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“Estoy dispuesta a morir”

Nunca fue contra, liberal o sandinista. Defiende el apego a sus tierras. “Estoy orgullosa de defender la soberanía”, dice

La líder campesina Francisca Ramírez en La Fonseca, sosteniendo la Ley 840 y la Constitución. Carlos Herrera | Confidencial.

Carlos Salinas Maldonado

9 de noviembre 2015

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He aquí una mujer valiente. Es uno de los rostros más visibles del movimiento contra el proyecto del Canal Interoceánico, que ha aceptado el reto de ponerse al frente, de organizar y encabezar marchas contra el Gobierno, de enfrentarse a oficiales anti motines, de ser la voz que ha ayudado despertar a un gigante: el campesinado aletargado. Francisca Ramírez –39 años, bajita, apenas con estudios básicos (no pasó de tercer grado de primaria)– tiene la fuerza de un vendaval: ha organizado y movilizado a miles de campesinos originarios de su comarca, La Fonseca (Nueva Guinea), que siguen sus iniciativas con determinación.

Su capacidad de liderazgo quedó demostrada a finales de octubre, cuando miles de campesinos intentaron llegar a Managua para manifestarse contra el Canal. Ella iba al frente, encabezaba una fila de decenas de camiones rebalsados con agricultores, pequeños productores de lácteos, ganaderos, mientras patrullas llenas de anti disturbios los seguían. La orden de Francisca, “Doña Chica” –como la llaman en el campo–, era continuar. Ella increpaba a oficiales de la Policía cuando los detenían y hasta se enfrentó a un pistolero, que la amenazó en la oscuridad de la noche. Todo lo dejó documentado en video, porque sabe, ha aprendido, que se mueve en tierras de impunidad.


He aquí una mujer que se ha ganado el respeto de sus pares, hombres y mujeres, y de un país embobado ante su coraje. Una mujer sin partido político, sin pasado partidario, que no simpatizó ni siquiera con la Contra -el movimiento armado que pretendía derrocar al sandinismo de los años ochenta-, como muchos campesinos lo hicieron ante los desmanes cometidos en las zonas rurales.

He aquí una mujer que, asegura, no busca prebendas, ni cargos públicos. Su pasado es humilde, de mucha pobreza, de una familia que no tenía ni casa y vivía de alquilar un lugar en las fincas donde sus padres encontraban trabajo. Pero "Doña Chica" está llena de una inteligencia y un buen juicio que le han permitido salir adelante: se convirtió en comerciante, comprando tubérculos y granos y comercializándolos en los mercados de Managua, así hasta comprar tres fincas y dos camiones de carga en los que traslada el producto del campo a la ciudad. Es comerciante, agricultora, ganadera. Y ahora, sin esperárselo, se ha convertido en una líder campesina, porque, dice, su vida en el campo, sus tierras, sus costumbres, están amenazadas por el proyecto canalero. He aquí una mujer que, dice, está dispuesta a dar su vida en esta lucha. He aquí una mujer valiente.

¿Qué significa para ustedes el proyecto del canal? ¿Cuáles son sus temores?

Nos va a quitar la cultura de ser campesinos. Aquí tenemos todo, producimos las tierras. Nos van a quitar los lazos familiares, van a hacer una zanja, van a destruir. Ahora que le hemos dado seguimiento y que ya tenemos trece meses de andar en este movimiento, vemos el perjuicio que va a traer este proyecto. Hoy que vemos que en 54 municipios de Nicaragua ya hay sequía, y vemos que es este trópico húmedo el que quiere desbaratar el gobierno, sentimos que esto nos va a traer perjuicios a todos los nicaragüenses. ¿Qué va a pasar si aquí él le da toda el agua, todas las reservas a este hombre, a este chino Wang Jing? Quiere decir que a él, más adelante, hasta el agua le podemos comprar.

“Me empujaron los productores”

¿Francisca, como se mete usted en este movimiento?

