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Otras lecciones del fiasco de La Haya

El testimonio del engaño: el gobierno desapareció el mapa de Ineter de 1966 sobre la zona de Harbour Head

El testimonio del engaño en La Haya: el gobierno desapareció el mapa de Ineter de 1966 sobre la zona de Harbour Head

Luis Gutiérrez

18 de enero 2016

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*“On reaching the waters of Harbor Head Lagoon the boundary line shall turn to the left, or southeastward, and shall follow the water’s edge around the harbor until it reaches the river proper by the first channel met. Up this channel, and up the river proper, the line shall continue to ascend as directed in the treaty.” E. P. Alexander-September 30, 1897

*“La frontera terrestre con Costa Rica se inicia en la extremidad de Punta de Castilla … . Desde este punto la línea divisoria continúa sobre la margen derecha de la laguna Harbor Head, subiendo por el caño que está paralelo a la costa del Mar Caribe, hasta llegar a la desembocadura del Río San Juan.” INETER-Octubre 23, 2006.


Cuando estalló el conflicto con Costa Rica, que eventualmente nos llevó al banquillo de los acusados, abundaron voces en tono patriótico y triunfalista que alentaron enfrentar la denuncia de los ticos en la Corte Internacional de Justicia. Aparecieron respetables editorialistas ponderando que enfrentar a los ticos no implicaba cerrar filas con el mandatarioabusivo y autoritario que lideraba el pleito, sino que se trataba de responder al deber patriótico de defender nuestra soberanía.

Como ciudadanos, no intentamos entonces entender el conflicto, ni analizar las acciones de nuestro lado que le dieron origen. Y al no hacer eso, no pudimos ver que antes de lanzarnos al conflicto, teníamos la opción, y el deber, de desautorizar esas acciones si las encontrábamos reprobables.

No quisimos ver que las acciones del operador de la draga habían sido vandálicas y totalmente ajenas a las labores de dragado. Para dragar un río, no era necesario invadir una propiedad privada como es una hacienda, en cualquiera de las dos riberasdel río en que esa propiedad estuviera ubicada; ni agredir a los vecinos; ni talar un humedal y menos excavar una zanja para mover una frontera. A la luz de la razón, lo que hizo el operador de la draga en la Hacienda Aragón, fue una agresión, ajena tanto a la operación de dragado como a nuestro derecho a dragar. A la luz del laudo y las actas esa acción fue totalmente ilegal, como tan bochornosamente, nos lo hicieron saber los magistrados de La Haya.

No revisamos nuestros mapas, niel Laudo de Cleveland,ni las Actas de Alexander que son los documentos que definen la frontera, y que están escritos en lenguaje sencillo. No nos detuvimos a pensar si realmente nos asistía el derecho, al acompañar al líder en ese enfrentamiento. En vez de eso, acompañamos el enfrentamiento literalmente a ciegas, sin saber dónde estábamos parados. Los traumas revolucionarios de antaño nos habíanentrenado (amaestrado), como en el experimento de Pavlov, a reaccionar a un estímulo condicionado. Gritábamos cualquier consigna, cada vez que nos sonaban el clarín de guerra. Por eso ahora respondíamos irracionalmente al conflicto con el mantra de: “El San Juan es nuestro!!!”,cuando ni nuestra soberanía sobre el río ni nuestro derecho a dragarlo estaban en disputa.

No investigamos la fuente de nuestros mapas, y por eso no nos enteramos de que en exquisita coordinación con la invasión de la hacienda, Ineter había hecho desaparecer de su servidor el mapa de San Juan del Norte, que había sido publicado en 1966 por nuestra antigua Oficina de Cartografía, y que contiene el trazo oficial de nuestra frontera sur, conforme el laudo. Ni nos enteramos de que también había hecho desaparecer una página adjunta al mapa que documentaba cómo había sido convenida nuestra frontera con los ticos y cómo se identificaba el canal de Alexander en ese mapa (ver epígrafe).

Tampoco leímos las actas, y nuestros expertos y autores del “Libro Blanco” pasaron cinco años tratando, infructuosamente, de demostrar en La Haya que la zanja del operador de la draga era el canal de Alexander. En fin, no nos enteramos de que Nicaragua había sido empujada a un conflicto fabricado en las alturas del Gobierno, para manipular la opinión pública con el engaño de que defendíamos nuestra soberanía.

En resumen, las lecciones que deberíamos aprender del fiasco de La Haya son:

1) Perdimos el caso desde el momento en queentramos a la confrontación a ciegas, sin saber nada de nuestra propia frontera, sin enterarnos de que no teníamos base para ganar el pleito;

2) Nos desgastamos durante cinco años, dilapidando más de diez millones de dólares para que la Corte nos dijera donde estaba el canal de Alexander, cuando ya nuestra Oficina de Cartografía nos lo había delineadoen su mapa desde hace cincuenta años;

3) Nuestra opinión pública, totalmente desinformada, fue manipulada y burlada cínicamente haciéndole creer que enfrentar el conflicto era una acción patriótica para defender nuestra soberanía;

4) Al alentar el conflicto en vez de desactivarlo fue un desacierto de nuestros expertos en asuntos territoriales, de nuestros académicos de geografía e historia, nuestros ex –cancilleres, nuestros autores de “Libros Blancos”, nuestros editorialistas, nuestros políticos. Ellos se encontraban en posición privilegiada para influenciar sensatamente los acontecimientos. Desactivar el conflicto era posible para ellos que, supuestamente conocían el laudo, las actas y los mapas. Sin embargo, optaron por alentar el conflicto con argumentos insensatos y pronunciamientos triunfalistas y nos llevaron al fiasco;

5) Finalmente, pero no menos importante: que en la base de nuestra cultura política habita de una manera muy real el pensamiento mágico, como nos explicó nuestro Dr. Emilio Alvarez Montalbán. El fiasco de La Haya fue un ejercicio nacional de pensamiento mágico en el cual, los nicas intentamos hacer realidad nuestro éxito sin ninguna base; con solo la magia de pensar que así sería. Exactamente conforme la definición de pensamiento mágico.

NOTA: Los documentos desaparecidos fueron recuperados, y ahora son testimonio del engaño. Copia de ellos se anexa a este artículo. El mapa de los ticos, que validó La Haya, es idéntico a nuestro desaparecido mapa de 1966, lo cual significa que la frontera no se movió un milímetro y que no perdimos ni un milímetro cuadrado de nuestro territorio. La página de Ineter, que explicaba el mapa, todavía existe en la internet, puede verse usando el enlace a continuación:
web.archive.org/web/20061023154502/http:/ineter.gob.ni/caracterizaciongeografica/capitulo4.html

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El autor es Ingeniero Civil.


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