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Nuestro dramático proceso político

Las generaciones anteriores y actuales supieron y saben que los gobernantes autoritarios no tienen el don de la perennidad

Onofre Guevara López

28 de febrero 2023

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Es de elemental conocimiento que la naturaleza y la vida que de ella emana son partes de un mismo proceso, y tenerlo en cuenta es obligado para quien presuma de revolucionario y actúa en las luchas sociales y políticas. Necesario, además, para no pensar que, alcanzada una meta, sea a largo, mediano o corto plazo –según el objetivo perseguido— es para siempre, porque entonces comenzaría su propio proceso de cambio… de revolucionario a conservador.

Ni siquiera se daría por enterado de su metamorfosis, y que ya está convertido en enemigo de los cambios sociales que antes pensó necesarios. En Nicaragua tenemos encima el ejemplo de un exrevolucionario transformado en reaccionario, pues habiendo sido uno de los actores en la lucha entre lo nuevo y lo viejo, ahora representa lo viejo.


Por ello piensa que las nuevas contradicciones se resuelven solo con violencia. No toma en cuenta que la violencia triunfante de 1979 del siglo pasado fue solo el comienzo de un nuevo proceso hacia nuevos cambios, cuyo avance también contradictorio, exigió soluciones que, lamentablemente también fueron violentas y transitorias también para luego alcanzar una meta de paz.

Esa experiencia –que tan alto costo aún está cobrando— no la toman en cuenta los nuevos dictadores y actúan como si la historia empezó en 2007. Y por ello se oponen con violencia a los inevitables cambios de una vida de opresión hacia una vida con libertades y derechos plenos. Nada nuevo: ni su terquedad ni su contradicción con la historia.

Las generaciones anteriores y actuales supieron y saben que los gobernantes autoritarios no tienen el don de la perennidad, y eso basta para que no haya conformidad con nada que no sea progresivo y progresista en el curso de la vida.

II

Repasemos. Posterior a 1821, los gobernantes –entre violencias y traiciones— fueron relativamente autónomos en la conducción del poder hasta el final del siglo XIX y los primeros diez años del siglo XX. Desde 1912, se inició un proceso de fuertes contradicciones entre los intereses nacionales y los intereses del país interventor; hubo quienes coincidieron con los extranjeros, en oposición a los intereses de la mayoría de los nicaragüenses.

En esa etapa, la lucha se expresó en lo económico y lo político de parte de los trabajadores con sus organizaciones aún en ciernes; en lo militar, los marines y traidores por un lado y, por el otro lado, el ejército de campesinos de Augusto C. Sandino, representando a toda la nación, aunque no todos sectores lo entendieron…

La siguiente etapa inició sin la presencia militar extranjera gracias a Sandino y al sacrificio de su vida; pero si la intervención militar tuvo su continuidad a través de las tres dictaduras de los Somoza; la continuidad del sandinismo patriótico (no partidario) fue el sustrato de las luchas posteriores… incluso con las armadas.

Las nuevas luchas no fueron lineales –ni podían serlo— sino con sobresaltos, torceduras de rutas y fracasos temporales, con muchos dolores y mucha sangre. Este proceso no fue siempre pacífico, el encono de las contradicciones sociales y políticas no lo permitían, porque un proceso político nada se impone a voluntad, sino por la fuerza de las contradicciones sociales y políticas.

III

Esa etapa culminó con la derrota de lo viejo, la dictadura somocista, y la victoria de lo nuevo: la revolución sandinista. ¿Ahí culminó todo? Si hubo quienes lo pensaron que sí, hicieron una renuncia a la dialéctica del proceso, un absurdo que la realidad histórica se burló de quienes así lo pensaron. Y ahora la historia se está burlando de los dictadores…

Aún no ven a la revolución como un capítulo del proceso y el inicio de uno nuevo e –igual que cualquier otro— como resultado de las contradicciones económicas, sociales y políticas. No podía quedarse estática aquella realidad, y en los primeros años su propia dinámica aceleró las contradicciones cuyos resultados esta vez, fueron desfavorables para los cambios anhelados.

El fin de la etapa revolucionaria (1990) protagonizada por fuerzas políticas heterogéneas combinadas con acciones armadas patrocinadas por el Gobierno estadounidense de turno, con el cuento de que sus intereses geopolíticos (“seguridad nacional” le llaman) los amenazaba la revolución. Fue el inicio de un nuevo proceso mezclado de fenómenos nuevos con nuevos actores y viejas contradicciones.

VI

Antes hubo un fenómeno experimentado por las clases dominantes tradicionales, las cuales, desde los años de la intervención armada (1912) pasaron de su anterior condición política más o menos autónoma del siglo anterior, a la dependencia política-militar del país interventor que impuso su protectorado, se adueñó de la economía nacional y nombró presidentes a su gusto.

Las viejas clases dominantes comenzaron a transformarse en una burguesía dependiente del capital y el comercio estadounidense, y cambiaron títeres conservadores por títeres liberales. Asesinado Sandino, ascendieron al poder al asesino, Anastasio Somoza García, quien estableció su dictadura dinástica de 1936 a 1979.

Esos 43 años, la emergente burguesía pasó marginada del poder, pero compartiendo con la dictadura somocista las ventajas económicas agro exportadoras e importadoras. Tuvo contradicciones políticas con el régimen, y apoyó las campañas electorales de sus políticos, las que nunca podrían ganar…y lo sabían.

