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Falleció Chagüitillo, renació el símbolo

La traición al símbolo de la digna trayectoria histórica de los trabajadores: Chagüitillo

Chagüitillo en entrevista con Carlos F. Chamorro.

15 de marzo 2016

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Domingo Sánchez Salgado Chagüitillo, “no pudo cumplir su último deseo de participar en la celebración del centenario de su nacimiento, en diciembre del año pasado”, informó su hijo, Luis Sánchez. Por el temple humano y socialista (o socialista por humano) que le conocí, Domingo no debió temer a la muerte, sino más bien debió sentir triunfante su vida sobre las estadísticas nacionales que señalan la perspectiva de vida de una persona en más o menos 70 años. Domingo cumplió su voluntad de llegar a los cien años, y aún vivir un mes y 19 días más.

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¡Y qué vida, la de Domingo!, toda llena de lucha, desde que, pasadas la niñez y la adolescencia, se entregó con valor y decisión a la defensa de su clase obrera-campesina, y no solo por no haber sido ajeno al padecimiento de las injusticias sociales a que condena a los pobres el sistema en el que le tocó vivir, sino porque se entregó con principios y sin condiciones a la lucha por cambiarlo.  Hago cálculo sobre la duración de esa entrega de Domingo, y no fueron menos de 76 años.

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Es un cálculo sobre su vida activa, desde cuando impulsó la primera huelga de albañiles en Matagalpa, pasando por las primeras organizaciones sindicales, haciendo actividades políticas anti dictatoriales desde antes de su ingreso al Partido Socialista (porque primero fue conservador), dirigiendo reclamos laborales, huelgas y federaciones sindicales, haciendo campañas electorales, legislando de verdad durante diez años y participando en la redacción de la Constitución Política de 1987.  Y todo ese lapso de combatividad, le fue condecorado por la dictadura somocista con más de cien encarcelamientos.

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Todos los buenos recuerdos que tengo de Domingo, datan desde que le conocí personalmente a inicios de la década del 50, aunque –sin saberlo yo entonces—, habíamos ingresado al Partido Socialista Nicaragüense en la misma “promoción” del 2 de abril de 1945, en un reclutamiento que ese partido hizo en conmemoración de su primer aniversario de fundado (1944).  Y desde entonces no dejé de ser su compañero y amigo, aunque no faltaron desencuentros en el proceso de la lucha dentro de los sindicatos y del partido.  Es que en ninguna parte ni en ningún tiempo las luchas sociales son un camino de rosas, y abundan las contradicciones, por mucha fraternidad compartida que exista.

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Nosotros, él y yo, participamos en eso, pero nunca perdimos la estima ni el respeto personal mutuos.  Y en los últimos años, ya ni siquiera recordábamos nada de esas rupturas, que solo quedaron como malas experiencias, porque lo principal es saber conservar intactos los principios originales básicos que animaban nuestras actividades. Durante estas actividades, no faltan tampoco los pequeños disgustos personales. Yo solo recuerdo haber tenido uno con Domingo, y lo conté en la celebración del centenario de Domingo, el 20 de diciembre 2015:

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Fue cuando, en una de las tantas ediciones sabatinas del semanario Orientación Popular, salió una de nota escrita por Domingo sobre su trabajo político-sindical durante la semana. El día lunes, se apareció furioso, reclamándome por los cambios que le hice a su escrito, y me gritó: “Es fácil cambiarme la redacción de mi trabajo, ¡porque vos te la pasás aquí sentado y no te vas a joder al monte como yo me jodo!”  Ni qué decir que Domingo tenía la razón, pero en su cólera no entendió mis razones de editor frustrado, que pretendió ser el intermediario entre lo que él quería decir y lo que debían entender sus lectores…

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Ojalá así hubiesen sido los disgustos y contradicciones en el movimiento obrero nicaragüense, porque cuando esos desencuentros se expresan en rupturas orgánicas e ideológicas, no faltan quienes desertan y llegan hasta la traición a su clase y a los principios en que un día sustentaron su actividad. Y de ese tipo de situaciones, en el presente hay mucho que lamentar.  El papel de algunos líderes sindicales que orientan a los obreros en el colaboracionismo y hacen de los sindicatos entes dóciles ante intereses políticos partidarios, empresariales y gubernamentales, han traicionado al movimiento obrero histórico, y traicionan a Domingo.

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Seguramente que esta lamentable situación de casi todo el sindicalismo actual, fue de lo más amargo y duro que Domingo pudo haber sufrido en sus últimos años de vida, peor incluso que todos los encarcelamientos de que fue víctima durante la dictadura derechista de los Somoza. Toda la honrada trayectoria de Domingo Sánchez Salgado Chagüitillo, la han traicionado, al actuar con ideología prestada al adversario de clase y con una agenda política ajena a los interesas de las clases obrera y campesina, por las cuales él luchó sin descanso.

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Mientras esta traición perdure y no sea rescatada la autonomía y la independencia del movimiento obrero nicaragüense, los trabajadores guardarán luto por el fallecimiento de Domingo, pero más por la traición al símbolo de la digna trayectoria histórica de los trabajadores: Chagüitillo.

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Domingo es también símbolo de la lucha por la soberanía de los pueblos, y ahora mismo, lo tengo presente: nunca consideró un patriota, y por extensión, un internacionalista, a quien cree correcta la injerencia extranjera en los asuntos internos de un país.  O sea, que cuando se simpatiza con un decreto como el de Obama, declarando a Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria”, y con la pretensión de la derecha de hacer renunciar a su presidente, se tiene –conscientemente o no— una coincidencia orgánica e ideológica con la injerencia extranjera y contra las soberanías nacionales.

Cronología imperial (*)

1947.- 1) En un discurso pronunciado en Fulton, Missouri, Estados Unidos, el ex primer ministro británico Winston Churchill, puso en movimiento efectivo la Guerra Fría. 2) Estados Unidos creó la fatídica Agencia Central de Inteligencia (CIA). 3) Se inició la paulatina imposición del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), instrumento belicista de los Estados Unidos con el que propició la implantación de dictaduras militares en América del Sur y la amenaza del intervencionismo en todo el continente.

1948.- En abril, se reunió en Bogotá, Colombia, la IX Conferencia Panamericana, de donde surgió la Organización de Estados Americanos (OEA), sustituta de la Unión Panamericana como el ministerio para las relaciones coloniales de los Estados Unidos con América Latina y el Caribe.

(Continuará)

(*) Resumida de Guía del Tercer Mundo-86.

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Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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