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La fiebre de oro de las dictaduras de Nicaragua y Venezuela

La sanción a Eniminas y la demanda de liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos

Arturo McFields

22 de junio 2022

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El pasado viernes los negocios mineros de la dictadura de Nicaragua recibieron un contundente gancho al hígado. La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a la Empresa Nicaragüense de Minas (Eniminas), una de las tantas empresas de la familia Ortega-Murillo que funcionaba como una “lavandería”, para enriquecer a Maduro y sus compinches en Venezuela.

Crecimiento milagroso del oro. En un período de cuatro años Nicaragua había duplicado la exportación de oro, parecía haber descubierto las minas del Rey Salomón. En los cinco primeros meses de este año se exportó en oro bruto 410 millones de dólares, 65 millones más en comparación al año pasado, proyectando alcanzar casi mil millones al cierre de 2022.


No todo lo que brilla es oro. El experto Ryan Berg del CSIS en Washington, indicó a 100% Noticias que la dictadura de Venezuela está tras este inaudito milagro. Maduro envía cargamentos de lingotes de oro desde Venezuela y “a medida que el oro llega a Managua, Eniminas lo procesa y lo etiqueta como oro nicaragüense. La empresa minera estatal de Nicaragua funciona como un puente entre los dos dictadores, ya que los lingotes de oro se exportan fuera de Nicaragua y se venden en los mercados internacionales”, funcionando como una “empresa criminal transnacional”, asegura el experto.

La sanción del pasado viernes dio directo al clavo, perfecta y precisa como bisturí de cirujano. A diferencia de las llamadas sanciones “pan con mantequilla”, de las que ORMU se burla usando prestanombres y una dócil Asamblea Nacional corrupta, esta última medida de la OFAC fue como una bala de plata, penetrando el corazón del negocio y quebrando a quienes lo gestionaban.

¿Fue gato casero?. Pareciera que la información para aplicar esta medida punitiva provino de buena fuente, de alguien que conocía muy bien el origen y el destino final de la ruta del oro. Quizás alguien de la familia que desertó del anillo de hierro hace un par de meses y que por pura casualidad se encuentra en condición de “anonimato” en Estados Unidos.

Promesa cumplida. La Administración Biden había anunciado que vendrían sanciones más fuertes para la dictadura de Ortega y Murillo, ante su continuada violación de los derechos humanos y los tratos crueles a 184 presos políticos. La promesa se cumplió, aunque no se nos dijo que la sanción sería un golpe para las finanzas de la dictadura de Ortega, que causaría el cierre de la “lavandería” de Maduro y enviaría un poderoso mensaje a quienes transan con Putin en la región.

Si bien es cierto este golpe, brillante como oro de 14 kilates, es uno de los primeros, todo parece indicar que no será el último. Ortega, y también Murillo, deben entender que los 184 presos políticos son inocentes y todos deben ser liberados de manera inmediata e incondicional.

Al igual que la historia de Alibaba, la dictadura tiene todavía otros 40 negocios sucios, o más, que pueden ser torpedeados por nuevas sanciones, dirigidas a lo más sagrado, a lo único que el régimen respeta y venera más a que Dios, los dólares, los benditos dólares.

*El autor fue Embajador de Nicaragua ante la OEA.

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