Yo nunca había andado en esto, pero a raíz de que tenemos un roce con miles de campesinos, ellos trataron de que fuéramos nosotros los que fuéramos adelante, que fuera yo porque he sido siempre la que dice “ve, este producto lo vendemos, este no lo vendemos; esto lo sembramos, esto no lo sembramos; esto lo vendemos ahorita, esto no”. Entonces ellos comenzaron a preocuparse y comenzaron a decir que nos uniéramos. A mí quien me empuja es el productor del campo, dueños de propiedad de aquí del sector, y me dicen que emprendamos la lucha, que comencemos a marchar, que comencemos a protestar por este proyecto. Ellos fueron los que a mí me instaron, pues, que fuéramos a la lucha todos.

¿Y usted está dispuesta a seguir, a mantener esta lucha, es decir, a echarse en sus espaldas el peso de lo que significa el liderazgo de un movimiento tan grande como el campesino?

He estado tan dispuesta hasta a morir, si es necesario. Lo he dicho siempre, que con tal de que queden libres mis hijos, y tengan una casa digna y una tierra digna, estoy dispuesta a morir, pero que ellos tengan donde vivir, no que pasen lo que yo pasé cuando mi niñez.

¿Qué significa para usted el hecho de estar al frente de un movimiento campesino lleno de hombres?

Bueno, pues, siempre ha existido el machismo, pero hoy me siento tan orgullosa de tantos hombres que me rodean y que tanta gente que estamos reunidas y me aprecian mucho. Ellos están dispuestos a la palabra que yo diga, lo que yo mire conveniente, lo que no mire conveniente, ellos siempre están dispuestos a acatar las órdenes, y de eso me he sentido orgullosa, de todos los que han estado a mi lado.

¿Sus hijos, su esposo, qué le dicen de su participación en el movimiento?

Mis hijos tienen un poco de temor porque sí he sido amenazada últimamente, me han amenazado sectores militantes del Frente Sandinista, han dicho de que voy a ir presa de cualquier forma, que me van a poner droga, que van a buscar como yo caiga a la cárcel para que no siga en este movimiento. Mis hijos tienen un poco de temor pero yo les digo: “hijos, no queda de otra, es el futuro de ustedes el que está adelante, y yo tengo que seguir en esta lucha”.

¿Y usted tiene miedo?

Realmente ya no. Ya no tengo miedo, porque es más triste ver a alguien sufrir por hambre, ver a alguien posando, ver a alguien que viva como yo viví mi niñez, que morir.

“Creíamos que el gobierno nos respaldaría”

Francisca Ramírez junto a su esposo en su finca de La Fonseca. Carlos Herrera/Confidencial.

Francisca Ramírez junto a su esposo en su finca de La Fonseca. Carlos Herrera/Confidencial.

El presidente Daniel Ortega tiene un discurso oficial de cara a los pobres y dice que es el gobierno de los pobres, que trabaja para los pobres. ¿Qué opina usted de ese discurso?

Cuando nosotros emprendimos la lucha creíamos que en la primera marcha, o la segunda marcha, el gobierno se iba pronunciar, respaldándonos y diciéndonos que estaba bien, que no estábamos de acuerdo, que ese proyecto no iba. Para nosotros ha sido sorprendente que ya tenemos 53 marchas y que el gobierno nos ha respondido con balas de goma, con armas, con agresiones. Cuántas cosas hemos visto, nos ha puesto obstáculos en el camino, con miguelitos, y hemos visto que no ha sido un gobierno de paz, hoy vemos que es falso lo que él dice, que es socialista, cristiano y solidario. No nos ha demostrado hasta este momento que es eso.

¿Usted antes de este movimiento simpatizaba con el Frente Sandinista?

No, nunca, es que yo nunca he pertenecido en ningún movimiento político.

¿Cómo organizaron la última marcha nacional contra el Canal?

Los campesinos aliñaron su comidita, su hornadita, su tamalito, su mudadita… No creímos que el gobierno nos iba a hacer tanto obstáculo, sino que íbamos a ir marchar, que íbamos a ir a la Asamblea Nacional, porque esos diputados fueron los que aprobaron la ley, y que íbamos a exigirles la derogación de la ley, porque estamos ya haciendo una iniciativa para la derogación de la ley. Queríamos que nos escucharan y que vieran que estamos en contra del proyecto, pero no se logró porque pusieron los miles de obstáculos y no quisimos volver a un derramamiento de sangre, porque eso es a lo que instaban, lo que demostró el gobierno es que quería choques entre el campesino defendiendo sus tierras y ellos defendiendo su partido.

