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Dr. Terry Kupers: “Aislamiento de presos en El Chipote es tortura, es peor que en cárceles de EE. UU.”

“El propósito del Estado es matar a las personas presas, pero las matan dejándolas vivas sin cicatrices visibles”, advierte experto en salud mental

Terry Kupers, médico psiquiatra forense experto en la salud de los reclusos. // Foto: Tomada de Wright Institute

Carlos F. Chamorro

20 de septiembre 2022

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El régimen de confinamiento solitario al que han sido sometidas cuatro presas políticas —Dora María Téllez, Ana Margarita Vijil, Tamara Dávila y Suyen Barahona— durante más de 460 días en las cárceles de El Chipote, y el aislamiento en que se encuentran más de 30 presos y presas políticas “es mucho peor que en las cárceles de Estados Unidos, eso es tortura”, asegura el médico psiquiatra forense Terry Kupers, experto en la salud de los reclusos en Estados Unidos.

El doctor Kupers ha testificado más de 30 veces ante las cortes de Estados Unidos, sobre los efectos psiquiátricos y fisiológicos que tiene en los prisioneros el sistema carcelario estadounidense y, específicamente, en aquellos que han permanecido largos periodos en confinamiento solitario en sus celdas, y ha evaluado los casos de más de 500 personas en confinamiento solitario.


El profesor Kupers ha sido consultor de varios centros de salud mental y del Departamento de Justicia de Estados Unidos y es el autor de cinco libros y varios reportes especializados sobre los efectos del confinamiento solitario en la salud de los presos, entre ellos: “Solitary: The Inside Story of Supermax Isolation and How We Can Abolish It” (“Solitario: La historia interna del aislamiento de máxima seguridad y cómo podemos abolirlo”, 2017) , y “Prison Madness: The Mental Health Crisis Behind Bars and What We Must Do About It” (“Locura carcelaria: La crisis de salud mental tras las rejas y lo que debemos hacer al respecto”, 1999).

En una entrevista con Esta Semana, Kupers analizó el régimen imperante en Nicaragua en el contexto de los sistemas carcelarios a nivel internacional y comentó: “En primer lugar, no debería haber presos políticos. No hay ninguna razón para poner a alguien en la cárcel por lo que cree o lo que dice. Hay otros países que hacen eso, y eso es una gran tragedia a nivel mundial, pero en Nicaragua la tortura es más severa”.

¿Cómo se define el confinamiento solitario en el sistema penitenciario de los Estados Unidos y a nivel internacional?

Por consenso hemos acordado que 22 o más horas en una celda, ya sea solo o con un compañero o compañera de celda, con relativa ociosidad, falta de actividades significativas es la definición de confinamiento solitario. Algunas de las situaciones de confinamiento solitario se denominan segregación, unidad de reclusión restrictiva. En los Estados Unidos, a menudo hay encierros en las cárceles, donde la prisión está fuera de control y las autoridades están tratando de averiguar qué está pasando y quién está cometiendo la violencia. Entonces encierran a todos en su celda las 24 horas del día. Eso es muy común en EE. UU., pero las autoridades no lo cuentan como confinamiento solitario.

¿Cuáles han sido los principales hallazgos de su evaluación como psiquiatra forense sobre el impacto del confinamiento solitario en el sistema de prisiones de Estados Unidos?

He entrevistado y examinado a más de 500 personas. Hay algunos síntomas que son casi universales. Por ejemplo, ansiedad muy alta. La gente me dice que nunca han sentido tanta ansiedad en su vida, inmediatamente que los colocan en una celda de confinamiento solitario, y que aumenta con el tiempo. Los ataques de pánico son muy comunes. Insomnio severo. En estas unidades hay ruidos —golpes de puertas, pasos de guardias—, pero también mucha agitación y ansiedad que impide dormir a la gente.

Hay perturbaciones del pensamiento que a menudo se convierten en paranoia. Y eso es porque no tienen nadie con quién comentar sobre sus pensamientos. Así que tienen un pensamiento: “Los guardias van a venir aquí y matarme”. Por lo general la mayoría de las personas tienen pensamientos paranoicos de vez en cuando, pero, en condiciones normales, cuando tenemos pensamientos como estos los ponemos a prueba en la realidad, hablando con otras personas. Sin embargo, si estás en una celda de confinamiento solitario, no puedes poner a prueba la realidad y, por lo tanto, la ansiedad aumenta y te vuelves paranoico.