Sin embargo, de entre esa clase surgieron políticos honestos que libraron una lucha frontal junto al pueblo y fueron duramente reprimidos por la dictadura con encarcelamientos y asesinatos. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, fue impulsor de una política nueva, progresista, y con un inédito sentido de la tolerancia ideológica fundó la Unión Nacional de Liberación con los partidos obreros –Comunista y Socialista— dos centrales sindicales y otros sectores políticos no tradicionales, como los socialcristianos.

Todo el mundo conoce que el dictador Somoza Debayle le cobró con su vida la trayectoria de luchador sin pausas con encarcelamientos, torturas, juicios políticos-militares, confinamiento; exilio, acusaciones de “traidor a la patria”, censuras de prensa y campañas pretendiendo denigrar su personalidad política.

No obstante, poco que se reconoce que, además del levantamiento popular espontáneo en repudio del asesinato de Pedro Joaquín, no fue solo el comienzo insurreccional, sino también una actividad preparatoria de la combatividad de las masas que las convertiría en la fuerza de apoyo fundamental para el triunfo de la insurrección armada del Frente Sandinista. Y que, además, esa la preparación la comenzó Pedro Joaquín a la cabeza de UDEL, organizando asambleas populares, manifestaciones políticas en distintos departamentos y ciudades, denunciando la corrupción de la dictadura y orientando políticamente la lucha de masas.

VII

La burguesía –como clase— no fue totalmente anti dictatorial, sino bastante conciliadora. De tal manera que cuando a la oposición burguesa le tocó hacerse cargo del poder por su victoria electoral sobre el FSLN (1991) se vio con el poder en sus manos sin mayor experiencia, por su largo ayuno de medio siglo.

Sus tareas fueron: a) reconstruir la economía nacional; b) aplicar medidas neo liberales, entre ellas, privatizar empresas públicas; c) restablecer las libertades públicas, de prensa y opinión; d) practicar por vez primera la libre competición electoral.

Sus desventajas: a) impunidad de los delitos económicos del FSLN en bienes del Estado; b) el sector orteguista del FSLN desplegó una violenta campaña política con quemas de vehículos; c) marchas por el 6% del Presupuesto Nacional a las universidades (una ley oportunista de Ortega de último momento) con el resultado de un estudiante muerto por la Policía; d) en otros actos violentos se causó la muerte de un Comisionado de la Policía; e) actividades políticas saboteadoras.

Su corrupción: a) en los trámites para la devolución de propiedades confiscadas; b) en los pagos a confiscados de propiedades no devueltas; c) pagos de propiedades por encima de su valor real; c) robo y fuga (impunes) del funcionario Antonio Ibarra con diez millones de dólares; d) corrupción absoluta de Arnoldo Alemán, como alcalde de Managua, y después como presidente del país.

Lo peor de ambos lados: a) debilidad del Gobierno de Enrique Bolaños; b) haber complicado al Ejército en la invasión a Iraq; c) pacto Daniel Ortega-Arnoldo Alemán, corruptor de la constitucionalidad y reparto de cargos en los órganos del Estado; d) reforma de la Ley Electoral para facilitar la victoria de Ortega; e) partidos parásitos del Presupuesto Nacional (zancudos); traición de Ortega al socio (Alemán) con cárcel y chantajes con sus expedientes delictivos.

VIII

En 2007, con Ortega en la presidencia, se inició un período en el cual hay un estancamiento, retroceso en todos los ámbitos del país, con el peligro de que se prolongue más de lo imaginado. ¿Por qué?

Puntualizamos: a) por su continuidad en el poder violando la Constitución; tener en juego la soberanía nacional con un tratado canalero más lesivo que el de 1914 (entonces bajo la intervención militar de EE.UU.); violentar los derechos democráticos; d) acumular riqueza; violar la prohibición constitucional de la reelección (reeligiéndose cuatro veces); practicar elecciones sin competición, encarcelando pre candidatos.

Otras violaciones: el derecho humano a la vida; prohibir partidos políticos; terminar con la libertad de prensa, expresión, sindical, de organización social, las manifestaciones políticas y religiosas, la libertad de conciencia, propiedad, nacionalidad, residencia, movilización, seguridad personal, seguridad social.

Las pruebas de tales violaciones están documentadas por todos los medios de información mundiales. Además, con la presencia física y los daños morales causados a centenares de mujeres y hombres… adonde geográficamente los ha forzado a buscar libertad y seguridad.

Al margen de estas cuartillas

*Líderes del FSLN se burlaban de las actividades políticas de los partidos opositores, llamándolas “reunioncitas” inútiles frente a la dictadura somocista…

*En los primeros años 80, Jaime Wheelock leyó un informe en una Asamblea Sandinista sobre los problemas económicos que comenzaba a enfrentar la revolución…

*Y, Edén Pastora, muy inquieto junto a otros comandantes guerrilleros, dijo en voz suficientemente audible: “Mejor nos hubiéramos quedado comiendo monos en la montaña”.

*Son detalles relacionados con la visión política de muchos combatientes guerrilleros… que reflejan algunos motivos del “rápido tránsito” del gobierno revolucionario por el poder.

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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