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A la memoria de un hombre excepcional

Álvaro Ramírez fue un fenómeno político único: un trasgresor de su propia clase social

El doctor Álvaro Ramírez González en un homenaje en la Corte Suprema. Foto: Poder Judicial.

Onofre Guevara López

2 de febrero 2016

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Aun no dejan de aparecer nuevos curanderos del capitalismo con mejores recursos informáticos y otras fórmulas, y siguen viendo el proceso de desarrollo histórico social como cosa concluida, y definitivamente representado por este sistema. Pero las condiciones materiales en que se desarrollan los países –con niveles altos o bajos— siguen determinando la vida política y cultural de sus sociedades que, a su vez, influyen en el avance de su desarrollo material y social. Y para negar este fenómeno dialéctico del desarrollo, se apoyan en el hecho de que nada de esto se refleja de manera automática en los modos de vida y en las conductas de todos los individuos por igual.

Niegan, que ese complejo proceso se produce dentro de las contradictorias relaciones económicas y sociales, nunca de forma fácil ni por simple voluntad personal, pero las concepciones, los sentimientos y las cualidades personales influyen a su vez en la vida social y el desarrollo general del país. Para resolver esas contradicciones y propiciar un cambio de sociedad más progresista que la anterior, se forman los partidos políticos con intereses materiales y concepciones ideológicas propias, y contrarias a las de otros partidos políticos.


Lo dicho, aun así, someramente, niega la posibilidad de que unas y otras cualidades humanas sean innatas, que unos individuos nazcan “buenos” y otros nazcan “malos”, dentro de un imposible eterno sistema social, como si eso fuera predeterminado por algo sobrenatural. En las atrasadas estructuras económicas y sociales de Nicaragua han surgido ejemplos negando que su atraso material sea transmitido mecánicamente hacia las ideas de todos los individuos. Pero esto no fuera posible, hoy no estuviéramos celebrando la trascendencia universal de Rubén Darío, nacido en una época mucho más atrasada que la actual. Cuando no se entiende la dialéctica del desarrollo social, solo queda el absurdo de suponer que la obra de Darío fue inspirada por alguna divinidad.

En la infra desarrollada Nicaragua de los años veinte y treinta, emergieron nuevas organizaciones obreras, en medio de la lucha de Sandino que, pese al bajo nivel de desarrollo existente, trascendía los límites del anti imperialismo por la presencia invasora de las tropas norteamericanas en nuestro país, y en su lógica medida, enrumbaron hacia los cambios sociales también. La lucha patriótica de Sandino tuvo un extraordinario valor histórico, y el movimiento sindical trascendió hacia la formación de la primera organización política obrera, el Partido Trabajador Nicaragüense, al margen y a pesar de los partidos políticos tradicionales. No fue simple coincidencia que el mismo asesino del general Sandino, también hubiese agredido al movimiento obrero.

Con la consolidación de la dictadura, las condiciones para el crecimiento del movimiento obrero se hicieron más difíciles. Así se llegó a los años cuarenta, cuando con los esfuerzos organizativos de los trabajadores lograron constituir el segundo partido obrero: el Partido Socialista Nicaragüense (1944). Durante los siguientes diez años, en medio de la lucha anti somocista de todos los sectores políticos del país, este partido obrero contó con la sola participación de pocos estudiantes de clase media, como Mario Flórez Ortíz, Alejandro Dávila Bolaños, Nicolás Arrieta Sánchez, Fernando Centeno Zapata, Alejandro Bermúdez Alegría y otros pocos.

Los políticos opositores tradicionales –liberales independientes, conservadores y después socialcristianos— fueron hostiles hacia el PSN, pues no solo rehuyeron su inclusión en las alianzas opositoras, sino que propagaron campañas calumniosas en su contra, lo miraban como apestado de “comunismo”, y parecían repudiar más a los socialistas que al somocismo (recordemos que los “zancudos” nacieron entre conservadores, señal de lo cercano que estaban políticamente de la dictadura).

Quizás no se conozcan y ni se imaginen las dificultades para sobrevivir en ese medio hostil y luchar con escasos medios y asechados por las intrigas somocistas por encontrar traidores de entre la dirigencia sindical, aparte de las represiones y los encarcelamientos. Diez años habían transcurridos en esas condiciones para el PSN, cuando en 1954 llegó al país, procedente de Chile, el doctor Álvaro Ramírez González, y de inmediato ingresó al PSN. Fue un fenómeno político único: un trasgresor de su propia clase social. Como es conocido, Álvaro Ramírez, procedía de una familia rica, hijo de un político liberal varias veces alto funcionario del gobierno somocista –luego fundador del PLI—, y sobrino del jefe de la iglesia católica de Nicaragua, Alejandro González y Robleto. Álvaro estudió Derecho en Chile, donde tuvo la oportunidad de hacer militancia en la Juventud del Partido Comunista.

