las doce del mediodía la corriente del río estaba “bien brava”, pero para los lugareños todavía no representaba un peligro.

Caminó cien metros en dirección hacia el río y se sorprendió al ver cómo las aguas del caudaloso afluente estaban copando los terrenos próximos a los de su casa. Agobiado por la situación, decidió proteger a sus gallinas en la parte más alta de su gallinero. Tapó con una lata el pozo que construyó hace apenas dos años y se sentó a esperar lo peor.

Lea también: Elevan a doce los muertos por fuertes lluvias en Nicaragua

[destacado titulo = "La tragedia en datos"]

La tormenta tropical Nate y el sistema de baja presión que afectó el pacífico de Nicaragua dejaron en evidencia la vulnerabilidad del país respecto a este tipo de fenómenos naturales. Ineter informó que las lluvias continuarán de ligeras a moderadas, sin embargo, en plena temporada de huracanes, todo puede suceder. Estos son los números de la tragedia:

Personas fallecidas: 16

Las últimas dos personas reportadas son Jeffrey Sebastián Narváez y Bayardo Emilio López, en Diriamba, ahogados en una poza. Continúa desaparecido Alexander Martínez, pescador de San Juan del Sur.

Departamentos afectados: 14
Municipios afectados: 73
Comunidades: 682
Familias con diferentes tipos de afectaciones: 6,848
Total de personas afectadas: 29,110
Familias en albergues (casas solidarias): 992
Familias en albergues temporales: 221
Viviendas afectadas: 5,953 (5,684 inundadas y 24 destruidas en su totalidad)
Familias afectadas con el suministro de agua potable: 30,000
Tramos de carreteras afectadas: 119.5 kilómetros
Puentes dañados: 4[/destacado]

A las tres de la tarde el río se ‘tragó’ la calle que conecta con su casa. A las tres y media su mujer y sus dos hijos fueron evacuados a la escuela de la comunidad. A las cuatro de la tarde su casa estaba inundada y el nivel del agua amenazaba con aumentar hasta casi un metro de altura.

“Yo cerré la puerta. Y traté de rescatar lo que podía. Mi televisor lo mandé con la mujer a la escuela, pero el ropero, las camas, la cocina y las demás cosas no pude salvarlas. Ya a las seis de la tarde todo lo tenía perdido y nadie vino a ayudarme”, relató apesarado.

Alberto tuvo que retirarse de su casa para proteger su vida. Pensaba liberar a sus gallinas, pero solo dos estaban con vida. Las demás fueron arrastradas por la corriente hacia una finca platanera. El pozo estaba copado por el agua del río. El terreno en el que estaba su casa parecía una laguna sucia y cargada de basura proveniente del Río Ochomogo. “En cuestión de horas todo se me vino abajo. Y todo por no prepararnos”, comentó este hombre, quien confesó no haber dormido por todo lo que le había tocado vivir esa noche.

Finalmente la lluvia amainó. El caudal del Río Ochomogo volvió a su normalidad y las primeras obras de reconstrucción empezaron en este poblado. Alberto sacó la basura que estaba dentro de su casa. Con ayuda de su hijo, sacó las dos camas de madera y las ubicó en el patio, en el que todavía hasta las doce del mediodía de este viernes, el agua le llegaba a la altura de sus rodillas.

“Enjuagó” con el agua del pozo las camas, sillas y parte de su ropero. Antes de recibirnos y contarnos su relato, atendió la visita de dos funcionarias del Ministerio de Salud (Minsa). Ambas le dijeron que debía tomar unas pastillas para evitar que se enfermara de leptospirosis.

Alberto confesó que el gobierno municipal solo se acercó a su familia para solicitar que llegaran al refugio que estaba instalándose en el colegio de su comunidad. “No me han dicho nada, seguro ni van a venir. Siempre son así, estamos abandonados”, afirmó.