Otros impactos que hemos identificado son actos compulsivos como —caminar, limpiar la celda, contar los bloques de cemento—. Estos son muy comunes. Desesperación: las personas, incluso si solamente están en confinamiento solitario por un tiempo limitado, sienten que nunca van a salir y que van a morir. Su ira se acumula. Y es una ira irracional. La gente me dice que no pueden controlar su ira y tienen miedo de meterse en problemas con los oficiales.

La concentración y la memoria son grandes problemas. Le pregunté a la gente, ¿por qué no lees si puedes, si te dan algo para leer? Y la gente en solitario me dice: “Bueno, no recuerdo lo que leí en la página o incluso en el párrafo anterior”. Así que no sirve de nada leer. Tienen problemas para concentrarse.

El suicidio es muy frecuente en los Estados Unidos. Los suicidios en prisión son mucho más frecuentes que en la comunidad en general, pero el 50% de los suicidios que suceden en la cárcel y prisión ocurren en un ambiente de confinamiento solitario, aunque tal vez el 5% de la población está en confinamiento solitario. Estos son los principales impactos.

En la cárcel de El Chipote, en Nicaragua, hay cuatro presas políticas —Dora María Téllez, Tamara Dávila, Ana Margarita Vijil, y Suyen Barahona— que han sido encerradas más de 460 días en celdas de confinamiento solitario. Nunca han tenido el derecho de comunicarse con otra persona o de leer un libro o escribir. Y solamente las sacan de sus celdas una vez a la semana a recibir sol y aire fresco por unos minutos, y solo reciben visitas familiares cada 45 días. ¿Qué efectos que podría detener sobre su salud, a corto y mediano plazo, este tipo de confinamiento solitario?

Lo que me estás diciendo es simplemente horrible. Y el confinamiento solitario en Nicaragua al que están sometidas estas mujeres es mucho peor que el confinamiento solitario en Estados Unidos, aunque en Estados Unidos es muy dañino para los seres humanos. Pero, por ejemplo, si la puerta tiene rejas, se puede mirar hacia afuera, se puede ver el pasillo, tal vez pueda hablar con alguien en la celda de al lado, hablando al aire. Pero si hay una puerta sólida, estás aún más aislada. Si no hay ventana al exterior, estás aislada de la naturaleza. Y los seres humanos necesitan cierta interacción con la naturaleza. Si hace frío o calor, eso empeora las condiciones. Y particularmente con estas mujeres, entiendo que no se les permite leer materiales ni escribir. Y esa es otra privación extrema, que aumenta todos los síntomas y la discapacidad psiquiátrica que he descrito.

En Nicaragua, también hay más de 30 presos políticos que están aislados en sus celdas con un compañero o compañera, pero no tienen derecho de hablar entre ellos, tampoco tienen acceso a la lectura de libros, y les otorgan muy poco tiempo de sol y aire fresco en la semana, Algunos están en pequeñas celdas de castigo de dos por dos metros. ¿Cuál podría ser el impacto en su salud por este tipo de aislamiento en la cárcel?

Estás describiendo la tortura. Esto es tortura según todas las definiciones. En los Estados Unidos, hay requisitos de espacio. El requisito para una sola celda es de ocho por diez pies, es decir, 80 pies cuadrados. Por precedente judicial, en los Estados Unidos, los presos en confinamiento solitario deben recibir cinco horas a la semana de ejercicio, de recreación. Y generalmente eso se hace cinco días a la semana, una hora en un área de recreación. No tienen suficiente espacio para ejercitar grandes músculos, pero al menos salen de sus celdas durante cinco horas.

Según tengo entendido, a (los presos en Nicaragua) no se les permite salir de su celda, no se les da nada que hacer en su celda y ni siquiera se les permite hablar con un compañero de celda. Lo que hemos encontrado en la investigación es que tener un compañero de celda en general no ayuda: todavía sufres los efectos del confinamiento solitario. A veces, si tienes un compañero de celda simpático, se puede hablar y eso disminuye la privación. ¿Pero que las autoridades ni siquiera dejan hablar a dos compañeros de celda? Nunca he oído hablar de ese nivel de crueldad. Todas estas cosas magnifican el daño psicológico, sería aún mayor y más duradero.

Las heridas invisibles

Usted describió algunos impactos cognitivos, sociales, sicológicos, o emocionales que puede producir del aislamiento prolongado en prisión. ¿Cómo puede identificar el daño y las heridas que no son externamente visibles?