Pero Álvaro fue más que el primer militante del PSN con un origen social diferente al de la totalidad de su membresía, sino que aportó a la actualización de sus concepciones políticas partidarias con sus experiencias adquiridas en un partido de mayor desarrollo ideológico y organizativo que el PSN (ambos reflejos de dos países con desigual desarrollo material y cultural). Con Álvaro se logró formar el Partido Movilización Republicana que aglutinó a profesionales e intelectuales que eran amigos del socialismo, pero no tenían disposición de hacer actividad política en las filas del PSN. En los años sesenta, con la participación activa de Álvaro, se logró un acuerdo con el FSLN para actuar en conjunto con los socialistas través de Movilización Republicana.

Para finales de los años setenta, comenzaron a resolverse las viejas discrepancias tácticas y estratégicas entre el FSLN y el PSN, en lo que Álvaro Ramírez tuvo una importante participación. Como es sabido, contrario al FSLN, el PSN venía sosteniendo que el eje fundamental de la lucha era el político organizativo, sobre la base de la unidad obrera y campesina para emprender las distintas forma de lucha, como la económica, la acción política de masas, la alianza política con los sectores progresistas y por último la lucha armada como la expresión más desarrollada y última de la lucha por alcanzar el poder. Peso a ello, el PSN había hecho intentos de su preparación para la lucha armada, pero no decididamente.

Para 1976, esa idea ya no era sostenida como antes por el PSN, y optó con mayor decisión por la lucha armada creando la Organización Milita del Pueblo (OMP), ligada tácticamente al FSLN hasta la derrota de la dictadura. Álvaro mantuvo una posición firme en relación a ese cambio de táctica. Ese cambio, por motivos ideológicos, produjo la división del partido. Después de la victoria popular del 79, Álvaro fue el principal promotor de la integración al Frente Sandinista, y aunque hubo apoyo mayoritario a ese paso político del PSN, también hubo quienes lo criticaron, pues consideraban que como aliado del Frente, el trabajo autónomo del PSN sería más positivo para la defensa ideológica de la revolución.

La historia sigue su marcha, y Álvaro Ramírez González, hombre extraordinario, ha dejado de existir. Espero que su memoria sea respetada como él lo fue en vida, y su aporte a las luchas sociales les sea recordado con agradecimiento por los trabajadores nicaragüenses, en el trabajo por hacer resurgir al movimiento obrero independiente en una nueva etapa del desarrollo político nacional.

Cronología imperial (*)

1932.- En agosto, se inició la guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, azuzada respectivamente por Gran Bretaña y Estados Unidos o, lo que es lo mismo, por las compañías petroleras Shell y Standar Oil.

1933.- 1) En enero, triunfó la causa de Sandino con la retirada de las fuerzas de ocupación de los Estados Unidos. Después de los acuerdos de paz, Sandino, quien no tenía ambiciones de poder, se dedicó a trabajar por la organización de cooperativas con los campesinos que les sirvieron de apoyo durante la lucha guerrillera contra los invasores norteamericanos, para lo cual requería de la cooperación del gobierno de Sacasa. Pero lo planes del gobierno gringo eran otros, y utilizando los apetitos de poder de su títere Anastasio Somoza, lo indujo a cometer el asesinado del héroe, el 21 de febrero de 1934.

2).- El 4 de marzo, ascendió a la presidencia de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt. Su política de “buena vecindad” sustituyó la “política del garrote”, lo que no impidió su apoyo al golpe de Estado que le dio el asesino del general Sandino al presidente constitucional Juan Bautista Sacasa, y reconocerlo después como presidente de Nicaragua.

3).- En agosto cayó el dictador cubano Gerardo Machado, apodado “El Carnicero” y el movimiento revolucionario que lo derrocó estableció un gobierno democrático que duró poco tiempo, pues se había iniciado la prevalencia entre bambalinas del oscuro sargento Fulgencio Batista, futuro dictador al servicio de los Estados Unidos.
(Continuará)

(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.


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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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