El plan de Alberto es pedir a la Alcaldía de Belén, en Rivas, arena, piedrín o tierra, para rellenar el terreno en el que está su casa. “Así cuando tenga todo plano y en alto pues la levantó y si el río llega a desbordarse de nuevo pues no afecte a mi familia y mis animales”, explicó.

La otra opción es que el gobierno municipal realice obras de revestimiento a la orilla del río para evitar que se vuelva a desbordar. Alberto considera que esta última opción es la más complicada de todas. “Como le dije al inicio, ellos nunca hacen nada y uno pobre, no puede con todo”, finalizó.

Nandaime: la debilidad en sus comarcas

Las calles de la ciudad de Nandaime están casi intactas. Solo algunos adoquines se desprendieron  de su lugar y en algunas casas el agua se infiltró a través de goteras. En este lugar el sistema de baja presión no impactó tanto, o por lo menos, esa es la impresión que da.

La situación cambia drásticamente en las comarcas de este municipio. En la comunidad El Dorado, las familias que habitan cerca del río, tuvieron que ser evacuadas hacia el instituto José Dolores Estrada. Solo unos cuantos ciudadanos se quedaron en esa localidad “cuidando las cosas para que no se las roben”, afirma Yadira Campos.

Esta mujer de 35 años de edad está con sus cuatro hijos y sus dos hermanos en el refugio que habilitó la municipalidad de Nandaime. Ella habita o habitaba cerca del Río El Dorado. Relata que no tuvo oportunidad de guardar su ropa y solo se quedó con la que anda puesta. En cuestión de media hora su casa se inundó y sus enseres flotaron por todo el patio hasta desaparecerse en la corriente del afluente.

“Primero se inundó el patio y el corredor. Nosotros nos concentramos en sacar esa agua, pero no vimos que por otro lado la corriente ya estaba llevándose todo. Nosotros dormíamos en el suelo y por eso perdimos la ropa, los colchones, aquí andamos completos”, afirma Campos.

En el refugio les han brindado atención médica y comida. Pero no tienen una respuesta oficial de parte del gobierno municipal que les dé tranquilidad. No saben si regresarán a sus casas o serán reubicados en otro sector donde sus vidas no corran ningún peligro.

Tormenta

Confidencial/Carlos Herrera

“Queríamos irnos, pero el tiempo no nos ha dejado. Por eso decidimos esperar, porque no quiero arriesgar a mis hijos. Sí hay otros vecinos que se quedaron, porque tienen miedo de que les roben las pocas cosas que lograron recuperar. Para mientras, aquí vamos a estar”, relató la mujer.

En Nandaime se habilitaron cinco albergues. En el refugio en el que encontramos a Campos estaban 22 adultos y 12 niños. En el centro recreativo “El Nandaimeño”, el número de ciudadanos superó los doscientos. Ahí conocimos a Elena López, habitante del barrio El Plantel.

Los habitantes de ese barrio tuvieron tiempo para proteger sus pertenencias. La mayoría las agrupó en la zona más alta del sector. Otros llevaron sus cosas a las casas de familiares que habitan en el centro de la ciudad. Los menos afortunados vieron como la corriente de un cauce natural se llevaba sus enseres.

“Con esta son cuatro veces que se nos mete el agua. En años pasados podíamos lidiar con la inundación, pero en esta ocasión fue demasiado. La corriente estaba fuerte y no podíamos quedarnos en un lugar que no era seguro para nosotros y para nuestros hijos”, manifestó López.

Aunque han solicitado al gobierno municipal ayuda para ser reubicados o para que construyan un cauce en esa zona, López aseguró que sus peticiones nunca son escuchadas y siempre los dejan “al sol y al viento”.

“En nuestra necesidad no tenemos más que seguir viviendo ahí. Nos prometieron que nos iban a sacar pero no sucedió. Nosotros no podemos regresar a nuestras casas, está desbaratado y si lo hacemos en cualquier momento nos arrastra la corriente”, argumentó la mujer.