No son visibles externamente, pero hay cambios físicos en el cerebro. Y el cuerpo se descompone, y se descompone rápidamente, así que podemos identificar eso. Tenemos que hablar con la persona que haya estado en aislamiento para averiguar qué está pasando. Universalmente —y nunca he conocido a nadie que no dijera esto— su personalidad cambia. Entonces la gente me dice que antes de estar en confinamiento solitario, era extrovertida, disfrutaba de los eventos sociales, buscaba a otras personas. Pero desde que están en confinamiento solitario, se han cerrado, se han vuelto hacia adentro, ni siquiera disfrutan hablar con su vecino [de prisión], si se les permite hablar con el vecino [en prisión], y en Nicaragua, ni siquiera están permitidos.

Y si hablas un poco sobre lo que está pasando en su pensamiento, te dirán que se han vuelto hacia adentro, se sienten adormecidos. Algunas personas lo describen como un efecto “zombi”. Yo creo —es mi teoría, y he escrito sobre esto—, que la gente en régimen de aislamiento se esfuerza tanto por apagar la ira que les brota en el aislamiento, porque no quiere meterse en problemas con los oficiales. Así que trabajan muy duro para reprimir su ira. Mientras reprimen su ira, realmente están reprimiendo todos sus otros sentimientos al mismo tiempo. Entonces se adormecen, o dicen “me siento muerto”.

Lisa Gunther, una filósofa de los Estados Unidos, ha hablado de la “muerte social”, que en el confinamiento solitario la persona se vuelve menos que un ser humano. Y esto es, en primer lugar, un efecto duradero y muy dañino. Ella dice: “Aunque esas personas están físicamente vivas, sus vidas ya no tienen un significado social, ya no cuentan como vidas que importan”. Ese es el propósito del Estado, básicamente matar a las personas presas, pero las mataron dejándolas vivas sin cicatrices visibles.

En febrero de este año, el preso político Hugo Torres murió en un hospital bajo custodia de la Policía, después de haber estado seis meses en aislamiento en El Chipote. ¿Qué tan peligroso puede ser este régimen de aislamiento y confinamiento solitario para las vidas de los presos políticos?

Eso es terrible, es realmente una tragedia. Él fue asesinado, fue torturado y asesinado.

Ha habido una muy buena investigación en los Estados Unidos que la morbilidad, es decir, la probabilidad de que alguien muera dentro de un año de haber sido liberado de prisión es mucho mayor para las personas que han estado en confinamiento solitario. Hay razones físicas para eso: estás solo en una celda, no haces mucho ejercicio, no haces ejercicio aeróbico, la comida suele ser horrible. Y así, según todas las medidas de enfermedad física, te enfermas y no recibes una buena atención médica, por lo que es probable que mueras antes. Pero también está el daño psicológico y la pérdida de las ganas de vivir. Y así, el suicidio o simplemente no preocuparse después de haber sido quebrantado por el confinamiento solitario conduce a una tasa de mortalidad mucho más alta.

Los presos políticos y las reglas Mandela

A pesar de estar sometidos a tratos crueles y largos periodos de aislamiento y confinamiento solitario, los presos políticos han declarado su inocencia en los simulacros de juicios, han hecho huelgas de hambre, para demandar que les permitan la visita de sus hijos, y se han convertido en un símbolo de resistencia nacional. ¿Pueden los prisioneros políticos desarrollar recursos psicológicos o intelectuales que les permitan soportar largos períodos de tortura y aislamiento?

Sí, absolutamente. Acabamos de perder a un héroe nacional en los Estados Unidos: Albert Woodfox, quien fue uno de los “Tres de Angola”. La prisión estatal de Angola en Luisiana es una antigua plantación de esclavos que se convirtió en una prisión. Pasó 44 años en régimen de aislamiento. Luego fue liberado hace varios años, escribió un libro maravilloso llamado “Solitario” y hace poco murió. Es realmente una tragedia, tenía poco más de 60 años.

