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El desafío estratégico de Nicaragua

Pobreza, desigualdad, informalidad, migración y remesas: invertir en la formación de la fuerza laboral

Manuel Orozco

7 de mayo 2016

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La pobreza y desigualdad en Nicaragua exceden las tasas de rendimiento económico, aun cuando éste ha sido generalmente más alto que el de sus países vecinos. El PIB de Nicaragua ha crecido 3.5% al año durante los últimos cinco años, pero equivale a un PIB per cápita de solo $2,000 en el 2016. Esto no es suficiente para sacar al país de la pobreza, ni para limitar el continuo patrón de emigración o colocar al país en un camino hacia la competitividad global.

 La economía de Nicaragua


El crecimiento proviene de los sectores peor pagados de la economía, incluyendo la agricultura, la pesca y la silvicultura, que típicamente pagan salarios de menos de la mitad del promedio nacional.De hecho, un 60% de la población vive con menos del salario mínimo promedio (US$140) en un país donde la canasta básica cuesta tres veces esa cantidad.Como resultado, 52% de los Nicaragüenses vive en condiciones de pobreza y un 29% en condiciones de pobreza extrema.

Para empezar, la economía Nicaragüense es altamente dependiente de un puñado de actividades económicas, incluyendo la exportación de materia prima agrícola y textiles, que juntos constituyen más de un 72% de todas las exportaciones. Además, el número de empresas que están participando de este comercio es pequeño. Solo un 1% de las empresas del país exportan a mercados internacionales. Aunque estas empresas están contribuyendo al PIB, concentran la riqueza entre ellas y las familias que las conforman, que no son más de 10,000.

En el fondo de esto se encuentra una sociedad altamente desigual, con una fuerza de trabajo poco educada, poco capacitada, mal remunerada e informal. Aún más, y paradójicamente, esta fuerza de trabajo es la fuente principal de ingresos del país, pero a través de la economía informal o la migración laboral.

En gran medida, la economía de Nicaragua no es diferente a la del resto de sus vecinos al norte. Pero sus debilidades son más profundas y son reflejadas en la desigualdad y los altos niveles de informalidad y de emigración. Al sumar unosUS$1,100millones al año, o 10% del PIB del país, los flujos de remesas de nicaragüenses a su país reflejan el alto flujo de migración laboral internacional.

Informalidad en Nicaragua

Una mirada al llamado sector empresarial de Nicaragua explica algunas de las limitaciones del modelo económico del país. La economía del país está compuesta por una fuerza laboral informal y por empresas informales, que exhiben bajos niveles de ingresos y de productividad. Tres cuartas partes de las empresas están en el sector informal, al igual que tres cuartas partes de la fuerza de trabajo.

En la mayoría de los casos, las empresas informales generan menos de dos salarios mínimos al mes, o lo equivalente a US$240; de esto, la mitad se utiliza para cubrir gastos y deudas. Como la mayoría de las empresas informales (83%) son unipersonales, es decir, el patrón y el empleado son uno solo, típicamente los ingresos son bajos. En términos prácticos y reales, los negocios informales y la fuerza laboral informal contribuyen a un tercio de los ingresos nacionales, pero no más.

La informalidad en Nicaragua también está asociada con bajos niveles de educación y niveles de pobreza más altos. Entre las personas que trabajan en industrias con altos niveles de informalidad, como la agricultura, la minería y la construcción, la probabilidad de ganar menos de US$2 al día se duplica.

A nivel de educación 54.7% de los que administran negocios en el sector informal han recibido poca o ninguna educación, comparado con 15.6% de los que están en la fuerza laboral formal. Asimismo, solamente un 12.5% de los administradores de empresas informales han recibido una educación universitaria, comparado con 50.6% en el sector formal. Este sector formal conforma solamente del 25% del sector privado.

Desafortunadamente, la informalidad es extensa y las soluciones no son fáciles de encontrar. De acuerdo con una encuesta del 2015, la razón principal por la que las empresas Nicaragüenses no se formalizan es por falta de interés (38%), por dificultades con los procesos (20%), porque no ven “valor” en formalizarse (17%) y por los costos de los trámites (15%).