La situación en la que se encuentran los habitantes de las comarcas de Nandaime es crítica. En el Barrio Jonathan González, la vivienda de Donald López está a punto de derrumbarse. La corriente socavó tanto que las letrinas quedaron inundadas y el puente que es el único acceso al barrio, puede terminar abajo.

Donald no fue al refugio porque tiene miedo de que los delincuentes de otras zonas se adueñen de los pocos animales que tiene, así como de los electrodomésticos que compró con tanto sacrificio. “Mi mujer y mis hijos se fueron, pero yo no me voy, aquí estoy en pie de lucha, esperando que el Gobierno nos resuelva”, aseguró.

Donald denunció que desde que construyó su vivienda en ese barrio, la presencia de los gobernantes solo es notable cuando están en campaña. Luego de esas semanas, no hay una autoridad que les llegue a informar sobre los planes que tienen para el desarrollo de su sector.

“Pasamos un momento muy crítico. Estamos sin energía eléctrica y para lograr despejar los caminos, tuvimos que alquilar camiones y unas máquinas. Aquí la Alcaldía brilla por su ausencia. Ojalá no siga en las mismas. Tal vez no, como es tiempo de elecciones, tal vez se acuerdan del pobre”, expresó el poblador.

Doctor Jaime Íncer Barquero advierte: “La naturaleza se está vengando de Nicaragua”

El científico Jaime Íncer Barquero explicó a CONFIDENCIAL que el fenómeno que golpeó a Nicaragua se formó entre las costas de Costa Rica y Panamá y que atrajo humedad hasta el Pacífico, pues la dimensión de la humedad cubría toda Nicaragua.

“Eso es lo que comúnmente se conoce como vendaval”, explicó Barquero, quien asegura que estos fenómenos han ocurrido en Nicaragua a lo largo de toda la historia, pero dado el nivel de deforestación y urbanizaciones desordenadas que tiene el país, provocaron las tragedias esta semana.

“Se va a empeorar, porque los cambios climáticos están presentes y nos van a traer veranos muy secos y grandes inundaciones. La naturaleza se está vengando de Nicaragua con el incremento de precipitaciones a consecuencia de los cambios climáticos y a consecuencia también de que en Nicaragua no estábamos preparados”, sentenció el científico.

El peligro ahora es que octubre es uno de los meses en que más huracanes se forman y según Barquero, lo que se vivió esta semana es apenas un “ensayo” de lo que podría ocurrir en el país si llegara a golpear un huracán.

“Tiene chance de venir aquí el próximo mes (un huracán), porque todavía estamos bajo ese régimen, eso sería la inundación de toda Managua”, auguró.

Barquero también mencionó que le parece increíble que en la actualidad se minimicen los estudios de impacto ambiental para la construcción de obras cuando “nunca hemos estado más expuestos”, y puso como ejemplo la construcción del nuevo Hospital Militar de Managua, que se inundó por las lluvias de la semana pasada.

Para él, con estas acciones se protegen los intereses de personas afines a las obras y el perjuicio posterior genera costos y riesgos en las vidas de las personas.

Constructores “evalúan daños”

En el sector de la construcción todavía se encuentran evaluando los daños provocados por el temporal. Mario Zelaya, exdirector de la Cámara de la Construcción dice que por ahora calculan que habría unos 15 sitios donde hay afectaciones de caminos dañados.

“No es algo exageradamente grave”, menciono Zelaya. Quien dijo que a pesar que las lluvias fueron violentas, los daños podrán ser reparados en unos dos o tres días.

Zelaya también recordó que nuestro país es vulnerable y recordó que en 1998 las afectaciones por el Huracán Mitch fueron severas.

“En Nicaragua somos un país pobre y se está empezando a construir infraestructura y lógicamente si se está empezando a acumular mucha lluvia haría mucho daño”, dijo Zelaya.

Concluyó diciendo que por el momento no tienen reportes de nuevas infraestructuras que hayan sufrido daños y dijo que a pesar que sean nuevas sería inevitable que se vean afectadas si las lluvias continúan cayendo con persistencia.


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