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La gasolina en el motor político nacional

El costo y los aumentos actuales de la gasolina y todos los hidrocarburos es parte del acumulado histórico de las injusticias sociales

Un mercado de los combustibles dominado por unas pocas grandes empresas que se recetan elevados márgenes de comercialización

Onofre Guevara López

2 de agosto 2022

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Los reclamos masivos en contra del alza del precio de la gasolina, junto a su consecuente aumento de los precios a los productos de consumo humano vitales, han explosionado socialmente en casi todo el mundo. En América Latina están teniendo su mayor expresión combativa y larga duración en Ecuador y Panamá. Y, como siempre, también están recibiendo su dosis acostumbrada de represión, lo que genera la violencia en las calles y la destrucción de escaparates del comercio. En ambos países ha habido al menos un muerto y muchos heridos.

Dos características se están expresando en estos conflictos económicos sociales –más su componente político inevitable— pero no son nuevas: a) que los gobiernos represores están dirigidos por políticos ligados a los partidos de las clases dominantes, los cuales reprimen y después se declaran “amantes del diálogo” y de “la no violencia”; 2) que gobernantes y políticos de todos los matices le están echando la culpa a la guerra en Ucrania lo del aumento del precio de la gasolina y demás productos de consumo diario.


En el primer caso, la represión nunca se la han economizado los gobiernos patronales, y generalmente terminan cediendo migajas por debajo del costo humano de las movilizaciones y de la represión, aunque muchas veces no ceden en nada. En el segundo caso, la crisis de los precios de todos los productos es una constante en el sistema social imperante y, en cuanto a la gasolina, solo es parcialmente cierto que es causa de la guerra, pero es un componente más de los muchos componentes que motivan la carestía, porque el costo de la vida para los sectores populares nunca ha cesado, ni en los tiempos de paz. El costo y los aumentos actuales de la gasolina y todos los hidrocarburos es parte del acumulado histórico de las injusticias sociales en todas partes, de aquí a la Conchinchina.

II

Pero, ¿qué pasa en Nicaragua con el costo y los aumentos en el precio de la gasolina? Lo que ha pasado en todos los tiempos desde que existe el consumo de este producto en nuestro país: las excusas políticas de los beneficiados del negocio, y las protestas e inconformidades de los afectados, ahora con algunas características particulares.

La primera es que las inconformidades y las protestas no trascienden las tímidas quejas cuando el consumidor está echando gasolina en cualquier estación distribuidora, con las cuales, en vez de animarse y animar a los demás a manifestarse combativamente más bien provocan lástima: “Esto ya no se aguanta…” “¡Qué vamos hacer si en el gobierno nadie escucha…!” “Solo estamos ganando para pagar el alquiler del carro y para comprar la gasolina, que está muy cara…” “No sé adónde vamos a llegar con esto…” Y sigue un gran extra de tontos etcéteras.

La segunda es tan cruel, como echarle sal a la herida: ¡aquí los gobernantes son parte destacada de quienes se benefician con el negocio del costo de la gasolina! Si en otros países los gobernantes son agentes de los negociantes y justifican toda alza, y como capitalistas que son también, representan los intereses patronales y los suyos; pero en Nicaragua… ¡los gobernantes son también los patronos y agentes del negocio de los combustibles!

Todo el mundo lo sabe, peros las quejas, además de inútiles, solo provocan lástima, porque con tan pobre reacción ante el problema solo benefician a los gobernantes-comerciantes y pone en peores condiciones económicas a los mismos afectados, a todos los consumidores y a los usuarios del transporte colectivo, del selectivo y dueños de vehículos particulares.  Todo un problema social que tiene negativas respuestas de alcoba.

III

Parecerá mentira, pero la voracidad de riqueza de un lado y la mansedumbre por el otro lado, contrasta con nuestra propia experiencia histórica. Cuando a mediados de los años treinta, concretamente, en febrero de 1936, en Managua se produjo una huelga de choferes, dirigida por la Liga Nacional de Choferes en protesta por el alto precio de la gasolina.

Una huelga solo pocos meses previos al golpe de Estado de Somoza García contra el presidente Juan Bautista Sacasa (junio de 1936) y a dos años posteriores al asesinato de Sandino. Durante esa huelga –cuando en Managua había pocos vehículos motorizados— hasta hubo un chofer muerto a tiros, David Castellón, por un tal Wheelock, de quien se dijo era cónsul inglés.

Y hubo un hecho político colateral: Somoza llamó a dialogar a los choferes en huelga, no para solucionar el problema, sino para utilizar aquel movimiento social como mampara del golpe militar que ya tenía proyectado.