De hecho, registrar un negocio en Nicaragua es difícil y caro, el país ha sido clasificado en el puesto 125 de 189 países en el mundo dentro del índice de la facilidad de hacer negocios: comenzar un negocio dentro del entorno formal típicamente involucra seis procedimientos, 13 días laborales y cuesta un 72.2% del ingreso per cápita (es decir 17 salarios mínimos).

Migración y Desarrollo en Nicaragua

Junto al ejército laboral informal encontramos la emigración laboral nicaragüense la cual también es una consecuencia de un modelo de crecimiento inadecuado. Es un fenómeno que antecede la década de los 1980s, cuando miles de nicaragüenses huyeron de la guerra civil.

Dadas las asimetrías económicas entre Nicaragua y Costa Rica, donde los salarios mínimos son cinco veces más altos que en Nicaragua (un trabajador doméstico, por ejemplo, gana $500 más prestaciones, mientras que en Nicaragua es $100 sin prestaciones), y a la creciente demanda de fuerza de trabajo extranjera en áreas de importancia estratégica en las economías de otros países, hay más de 700,000 nicaragüenses viviendo y trabajando en el exterior--particularmente en Costa Rica, Estados Unidos y España.

Estos flujos son solo una parte de una serie de vínculos económicos que la comunidad nicaragüense tienen con su país de origen. El siguiente cuadro, por ejemplo, demuestra que los inmigrantes Nicaragüenses en los Estados Unidos no solo envían dinero sino que también consumen productos nostálgicos (frijoles, tortillas, queso, etc.), llaman a sus casas, visitan al país o donan a proyectos filantrópicos en sus comunidades de origen. Además, los receptores de remesas tienen importantes reservas de ahorros e inversiones que desarrollan por iniciativa propia.

A pesar de estas cifras, la migración laboral no está integrada en los planes de gobierno de desarrollo nacional. Dado los altos niveles de informalidad y los altos niveles de riqueza que se generan a través de actividades transnacionales relacionadas con la migración, es importante considerar nuevos enfoques de desarrollo.

Hacia un nuevo enfoque estratégico

En la era de la economía del conocimiento, un desafío clave para el desarrollo de Nicaragua es fortalecer el capital humano de los jóvenes y de la fuerza laboral. La educación y formación de la fuerza laboral no solo son precarias pero que también están desconectadas de las demandas de una fuerza laboral competitiva en la economía global. Asimismo, los trabajadores se sienten desmotivados de permanecer en su país cuando no existen formas de conseguir las condiciones materiales que se pueden disfrutar en una sociedad moderna.

Es importante promover estrategias innovadoras, que integren a la migración, las remesas, el ahorro y la educación, que ayuden a Nicaragua a alcanzar niveles de desarrollo más altos y que aseguren que los Nicaragüenses tengan más oportunidades sin tener que migrar. No se trata de continuar en la agricultura con ingresos muy bajos, sino de expandir las opciones en el campo de la ciencia y el conocimiento.

Este enfoque conecta a la migración y el desarrollo por medio de cinco conceptos únicos e innovadores:

  • Educación financiera para receptores de remesas
  • Acceso a crédito para pequeñas empresas — especialmente aquellas en la economía del conocimiento.
  • La promoción del comercio basado en oportunidades generadas por la diáspora (llamado “comercio nostálgico”)
  • Financiamiento de la educación por medio de la diáspora, utilizando plataformas para el envío de remesas y
  • Programas educativos extra-curriculares en áreas con altas tasas de emigración

No obstante, el desempeño de la economía Nicaragüense se beneficiará también significativamente de esfuerzos para reducir las tasas de informalidad invirtiendo en el desarrollo de capital humano, ayudando a formalizar empresas al facilitar el acceso a crédito, creando economías de escala y anclando empresas a corporaciones ya existentes. La economía informal en Nicaragua podrá ser el “Talón de Aquiles”, pero la fuerza laboral representa una oportunidad para mover el país hacia adelante.


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Manuel Orozco

Manuel Orozco

Politólogo nicaragüense. Director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano. Tiene una maestría en Administración Pública y Estudios Latinoamericanos, y es licenciado en Relaciones Internacionales. También, es miembro principal del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, presidente de Centroamérica y el Caribe en el Instituto del Servicio Exterior de EE. UU. e investigador principal del Instituto para el Estudio de la Migración Internacional en la Universidad de Georgetown.

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