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Nueve notas sobre hechos demenciales

Hay criminalidad ideológica revestida de prédica religiosa, amparada en la tolerancia social que las sectas no practican

Hay criminalidad ideológica revestida de prédica religiosa

7 de marzo 2017

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No han faltado quienes, ante las enormes y diversas contradicciones que caracterizan las relaciones sociales las califiquen como de locuras, y otros más que –ante obvias manifestaciones de verdaderas actitudes demenciales en la conducta humana— no vacilan al proclamar que “el mundo está loco, loco, loco”.  Hasta hubo una película con ese nombre, pero cuya serie de locuras cometidas por sus actores en múltiples escenas, no reflejan siquiera una millonésima parte de las locuras que realmente se cometen en la vida cotidiana de este “perro mundo” (otro merecido título de otra de las  películas que han querido reflejar esa verdad).  Hay tanta injusticia en las conductas sociales y humanas, que todo el mundo pareciera tener más de loco que de poeta o de músico.

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Son innumerables los casos de conductas y opiniones demenciales, como de quienes fingen demencia al opinar y, en tales casos, se hacen los locos respecto a la realidad para defender un interés determinado.  Y si se cree que lo dicho es pura divagación, u otra locura, simplemente puede corroborarlo oyendo o leyendo las noticias diariamente, y hasta puede escoger la locura que  más le guste, o la que más llame su atención.  Se me ocurrió este tema, precisamente por las varias locuras que se encuentran en las transmisiones de medios electrónicos y en los diarios capitalinos, y lógicamente, también en los medios internacionales.  Comienzo con los ejemplos de lo últimamente visto y lo leído:

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1. Vilma Trujillo, se llamaba la joven mujer de conciencia manipulada, su pudor ofendido al ser desnudada, calcinada con “el santo fuego” de la brutalidad pseudo religiosa y su cuerpo, ya “purificado”, tirado criminalmente a un barranco.  Toda esa brutalidad, hecha a nombre de dios por el pastor de una secta y unos feligreses “endemoniados”.  Ya nadie debería seguir fingiendo ignorar lo que son capaces de hacer los pastores manipulados para, a su vez, manipular con su dios en la boca, deformados con las prédicas y los rituales de las sectas dizque religiosas.  Organismos defensores de los derechos de la mujer y de los humanos en general claman por que se haga justicia y ojalá no suceda como en otros crímenes misóginos dejados en la impunidad, o castigados a medias. Se  mencionan algunas causas de este crimen, como la ola misógina que no para de asesinar mujeres, la falta de “revisión de parte de las autoridades” y la  “desviación” religiosa.

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2. Pero, además, es necesario ver otras causas presentes en el caso de la joven Trujillo; ella ha sido una víctima más de esas causas más estructurales e históricas del sistema.  Me refiero a la criminalidad ideológica que se reviste de prédica religiosa, amparada en la tolerancia social que las sectas no practican.  Es que, de hecho, responden al tradicional afán de pequeños grupos económicos privilegiados que se previenen de las inconformidades y las rebeldías de los sectores populares empobrecidos ante las injusticias sociales, estimulando la proliferación de las sectas y sus prédicas como vías de escape o de entretenimiento.  Y cumpliendo ese objetivo, son capaces de pasar del engaño y la manipulación colectiva (como ya pasó en Chinandega) al crimen más horrendo.

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3. Por eso, no es raro ni gratuito, que muchas sectas reciban financiamiento desde el exterior, que se diseminen por el campo y cuenten con el apoyo de algunas instituciones civiles (alcaldías) y militares (ejército y policía), porque muchos de cuyos miembros se han convertido en feligreses de esas sectas.  Por lo tanto, la criminalidad de este ni de otro tipo se curaría enfrentando a dioses con demonios imaginarios, ni con sentencias jurídicas condenatorias ocasionales contra los culpables, sino haciendo reales cambios estructurales económicos, sociales y culturales.  Y, en concreto, con una educación para las actuales y nuevas generaciones, la que solo podría ser de calidad si se impartiera sobre bases científicas, por maestros bien pagados y con una sólida formación laica

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4. Marvin Vargas, condenado a prisión por liderar la lucha reivindicadora de los derechos conculcados a ex miembros del Servicio Militar Patriótico, quienes expusieron sus vidas para defender la revolución, sigue en la cárcel “modelo” (quién sabe si también en la misma celda donde estuvo Daniel), después de casi cuatro meses de haberse dictado su orden de libertad.  La única “razón” que le dan –según su esposa—, es que se esté allí, “porque van a ver qué hacen con él”. ¿Y qué más pueden hacerle, después de la ilegalidad de su prisión, y padeciendo de hipertensión, diabetes y depresión sin medicamentos, sino que provocarle la muerte?  Estamos ante una típica sevicia medieval que, en este Siglo XXI, la vemos pasivamente como si fuera una simple arbitrariedad administrativa… dejando actuar con impunidad al fanatismo religioso y al fanatismo político.