Para los presos políticos, en realidad hay una inversión de los síntomas que mencioné. He escrito que “el objetivo de la tortura es destruir la voluntad del individuo, quebrantar al individuo y borrar el sentido de autonomía y agencia, convirtiendo así a ese individuo en un caparazón de una persona que carece de la voluntad de resistir, o incluso de ser humano en el sentido de que ser humano requiere agencia personal”. He encontrado un número asombroso de presos políticos y tienden a ser las personas más sanas en régimen de aislamiento. Y hacen cosas, por ejemplo, un programa para fortalecer su voluntad en el que sabes que estás en una situación de tortura y que te va a destruir a menos que hagas algo. Entonces se entrenan en la disciplina, hacen ejercicio físico, hacen ejercicios para la mente, porque se dan cuenta de que, si no hacen nada, van a perder la cabeza. Así que trabajan muy duro para mantenerse estables. Las presas y presos políticos entienden que “estoy aquí como un acto político represivo, para destruirme”. Y juran: “No me van a destruir, voy a sobrevivir”. Es el conocimiento de lo que está sucediendo socialmente. Y es la insistencia en su propia agencia: “Resistiré, y la gente que conozco en el mundo, incluido el público que no conozco personalmente, apoyará mi resistencia porque esto está mal”. Y ese tipo de convicción tiende a contrarrestar los efectos destructivos del aislamiento, no del todo, pero ayuda a las personas a mantenerse estables y sanas.

¿Está usted familiarizado con las reglas mínimas Nelson Mandela de Naciones Unidas para el tratamiento de reclusos en las cárceles?  ¿Tiene usted alguna recomendación como psiquiatra forense, para los familiares de los presos, para las organizaciones internacionales de derechos humanos, o para la comunidad internacional, sobre la situación de los presos políticos en Nicaragua?

Sí. En primer lugar, no debería haber presos políticos. No hay absolutamente ninguna razón para poner a alguien en la cárcel por lo que cree o lo que dice. Eso es absolutamente un anatema para el proceso democrático. Los que están en prisión, primero que nada, tenemos que liberar a la mayoría de ellos.

Las reglas de Mandela en las Naciones Unidas provienen de una campaña mundial para acabar con el confinamiento solitario porque es una tortura. (Juan) Méndez, el exrelator especial de las Naciones Unidas sobre la tortura, dijo que cualquier período de confinamiento solitario mayor a 15 días, es un abuso de los derechos humanos y un año después, dijo, es una tortura. Y estoy de acuerdo. Y ese es un consenso mundial en este momento. Así que la Organización Mundial de la Salud —en Estados Unidos es la Comisión Nacional de Atención Médica Correccional que acredita cárceles y prisiones— ha tomado la posición de que nadie debe estar en confinamiento solitario por más de 15 días. Varios Estados de los Estados Unidos han aprobado leyes. California ahora está considerando una que está en el escritorio del gobernador para poner fin al confinamiento solitario y limitar el tiempo en una celda solo a 15 días. Así que hay un movimiento internacional. Las reglas de Mandela son muy importantes en los Estados Unidos. Y obviamente en Nicaragua hay un incumplimiento de esas reglas.

Dr. Kupers, usted ha sido un consultor para Human Rights Watch y Amnistía Internacional. ¿En otros países se aplican condiciones carcelarias de aislamiento y confinamiento solitario durante más de un año, como las que se han impuesto a los presos políticos de Nicaragua?

Sí. Hay países que son conocidos por eso. Estados Unidos tortura a mucha gente. Y el confinamiento solitario es una tortura, Estados Unidos tiene más personas en confinamiento solitario que cualquier otro país del mundo. Pero (también) países como Egipto, Arabia Saudita, Rusia. Estados Unidos envía presos políticos a esos países para ser torturados, por el temor de que, si la tortura ocurriera en Estados Unidos, la gente se molestaría por eso, pero si Egipto está ejerciendo la tortura, entonces no se molestaría tanto. Así que hay situaciones horribles en muchos países. Yo estoy muy molesto de saber que esto está pasando en Nicaragua, donde durante décadas apoyamos a los sandinistas para cambiar este tipo de sociedad represiva. Pero en Nicaragua hay uno de los peores confinamientos solitarios del mundo.

Entonces, todo lo que he dicho, como norma básica, por ejemplo, la celda de ocho por diez pies en los Estados Unidos, las cinco horas de ejercicio a la semana, no se hace en Nicaragua. Las condiciones son mucho, pero mucho peores, las puertas sólidas, la falta de una ventana al exterior, todas estas cosas son más crueles para la gente. Así que la tortura es más severa. Hay otros países que hacen eso, y eso es una gran tragedia a nivel mundial, es invisible. En general, el público no se da cuenta. Y por eso a los opresores se les permite salir impunes con la tortura. Pero creo que cuantas más personas que están en esa situación, incluidos los presos políticos, que son los líderes de este movimiento, hagan públicas las cosas horribles que suceden en las instituciones públicas, más gente se va a indignar al respecto y decir que no podemos permitir que esto continúe


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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