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Espíritus, fantasmas y realidades

A los fantasmas, hay que anteponerles el espíritu de abril… ¡para que sean otros los asustados!

Los adversarios abiertos y solapados aprovechan las diferencias de origen social entre sus integrantes para provocar resentimientos

26 de enero 2021

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Este martes, 26 de enero del 2021, la rebelión popular del 19 de abril del 2018 está cumpliendo dos años, ocho meses y treinta y ocho días. Un tiempo vivido bajo represiones, exilios, heridas, muertes, encarcelamientos, hostigamientos, todo coronado con leyes como la que prescribe prisión perpetua. Todo esto, a menos de once meses de unas elecciones generales, solo tiene el objetivo de frenar las candidaturas de los opositores que los dictadores no quieran enfrentar.

Durante ese lapso, la dictadura solo ha podido crear la realidad de un país política, económica y socialmente inestable, y victimizar a la mayoría de su población con violencia física, actos ilegales y frenos jurídicos. Son los ribetes del cuadro de un país en crisis, a la que se suma la desatención oficialista ante la pandemia del Covid-19.


Tratándose de violaciones de derechos y libertades a los ciudadanos, solo podía surgir inevitable y justa la reacción patriótica contra las malas prácticas y peores intenciones de dos individuos con locas pretensiones de darle perennidad a su poder político corrupto sobre el Estado.

Aun así, ciegos de poder e inconscientes como aparentan estar, perciben la imposibilidad de permanecer por más tiempo como dómines absolutos de la vida de los nicaragüenses, y por eso, con su irracionalidad acostumbrada arremeten contra los opositores. Entre esos intereses encontrados, los de la mayoría del pueblo y la minoría dictatorial, surgieron los sucesos iniciados el 19 de abril que se convirtieron en inspiradores de la lucha por las libertades, sintetizado en lo que se ha llamado… espíritu de abril.

II

Ese concepto de espíritu fue asumido como legítimo por los sectores populares y por la oposición en general. Pero no es el espíritu de significado religioso ni del idealismo filosófico, sino distinto a estas y a las otras acepciones de espíritu reconocidas oficialmente en nuestro idioma, sino algo concreto ligado a la lucha frente a las injusticias de la dictadura:

El espíritu como sentimiento de solidaridad hacia la causa de una comunidad o de una clase social. En nuestro presente histórico, de solidaridad en la lucha de una amplia masa opositora frente a la dictadura. En una contradicción como la planteada en el país, ese sentimiento de solidaridad es indispensable, cuando la vida ha sido arrebatada en mayor detrimento del sector popular de la oposición y la dictadura no deja de reprimir y victimizar de otras formas a políticos y empresarios de oposición de diversas tendencias políticas. Omitir esta realidad, da lugar al sectarismo, contrario a la solidaridad, que ya se manifiesta en un conocido partido político.

El espíritu como idea central, carácter fundamental y esencial de algo. Este concepto de espíritu, se han mantenido inalterable en el pueblo opositor: su idea principal de poner fin a la dictadura, equivale a la liberación de sus derechos humanos y públicos secuestrados dentro de un esquema constitucional prostituido. La idea central es destruir este esquema que, con las leyes recién aprobadas se pretende convertir a los nicaragüenses en siervos de dos verdugos.

El espíritu como brío, ánimo y vigor en la acción política opositora de las masas populares, fue demostrado durante y en posteriores días del 19 de abril del 2018. Entonces, el sentir anti dictatorial de las masas populares, la idea central de su movimiento de impulsar las luchas por las libertades con una briosa actividad política sin descanso ni temores, es lo que le dio vida al concepto espíritu de abril.

Ese espíritu, es el que la dictadura ha venido tratando de desvanecer durante este proceso de casi tres años, no solo manteniendo la represión, sino también tratando que la actividad opositora no demuestre todo el brío ni trate de aplicarlo con todo el vigor potencial del que disponen los sectores populares.

Es verdad que las brutalidades represivas de la dictadura es uno de los mayores obstáculos para las actividades políticas, porque precisamente en eso consiste su naturaleza dictatorial, pero, al mismo tiempo, es un factor que actualiza la necesidad de recuperar el verdadero espíritu de abril, porque precisamente en esto consiste la naturaleza de la oposición. Los demás eventos políticos, son factores complementarios de la lucha.

III

No debemos olvidar que el sentimiento de solidaridad, como elemento base para unirse y fortalecer una causa común dentro de un colectivo político, lo conocen los adversarios –que no son solo los dos dictadores— y saben que cuando falla o se debilita, se les hacer más fácil imponerse por sobre las aspiraciones del pueblo, debilitándole en su conciencia el espíritu de abril.

Ese es el motivo por el cual se ha retrasado la unidad en la acción, pues entre el individuo y el colectivo opositor se ha filtrado una imagen o un espectro de algo imaginado. O, mejor, mal imaginado. En otras palabras, dentro de nuestra realidad política, ha aparecido un fantasma que impide la unidad en la acción y debilita el esfuerzo común frente a la dictadura: el representado y presentado por la señora Kitty Monterrey –hasta hoy, con la complacencia de los otros integrantes de la Alianza Cívica—: el peligro del “socialismo” que ella mira en otras organizaciones opositoras con el que promueve un sentimiento anti solidario.

Si en esta situación de tantos peligros interpuestos por la dictadura surgen peligros imaginarios se imponen sobre la conciencia de las fuerzas opositoras, nunca será posible lograr unas elecciones que merezcan tal nombre. Este y los objetivos democráticos, será menos posible alcanzarlos si, cuando más fuerza unitaria se requiere, aparece un partido con su fantasma impidiendo la unidad en proceso. De esto, no queda más opción que pensar mal.

Y ese mal pensamiento, consiste en imaginar que detrás de ese fantasma, está la voz de un ventrílocuo fantasma adversario de la causa liberadora del pueblo nicaragüense.

Y, si por desgracia existe ese otro fantasma detrás de su fantasma, el deber de todos los opositores de buena casta, es mantenerse alerta respecto al curso que se le quiera dar a lucha de la oposición en momentos tan cruciales.

Si solo fuera una sospecha, bueno sería para todos, pues solo se trataría de otro tipo de espectro imaginado, pero no por gusto, si no por culpa de quien primero echó a volar en suyo… el fantasma rompe grupo.

Al margen de estas cuartillas

*¿Cuánto queda del espíritu de abril entre la juventud? Como eso no es medible por tratarse de algo ideal, es mejor vera ese fenómeno con calma…

*Pero tampoco sería bueno hacerlo con demasiada calma, porque los jóvenes podrían dormirse… y soñar con el fantasma de doña Kitty…

*Por si acaso, cuidado: el sector joven de la AC no se ha pronunciado contra ese fantasma…

*No siempre soñar es malo ni tiene que ser con fantasmas; ahora mismo sueño hasta despierto:

*Que los partidos y políticos tradicionales desahuciados en aquel abril, están apareciendo disfrazados y con cuentos de fantasmas…

*Es un sueño tétrico, pero más tétrico sería que ese sueño se hiciera realidad…

*Y lo real fantasmagórico, además de tétrico, estaría en que los jóvenes se olvidaran… ¡del espíritu de abril!

*A los fantasmas, hay que anteponerles el espíritu de abril… ¡para que sean otros los asustados!


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Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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