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5. Y no es el único caso de medievalismo religioso ni político.  El orteguismo lo extendió del ámbito de la “justicia” represiva s hacia las actividades  intelectuales, primero contra el poeta Ernesto Cardenal y después contra el escritor Sergio Ramírez.  El “terror oscurantista”, así calificado justamente por el novelista, consistió en despedir a dos funcionarios del Mined quienes con Sergio coincidieron en la inauguración de un centro educativo en San Juan del Sur.  No importó que el gobierno no pusiera ni un centavo en la construcción del centro para sentirse con derecho a determinar a quién debe invitar y a quién no, con el mismo autoritarismo con que ha ordenado se prohíba la entrada del destacado literato a las universidades públicas a cualquier actividad cultural.  Persecución ideológica con rasgos fascistas, muy propia del orteguismo y que ya afecta todos los ámbitos de la vida nacional.

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6. No importa cómo quiera sentirse Humberto Ortega, ex combatiente  seguidor de Sandino y de Fonseca –aunque se da por descontado que él se ha de sentir muy bien en sus bonitas condiciones de vida—; pero sí importa cuando se le ocurre dar consejos acerca de cómo resolver las contradicciones con su hermano, pero sin tocarle su conducta dictatorial, su condición de violador de la institucionalidad ni como motivador de hechos que, en manos de la política exterior gringa, se vuelven pretextos para justificar su injerencia tradicional en nuestro país.  Más bien, el general en retiro pretende que se haga causa común con su hermanito ante la “Nica-Act”, por ejemplo.

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7. Es obvio que el general no profundiza ningún criterio contra la política injerencista de los Estados Unidos, ni quiere saber por cuáles espurios intereses su hermano no ha querido hacer “el primer esfuerzo por reconstruir de la mejor manera a su partido”, tal como él dice que se lo ha sugerido.  Pero si mi general sabe que su hermano Daniel hace lo que quiere con “su partido”, ¿por qué cree que todos debemos admitirle a su hermanazo que haga lo que quiera contra de nuestros derechos y nuestra institucionalidad, sin si quiera poderle criticar sus procedimientos dictatoriales?  En general, mi general, eso solo puede verse como una locurita.

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8. Claro, ante lo que se cree son locuritas de Donald Trump, son globalmente mucho más peligrosas que las de mi general, y basta ver solo esta: según este señor, su país debe “volver a ganar guerras”, porque cuando él era chiquito, “todo el mundo decía que Estados Unidos jamás había perdido una guerra”.  Es posible que Trump no estuviera nacido cuando Sandino derrotó, no a los Estados Unidos, sino a parte de su ejército; pero es dudoso que estuviera muy tierno para no haber oído decir que su país fue derrotado en Vietnam.  Esta, sin embargo, le ha de parecer sin importancia entre las tantas guerras de su país contra el mundo.  Más peligroso que importante es que, con mentalidad infantil, teniendo el mando del imperio mejor armado de la historia, Trump llegara a creerse “el capitán América” de los muñecos electrónicos… y quisiera ganar una guerra atómica.  Como sería la última guerra, ojalá pueda imaginar que su país no saldría inmune como en sus películas y que, como en el resto del mundo, podría no quedar mucha gente… y menos con ganas de celebrar la “victoria”.

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9. Ya basta que algunos opositores estén tomando en serio el juego de Almagro.  Es demasiada ingenuidad la suya, o de muy de poco alcance su visión política…digo, por si acaso no están dentro del juego Almagro-Ortega. Bien harían, por lo menos, en atender la revelación que ha hecho Bayardo Arce, a ver si le descubren el juego: el asesor de Ortega opina que los observadores europeos solo vienen a turistear, y que a los observadores nicaragüenses solo les gusta joder. Ergo: si el flamante asesor les está diciendo que rechazan a unos observadores por vagos, y opina que los observadores nicas son jodedores, está confesando que solo se arreglan con Almagro, porque él no les jode sus planes, y más bien… ¡les sirve para joder a todo el que se les oponga!

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Ruperta y Ruperta:

--Mientras los cambios estructurales en el país no sean posibles, Rupertó, sería saludable luchar por que la educación nicaragüense sea de una calidad laica para detener un poco los crímenes por ignorancia…

--Cierto, Rupertá; la ignorancia y los crímenes no disminuirían, mientras el discurso mediático-cotidiano,  libero-conservador y pseudo-religioso de la gobernanta adjunta… ¡siga siendo tan parecido al de los pastores en sus sectas!

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Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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