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¿Es posible la cooperación interclasista?

Alguna forma de cooperación interclasista, debería ser el norte de nuestra futura actividad política tras la unidad en la acción en Nicaragua

El pasado se hizo presente de nuevo con una dictadura más en otro escenario

Onofre Guevara López

7 de diciembre 2021

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No es (…) aplicable directamente (…) la antítesis capitalismo-socialismo, ya que se caracterizan, por el contrario, por la colaboración de socialistas y burgueses en la misma lucha.
Georg Lukács

Lukács, filósofo y político húngaro (1885-1971) interpretó a Marx desde la perspectiva humanista. El epígrafe corresponde a la Introducción de su libro Significación actual del realismo crítico, en la que hace referencia a la colaboración entre clases opuestas ante determinadas situaciones históricas, sin que pierdan su diversidad ideológica y política.


Puso como ejemplo al movimiento mundial por la paz, un hecho histórico posterior a la II Guerra Mundial (1939-1945) que despertó “la conciencia de cientos de millones de seres (…) sin precedentes en la historia del mundo” en la lucha para evitar una tercera guerra mundial.

Ese movimiento de masas por la paz lo integraron políticos e intelectuales demócratas, comunistas, socialistas y cristianos de la mayoría de los países y de varios sistemas políticos. Paralelo a este movimiento estaba en su apogeo la Guerra Fría que en los Estados Unidos se reflejó en el macartismo, el rostro de la reacción ultraconservadora, cuyo belicismo tuvo vigencia peligrosamente durante la intervención estadounidense en el conflicto armado de Corea entre 1950-1953.

Por esos motivos, en ese período histórico la lucha por la paz estuvo como primer punto en la agenda política de la mayoría de los pueblos. En la lucha de la paz contra la guerra, se luchaba nada menos que por la supervivencia de la humanidad, y esta valoración de la lucha por la paz fue el centro del pensamiento de Lukács, quien, por otra parte, en el campo de la literatura y la política su crítica también la orientó contra el estalinismo.

II

A nuestro pequeño mundo, políticamente atrasado y dependiente, las sombras de aquella guerra en Asia y la lucha por la paz llegaron cuando estábamos bajo la dictadura del primer Somoza, quien tuvo vida como dictador y como padre de dos dictadores por la intervención armada de los Estados Unidos (1912-1933) y de su injerencia política directa hasta 1978, cuando el Gobierno de Carter dejó de apoyar al último Somoza.

Somoza García, tomaba como propia la política exterior de los Estados Unidos. Por eso, la influencia del macartismo no estuvo ajena a los asuntos políticos internos, de lo cual quedaron dos hechos en nuestra historia:

Uno. El Pacto Somoza-Cuadra Pasos (1948), una alianza liberoconservadora que consolidó el dominio oligárquico sobre nuestro país y, en particular, su macartismo inspiró la represión de la dictadura somocista contra el movimiento obrero, con el encarcelamiento masivo de más de 300 dirigentes y activistas del sindicalismo y el Partido Socialista, ese mismo año.

Dos. El Pacto “de los generales” Somoza y Chamorro (1950) que igualmente significó consolidar a la dictadura y la oligarquía conservadora contra los derechos democráticos e institucionalizó el zancudismo político –repartición de cargos públicos— sistema volvió a tener vigencia por el pacto Ortega-Alemán, refrendado con la farsa electoral orteguista del 7 de noviembre 2021.

III

Dentro de aquel ámbito político, cayó la influencia del macartismo y con menos éxito las ideas de la lucha por la paz. De los dos pactos mencionados, solo el de “los generales” tuvo repercusión en la prensa nacional que entonces contaba con cinco o seis diarios; pero acerca del primer pacto, se limitaron a informar sobre su aspecto político partidista y nunca sobre sus consecuencias contra el movimiento obrero.

En aquellas condiciones, muy poco, solo lo tangencial, se divulgaba por el periodismo sobre lo que ocurría en los movimientos sociales. Algo que llamó la atención de la dictadura y del periodismo fue cuando tres sindicatos tomaron la bandera de la lucha por la paz mundial y denunciaron la represión política y la falta de libertad sindical (1951) por medio de un documento dirigido a la conferencia de Organismos no Gubernamentales de las Naciones Unidas que se reuniría en agosto, teniendo como sede Managua.

El dictador Somoza García –para aparentar civismo, contrario a su proceder represivo—, nombró una comisión de personalidades –incluidos periodistas opositores y somocistas— para que “analizara” el contenido del documento de los sindicatos. Su dictamen fue lo esperado y propio de aquella época de primitivismo político: ¡que el documento revelaba la infiltración “del comunismo internacional” en los tres sindicatos!