¿Qué siente usted como nicaragüense, como campesina, como productora, cuando el Gobierno viola el derecho que tiene para marchar, de manifestarse, de expresar su opinión libremente?

Como ciudadana y como nicaragüense es de preocuparse, porque si en el 80 hubieron 50,000 muertos, montones de heridos, y vemos que el gobierno vuelve a tomar otra decisión con violencia y buscando instar al pueblo a un derramamiento de sangre, ya es de preocuparnos todos los nicaragüenses, porque estamos bien claros de que no es un gobierno de paz, que no ama la paz, que le gusta la violencia.

¿Usted cree que el campesino está dispuesto a tomar nuevamente las armas para defender lo que consideran suyo?

Están dispuestos. Nosotros, como Consejo Nacional, hemos sido unos mediadores, porque ellos ya hubieran tomado decisiones diferentes. Hemos emprendido la lucha pacífica para que el gobierno nos escuche, pero el pueblo sí ya está dispuesto, que si el gobierno no para este proyecto, va a ser otra instancia y lo hacen responsable de lo que pase en Nicaragua.

Una mujer liderando a miles de hombres

Carlos Herrera | Confidencial.

Carlos Herrera | Confidencial.

¿Qué siente cuando mira que miles de personas en un país la miran como una líder de un movimiento campesino? En el país se decía que no había nuevos liderazgos y luego sale esta mujer campesina, productora y se convierte en una figura importante. ¿Qué siente?

Nada más que orgullo como campesina de que defendemos nuestros derechos, estamos dispuestos a morir por defender nuestras tierras y nuestra soberanía nacional, y defender muchos, muchos derechos que en Nicaragua no se han dado, no se han respetado, y darnos a respetar; Sí, me siento muy orgullosa porque tenemos un pueblo que está dispuesto a luchar por Nicaragua.

¿De dónde sale toda esa valentía, Francisca, la vemos a usted en imágenes de video enfrentándose a la policía, acusando a policías de que la han amenazado con armas?

Yo creo que sólo el poder de Dios es el que nos ha dado esta fuerza, porque realmente el gobierno ha hecho demasiado obstáculo y amedrentarnos, pero eso nos da fuerza y no sentimos miedo.

¿Usted pensó en algún momento que iba a tener este protagonismo a nivel nacional?

Tal vez no fue esa la intención. Nosotros creímos que en las primeras marchas que hiciéramos el gobierno nos iba a dar ya una solución, y que ya, pues, íbamos a trabajar todos en nuestras tierras, y que íbamos a seguir como hemos seguido trabajando en Nicaragua. No creíamos que llegáramos a tanto, porque creíamos que era un gobierno de diálogo y un gobierno de paz, pero hoy vemos que no.

“Espero nunca traicionar tanta gente humilde”

Francisca Ramírez marcha en La Fonseca junto a campesinos que se oponen al Canal Interoceánico. Carlos Herrera | Confidencial.

Francisca Ramírez marcha en La Fonseca junto a campesinos que se oponen al Canal Interoceánico. Carlos Herrera | Confidencial.

¿Qué pasaría si el gobierno viene a La Fonseca y decide ofrecerle algún tipo de negociación a cambio de que usted deje esta lucha?

Ya han venido aquí, vino un representante de (Telémaco) Talavera y me dijo que le pusiera precio a mis cosas, pero yo le dije que detrás de mí había miles y miles, que mientras no llegáramos a un acuerdo, y el único acuerdo era la derogación de la ley 840, prefería morir, nunca negociar. He dicho siempre que si morir me va a tocar, estoy dispuesta a morir, pero nunca negociar, ni vender, porque cómo me quedaría mi corazón saber que estoy en otro país con mucho dinero, pero que en Nicaragua se está pasando tanta violencia por haber negociado, que es lo que en Nicaragua se da más. Le he pedido a Dios la fuerza, y espero en Dios nunca caer en un error de esos, traicionar tanta gente humilde.

Este representante de Telémaco Talavera, el vocero del Canal, ¿qué le ofreció?

