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Tragedias y algo más… que enseñar

En España enfrentan al neofranquismo desde el Gobierno y en Nicaragua enfrentamos al neosomocismo desde la oposición

En España enfrentan al neofranquismo desde el Gobierno y en Nicaragua enfrentamos al neosomocismo desde la oposición.

18 de febrero 2020

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Durante trescientos diecinueve años fueron colonizadas las partes occidental y central de este territorio en el centro del continente, de lo que entonces aún no se llamaba América, por súbditos españoles en nombre de su rey (después “nuestro Señor”). Luego, ese territorio lo llamarían provincia de Nicaragua, del virreinato de Guatemala, saqueándolo y explotando a sus habitantes originarios. (Innecesario decir más, todo el mundo lo sabe).

En ese lapso de obligada y desigual “convivencia” entre Nicaragua y España se abrió una diferencia tan profunda en desarrollo material, social y cultural, como las aguas del Atlántico que ligaron sus respectivos territorios, y se mantuvieron unidos a la fuerza como el caballo a su jinete.


Y en los ciento noventa y nueve años –a un pelo de los dos siglos— de vida independiente, más ideal que real, crecieron las diferencias que hay entre Nicaragua y España al día de hoy, en cuanto a  desarrollo científico técnico y material, se han hecho mucho mayores en los últimos cuarenta y cinco años, posteriores a la muerte del dictador fascista Francisco Franco. (Solo en el campo de la literatura, y con el vate Rubén Darío al bate en el juego de la poesía nos puso, por un corto tiempo, empatados con España).

Después de lo dicho en tres párrafos –con los cuales fácil y rápido cruzamos más de cinco siglos de historia—, me referiré a la  actual polémica que comienzan a conmover a los españoles, entre el centroderecha y la derecha extrema, por un lado, y los del nuevo Gobierno socialdemócrata del Partido Obrero Socialista aliado con la izquierda de Unidas Podemos, por el otro lado. Y esa polémica se desarrolla en una situación parecida a la que tuvimos en los 80, y cuyas consecuencias aún sufrimos.

Sucede, que esos tres partidos españoles de derechas se han hecho un solo moño, sumando a su lista de contradicciones con el gobierno del PSOE, las armas político-ideológicas para batallar contra un proyecto de ley gubernamental que propone prohibir la propaganda política elogiosa de la figura del dictador Francisco Franco, fallecido (en su cama, como no lo deseaba una mayoría del pueblo español).

Es que, después de cuarenta y cinco años de liberados los españoles de la opresión franquista, que son también los años que lleva su reconstrucción democrática desde 1975, los nostálgicos de la dictadura se han reactivado enarbolando sus ideas reaccionarias bajo nuevas banderas.

En fecha muy reciente, hubo otra polémica durante el primer gobierno de Pedro Sánchez, causada por la decisión de sacar los restos de Franco del Memorial de los Caídos, donde también están los  restos de víctimas de su dictadura. La polémica de ahora reedita la anterior, con igual o mayor pasión, porque se trata de frenar los avances de los remanentes del franquismo.

El motivo del proyecto de ley no es gratuito.  En las últimas elecciones, para sorpresa de todos, el Partido Vox, de corte fascista sin atenuantes, multiplicó por ocho sus dos diputados de la legislatura anterior, en la que apenas comienza.

Las propuestas electorales de Vox no dejaron nada a la imaginación para entender sus propósitos fascistas, y si obtuvieron más votos que en las elecciones anteriores, es porque su prédica representa al sector político y social de los beneficiados por el dictador, y gente que no vivió bajo su régimen, pero por intereses familiares, políticos, sociales y culturales están:

*En contra de todo diálogo con los nacionalistas de las regiones autónomas, y son partidarios de su represión, incluso la militar.

*Haciendo campañas de odio en contra de la igualdad de género, en contra de las personas de la diversidad sexual, sus actividades y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Cuestionan la campaña contra la violencia machista, causa de los asesinatos de mujeres… ¡porque la consideran una ideología inventada por la izquierda”!

*En contra de la educación sexual en los colegios de secundaria, y se toman el derecho de no permitirla en los territorios dominados políticamente por ellos.

*Les horroriza y lanzan campañas en contra de la coalición de izquierda en el gobierno del PSOE con (los “comunistas”) de Unidas Podemos, a cuyos ministros critican hasta por el color de sus camisas. Extremismo de derechas en vivo y con furia salvaje.

Entre el Partido VOX, el Partido Popular (de los Aznar y los Rajoy) y el  Partido Ciudadanos, de forman de hecho una coalición de “centro-derecha” (¡saludos para Alfredo César!). Pero, para bien de España son minoría en el parlamento, aunque tienen suficiente fuerza política y económica para sabotear cualquier medida progresista gubernamental, preparando el terreno para el retorno a un gobierno clasista y  nostálgico del “caudillo de España y jefe del Estado Español por la gracia de Dios”.

Volviendo a nuestro país, ¿no les recuerda esa consigna franquista, la consigna orteguista que habla de sus “victorias” fraudulentas “por la gracia de Dios”?

Lo que ahora nos liga a la vieja metrópoli con nueva democracia, es que en España sucede respecto al franquismo, ya lo vivimos en Nicaragua respecto al somocismo. Durante la discusión parlamentaria de la nueva Constitución Política posrevolución (1985-1987), sobre los Derechos Políticos, se planteó prohibir constitucionalmente para el futuro la organización de un partido somocista. Y ganó otra propuesta que perseguía lo mismo, pero con la siguiente redacción:

“Artículo 5. (Segundo párrafo) El pluralismo político asegura la existencia, y la participación de todas las organizaciones políticas en los asuntos económicos, políticos y sociales del país, sin restricciones ideológicas, excepto aquellos que pretendan el retorno al pasado o propugnen por establecer un sistema político similar”.

Es decir, una medida constitucional contra la misma mona que en España tiene otro rabo: aquí el somocismo y allá el franquismo.

Desde que Daniel Ortega retornó al poder en el 2007, ha irrespetado ese artículo constitucional, igual que otros artículos de los reformados en 1995, como el de la no reelección. Pero, además de haber acogido en su alianza electoral “Nicaragua Triunfa” a un llamado Partido Liberal Somocista, los trece años que lleva gobernando dictatorialmente… ¡ha puesto en práctica métodos de represión aún más crueles que los del somocismo!

Si en España el franquismo vive en la mente de la oposición de derechas –como defectivamente viven— y en nombre de la “libertad de expresión” trabajan en política y en ideología no solo por retornar al pasado, sino que también aspiran a establecer un franquismo sin Franco en “democracia”, invitamos a los españoles a que ¡crucen otra vez el Atlántico hacia nuestra América mentalmente, y nos verán en pie de lucha frente a la prolongación de la dictadura somocista bajo la máscara del sandinismo!    

Lo distinto de los españoles, es que ellos enfrentan al neofranquismo desde el Gobierno y nosotros enfrentamos al neosomocismo desde la oposición.

Si porque los demócratas españoles han vislumbrado su futuro político con el retorno del franquismo disfrazado, han tomado la decisión de pararlo con su proyecto de ley, es lógico que sean firmes para mantenerla.

Si no lo hacen, aquí, en esta porción nicaragüense del subcontinente latinoamericano, les ofrecemos el ejemplo de nuestra mala experiencia y la desgraciada situación política que nos  causó la traición orteguista para reeditar el somocismo, porque no pudimos pararlo a tiempo.


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Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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