Las sanciones no se hicieron esperar, y los tres sindicatos (zapateros, tipógrafos y obreros de la construcción) fueron ilegalizados y congeladas sus cuentas (sus cotizaciones) en un banco privado, o sea, confiscadas.

IV

Ya se habrán preguntado… ¿qué relación hay entre las ideas de Lukács sobre la cooperación interclasista con la represión sindical en Nicaragua de entonces?

Esa cooperación interclasista no solo no existió en el movimiento en favor de la paz, sino que nunca fue una actividad muy importante y, en aquellas circunstancias difíciles para los trabajadores, las otras clases no se dieron por enteradas.

Pero ahora, cuando las circunstancias políticas en nuestro país son otras, los motivos de la represión y quienes hoy reprimen también son otros, en especial a partir de la crisis política y social de abril de 2018, surgió objetiva y espontáneamente la cooperación interclasista por los intereses democráticos comunes.

Este cambio de la cultura política de varios sectores de la sociedad, se reflejó en la madurez política de los manifestantes de abril, cuando hasta la misma burguesía, que aún tenía oficialmente su participación en el gobierno corporativo que encabezó la dictadura, tomó partido en favor de las libertades públicas.

Esa fue una ocasión en la que se hizo posible la cooperación interclasista, sin que nadie lo previera de tal modo. Iniciada la represión el 18 y continuada con el primer asesinado el día 19 de abril, el Consejo Superior de la Iniciativa Privada (Cosep) convocó a la primera manifestación de masas.

El día anterior a esa manifestación convocada por el Cosep, exdirigentes de la Juventud Sandinista (la original) exdiputados y exdiplomáticos del FSLN opositores a la dictadura Ortega Murillo, y por supuesto muchos exmiembros de base del ex Frente Sandinista, se mostraron decididos a participar en aquella manifestación… “aunque fuera convocada por el Cosep”.

Así, de manera espontánea, opositores de todas las corrientes políticas se interesaron en darle vida a una idea coincidente con la cooperación interclasista, porque estaban siendo víctimas por igual de la represión dictatorial y todos aspiraban a vivir con libertad y con respeto a sus derechos humanos... ¡sin discriminar y discriminarse en esta lucha por cuestiones ideológicas ni de clases!

Sin duda, la idea de Lukács de la cooperación interclasista la impuso la circunstancia de enfrentarse en conjunto a la dictadura y el interés común de ser libres, como en su tiempo otros lo hicieron para liberarse de las amenazas de una nueva guerra mundial.

En nuestra circunstancia, esa cooperación se justifica con el común interés y pensando en que en el centro de todo y, sobre todas las cosas, está la defensa de las personas involucrados en la lucha por la justicia y los derechos humanos, sin importar las ideologías.

Ese principio humanista sigue vigente e insustituible como razón de la lucha por la democracia, aunque en la práctica solo se ha visto a medias. A esa razón se respondió en abril 2018, y hace muy poco quedó demostrada con la abstención masiva en la última farsa electoral.

Pero durante la etapa represiva se falló a esa razón, porque no se pudo lograr que toda la fuerza popular en resistencia se expresara en la unidad en la acción organizada dentro de una gran Coalición Nacional. Y sabemos de sobra lo que ocurrió.

Actualmente, hay algo irónico: la dictadura, que a garrotazos y balazos acabó con las manifestaciones e impidió la organización unitaria de la diversidad con el encarcelamiento indiscriminado de personas de clases e ideas opuestas, ha logrado la unidad en un solo sentimiento por la libertad de los presos de todas las clases sociales en las ergástulas de la dictadura:

Muchas mujeres dirigentes sociales y políticas; empresarios del Cosep; dirigentes campesinos, estudiantes y trabajadores; precandidatos presidenciales de diferentes ideologías; dirigentes de partidos políticos de izquierdas y derechas; defensores de derechos humanos; abogados de presos políticos; periodistas; exdiplomáticos; banqueros y de otras profesiones.

Eso plantea un reclamo: que la cooperación interclasista por causas justas y humanistas comunes que existe de hecho en las cárceles, es necesaria y posible sacarla hacia pueblos y ciudades de toda Nicaragua.

Al margen de estas cuartillas

*Alguna forma de cooperación interclasista, debería ser el norte de nuestra futura actividad política tras la unidad en la acción…

*No solo porque es justa, sino porque es necesario rechazar para siempre la mala costumbre…

*De no pensar sobre cómo enfrentar el futuro, y de actuar espontáneamente…

*Como quien dice, siempre queremos arreglar las cargas en el camino…

*Lo hicimos antes de 1979; lo volvimos a hacer después de 1990; lo repetimos en 2021…

*Pensemos esta vez en arreglar las cargas antes de emprender de nuevo el camino…

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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