Efectivamente, una comisión de los huelguistas platicó con Somoza, quien les dijo que el responsable del alza de la gasolina era el presidente Sacasa, y les propuso que su manifestación marchara hacia la Casa Presidencial, protegidos por él, para exigirle bajara el precio de la gasolina, y si no aceptaba deponerlo de la presidencia y así resolver el problema. Los choferes se negaron a ser utilizados, y regresaron la marcha hacia el Parque Central; luego comenzó a ser reprimida con un saldo de 25 presos. Cuatro meses después cumplió su plan golpista. Este hecho, no alcanzó en las páginas de ninguno de los historiadores liberales y conservadores

La huelga duró solo 24 horas, y en ese corto tiempo movilizó al resto de trabajadores, quienes pararon sus actividades en solidaridad con los choferes: ferrocarrileros, sastres, zapateros, obreros de la construcción, tipógrafos y empleados del comercio. No lograron bajar el precio de la gasolina, pero los trabajadores ganaron en experiencia y en solidaridad de clase.  Un hecho político social que, por ahora, su repetición es algo inimaginable, y de previsibles resultados trágicos.

IV

A propósito… ¿cuánto tardaría la guardia de ahora para desatar la represión, contra los choferes en una situación de huelga por el alto precio de la gasolina? ¿Permitirían una manifestación de choferes en Managua? En el hipotético caso que pudieran hacerla… ¿permitirían que se acercara al reparto El Carmen? ¿Qué harían contra los paros solidarios de los otros gremios?

Las respuestas las puede imaginar todo el mundo. Los choferes de hoy en particular, que solo están dando respuestas con sus lastimeras quejas por el temor a la represión, causa inmediata de su pasividad, pues recuerda bien que… “el golpe avisa y la sangre enseña”, como dice un dicho popular de vieja data.

No es justo echarle la culpa a la pasividad de los choferes solo al temor a la represión que impera actualmente contra toda modalidad de protesta. Pero la causa principal de la pasividad, no solo de los choferes, sino también de los trabajadores y de la ciudadanía en general, está en no poder para hacer ninguna demanda masiva ni para enfrentarse a la represión con la fuerza única que da la unidad de las organizaciones políticas y sindicales, y que ahora no tienen los trabajadores.

La huelga de los choferes contra el aumento del precio de la gasolina del año 1936 fue posible, porque estaban organizados en la Liga Nacional de Choferes; las huelgas de choferes en los años sesenta fueron dirigidas por el Sindicato de Choferes de Managua que también enfrentó la represión de la guardia somocista.

Ahora los choferes no tienen sindicato, solo cooperativas que tienen actividades comerciales y de servicio, menos para dirigir sus justas luchas. En general, la clase trabajadora nicaragüense está desarmada ante las injusticas combinadas entre el Estado y la empresa privada. Esta, a su vez, está reprimida por el Estado, mientras los trabajadores soportan las injusticias labores de parte de los dos factores de poder, en lo económico y en lo militar.

V

Ya se habrán preguntado: ¿y el sindicalismo, en dónde está y qué hace, por qué su existencia no se manifiesta?

Porque los sindicatos y centrales sindicales están en manos del oficialismo desde finales de los años ochenta, y ahora también en manos de líderes oportunistas, politiqueros, funcionarios públicos como el “presidente” de la Asamblea legislativa de la dictadura, de otros diputados y unos más ligados de alguna forma al gobierno orteguista.

En los años ochenta, todavía funcionaban sindicatos y centrales independientes. Los sindicatos y centrales sandinistas tuvieron cierta autonomía que les permitió impulsar la unidad sindical nacional, un esfuerzo fallido por las circunstancias políticas de la época. Eso ha significado ahora el desarme de la clase trabajadora de su organización sindical autónoma, su única arma para mayor fuerza y mejor defensa. Esta es la causa fundamental de la actual situación pasiva de los trabajadores; de que no estén totalmente conscientes de cuál es su fuerza social no solo como principales factores de la producción, sino también como autores de su propia liberación para emprender acciones contra las injusticias laborales y en pro de la defensa y el desarrollo de sus conquistas sociales.

Esta es la etapa de nuestra historia que –como nunca antes— a los trabajadores les toca vivir en la indefensión.  Esta es una situación reñida con el desarrollo histórico… y durará quién sabe hasta cuándo. No es pesimismo, solo realidad. La reconquista de su autonomía de clase, está ligada a la conquista de todas las libertades públicas de los nicaragüenses.

Al margen de estas cuartillas

*El esfuerzo más importante y único que se ha hecho en Nicaragua para llenar la aspiración de tener… “para una sola clase social, una solo central sindical”, se hizo creando la Coordinadora Sindical, en 1981…

*La Coordinadora la integraron ocho centrales sindicales de todos los colores políticos y dos organismos nacionales: CST, CAUS, CGTI, CUS, Anden, CTN (autónoma) Frente Obrero, Fetsalud, UPN (periodistas) y la ATC (campesinos); solo se auto excluyó de este intento la CTN ligada a políticamente a la derecha del Cosep de entonces…

*La mejor muestra de que dictadura actual ha impulsado a propósito la división de los trabajadores y destruido la anidad sindical, es la existencia de dos CST orteguistas…

*Ambas centrales controlan el sindicalismo intentado desclasarlo y hacerlo obediente a la línea política del gobierno, una de ellas presidida por un diputado de la bancada “sandinista” en la Asamblea Nacional…

*Sus dirigentes son ejecutores de la política laboral oficialistas, y controlan –dizque organizados— a los trabajadores de las Zonas Francas como si fueran funcionarios de esas empresas transnacionales…


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Onofre Guevara López
Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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