Me dijo que yo había entendido mal la ley, y que las tierras las iban a pagar bien. Y yo le leí artículo por artículo de la ley, y últimamente me dijo que el Frente Sandinista no iba permitir que esto pasara, que estaba escrito en la ley 840. Yo le dije en qué artículo de los 25 artículos que están aquí dice que uno va a ser respetado, si eso dijera desde el primer día que salió la ley me hubiera vestido de rojo y negro y dijera que soy sandinista, si me respetaran mis derechos; pero la ley no dice eso, la ley nos va a llevar a todos sin ver color político, ni color religioso.

¿Exactamente qué le ofreció?

Que le pusiera precio a mis tierras y que no siguiera en el movimiento, que dijera cuánto valía. Eso me lo dijeron el 17 de diciembre de 2014, me lo dijo un funcionario de Nueva Guinea, y el 18 a mi allanan mi casa como con 30 policías, dos móviles. Estaban los niños durmiendo, los botaron al suelo, los agredieron. Yo no estaba, me había ido a Managua a una reunión. El 17 me ofrece un funcionario de la Guinea que negociáramos y el 18 mi casa es allanada por la policía. Lo hacen como un motivo de hacer represión.

¿Si tuviera al presidente Ortega de frente qué le diría?

Que escuche el clamor del pueblo, que si es un buen presidente que escuche al pueblo, que cuando el pueblo dice no, es no; y cuando el pueblo se decide a algo prefiere morir y no entregarse. Yo le diría que si es un gobierno que quiere la paz en Nicaragua que lo demuestre.

Hemos visto que este movimiento va más allá de la lucha contra el canal. Ustedes organizaron una iniciativa de solidaridad para llevar comida a los pobladores de la zona seca del país. ¿Cómo surgió esa iniciativa?

Al no escucharnos el gobierno hemos decidido que no sólo a nosotros en la franja del canal nos perjudica la ley, porque aquí dice que el chino dondequiera puede hacer su proyectos, todos los nicaragüenses somos perjudicados. Entonces hemos aprendido a organizarnos en varias partes de Nicaragua, y así hemos ido conociéndonos y viendo la necesidad de otros pueblos, de otras luchas, que también son violados sus derechos, y hemos tratado de unir fuerzas.

¿Cómo organizaron esto? ¿Cuánta comida trasladaban?

Más o menos unos 800 quintales. La comida iba solo del sector de la franja del canal.

Usted iba encabezando la carava para entregar comida allá. ¿Pensaron que iban a ser retenidos por la policía?

En ningún momento, pensamos que era algo solidario, como dice el gobierno, y que más bien estábamos ayudándole al gobierno, porque es su deber ver por los pueblos. No creímos, jamás en la vida se nos pasó en la cabeza que nos iban a retener. Hemos sido de esas personas que nos gusta ayudar. Cuando el huracán Mitch nosotros recogimos camionadas tras camionadas de comida, más bien la policía nos ayudaba a cargar, nos ayudaba descargar, y era diferente, pues. Nunca pensamos que la policía iba a actuar de esa manera.

¿Qué opina de la reacción del gobierno, que emitió un comunicado diciendo que todo tipo de ayuda humanitaria debía ser canalizada por el SINAPRED?

Que ya llegó al límite, jugar con el estómago de una persona con hambre es triste. Yo sé que él (Ortega) lo tiene todo, él no necesita de nada, pero muchos nicaragüenses tenemos hambre, tenemos enfermedades, somos abandonados. A él no le falta nada.

¿Cuánto va a durar la lucha campesina?

Dependiendo del gobierno. Si el gobierno se sigue haciendo oídos sordos, las luchas cada día se van a emprender más fuertes y vamos a seguir adelante.

¿Cuál es el siguiente paso?

Seguir, seguir adelante. Vamos a seguir marchando, vamos a seguir haciendo protestas más fuertes, cada día más fuertes.

¿Usted busca algún cargo público?

En ningún momento. Me encanta estar libre, tener mis gallinas, tener animalitos, tener mi roce con la gente, no tener horario. Eso es lo que peleamos, porque nosotros los campesinos tenemos nuestros propios trabajos, nos ponemos nuestros propios horarios, nos damos nuestras propias vacaciones, no nos manipula nadie, nosotros comemos lo que queremos. Eso me encanta, a mi me gusta ser libre, y que en mi país que haya libertad.


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