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Cruz: un año de gran tensión con EE.UU.

Una visita oficial de Ortega a Putin podría complicar las cosas con el Congreso norteamericano, y el 2019 puede ser peor para Nicaragua

El texto legislativo condena la intimidación

Iván Olivares

18 de enero 2018

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El futuro de la Nica Act –que impondría sanciones económicas en contra de Nicaragua, a causa del comportamiento antidemocrático del Gobierno de Daniel Ortega- depende de un complejo juego de poder que ocurre tanto en Washington como en Managua, en el que las percepciones ocupan un lugar muy importante.

“¿Cuál es la estrategia si querés que la Nica Act no pase? Posponer, posponer, posponer, y llegar al 31 de diciembre sin Nica Act, porque entonces, hay que volver a reiniciar el proceso, como ocurrió este año”, explicó el exembajador de Nicaragua en Washington, Arturo Cruz, en el programa de TV Esta Semana, que se transmite por Canal 12.


Prueba de lo complicado de predecir que es ese proceso, es el hecho que en diciembre pasado, la misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), avaló los resultados de las elecciones municipales en Nicaragua.

Un día después, Estados Unidos sancionó al presidente del Consejo Supremo Electoral que tuteló esas elecciones, Roberto Rivas, y lo señaló por corrupción, violación a los derechos humanos, fraude electoral, etc.

Veinticuatro horas más tarde, la Nica Act entró en el Senado, lo que pareció afectar la credibilidad del acuerdo entre Nicaragua y la OEA, en especial, cuando el organismo continental presentó un informe “demoledor” sobre algunos aspectos estructurales de las elecciones nacionales en Honduras, pese a que en Nicaragua se ha visto un retroceso mucho mayor.

A juicio del también catedrático universitario, “la OEA sigue siendo el instrumento estratégico con que cuenta el Gobierno (de Nicaragua), para poderse defender en Washington, de cara al futuro, sobre todo”.

Añadió que “hay veces que en Washington también hay coincidencias”, en referencia al mandato de que la ‘International Global Magnitsky Act’, estipulaba que ya era fecha de sacar este informe, porque son dos por año. En el primero no se incluyó a nadie, y había un compromiso de hacerlo antes que cerrara el año calendario”, refirió.

De Luis Almagro, secretario general de la OEA, dice que es “una pequeña estrella en Washington, donde goza de un aprecio universal. Creo que está apostando estratégicamente su prestigio, en el tema de las elecciones nacionales”, adelantó.

Aprobarla en 2019 puede ser peor…

Daniel Ortega tiene la facultad de frenar la aprobación –y la aplicación- de la Nica Act, haciendo los cambios que menciona el texto legal que ya aprobaron los congresistas, y que aún deben discutir los senadores. Su silencio y el de su consorte, la vicepresidenta Rosario Murillo, dejan las puertas abiertas a todo tipo de especulaciones.

Uno de los elementos más decisivos, es el hecho que a partir de 2019, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comenzará a buscar su reelección, lo que condiciona el trato que le dé al estado de Florida, que tiene 29 votos electorales, y en donde los nombres ‘Ortega’ y ‘Nica Act’, tienen una alta carga emocional.

El siguiente elemento es que “el senador Bob Corker, de Tennessee se retira, lo cual abre la pregunta que quien va a asumir ese cargo, si los republicanos mantienen el control. Se especula que no será Rubio, porque es el número dos en la línea de sucesión, pero¿qué pasa si los demócratas asumen el control?, y ¿qué pasa si el senador Menéndez recupera su antiguo cargo, ahora que la justicia estadounidense lo ha exonerado de alguna manera?”, se preguntó Cruz.

A partir de eso, opina que “todo eso abre una situación muy compleja, porque a partir de 2019, podemos tener un proyecto de ley –suponiendo que el Nica Act no se aprueba en el 2018- que puede llegar a ser mucho más duro”.

Una posibilidad adicional –dado que casi todos los nuevos senadores que se sumaron a este proyecto de ley, están en el Comité de Apropiaciones- es que tomen el proyecto de ley que está en la ‘tubería’ del Senado, lo modifiquen un poco, y lo agreguen a las asignaciones fiscales, ya sea para este año, o para 2019.

A partir de todas esas opciones, opina que “será un año de relaciones muy dinámico entre nuestros dos países. Un año muy fuerte, donde el esfuerzo de cabildeo de los que se oponen a la Nica Act, ya no solo se puede concentrar en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, sino que también hay que pensar en el de Apropiaciones”.

No vayas a Rusia

Así como lo puede frenar con sus decisiones, Daniel Ortega también puede acelerar la aprobación del proyecto, en especial, si continúa el coqueteo con Rusia, y más aún, en la medida en que ostente de ello.

Cruz refirió que el Senado acaba de publicar un informe detallando las actividades rusas en Europa, por lo que es de esperarse que saquen otro sobre Sudamérica, y uno más sobre Centroamérica.

“Muchos en el Senado te dicen: “A nosotros no nos interesa tanto lo que el presidente [Ortega] hace dentro de su país. Después de todo, no debemos jugar el papel de Dios. Ya lo hemos jugado muchísimas veces. ¿Quiénes somos nosotros para andar creando condiciones de un modelo político y económico que tal vez esa sociedad no acepta como viable para ellos?”, relató.

Todo cambia cuando se toca el tema ruso. En ese caso sí “hay universalidad de criterios, y dicen que no están tan claros si la presencia de los rusos no estará en realidad, exagerada por los propios rusos, aunque el tema, indiscutiblemente, les preocupa”.

La declaración del embajador de Nicaragua en Moscú, en el sentido de que este año podría haber una visita del Ortega a Rusia, podría causar preocupación en el Senado, por lo que Cruz hace votos porque una eventual discusión del anteproyecto de Ley en el comité en pleno, no coincida con el hipotético viaje del mandatario.

Otro sector que tiene mucho que decir es el privado. Y lo está haciendo: tanto cuando señalan su temor porque se incluya a empresas o empresarios nicaragüenses en la lista de sancionados, como porque las sanciones a Rivas o al país, afecten el clima de negocios y la atracción de inversiones, al punto que contrataron empresas para cabildear en Washington.

“Uno pudiera alegar que la correlación de fuerzas en el exterior pudiera crear un espacio donde el sector privado tenga una actitud más militante. Lo que pasa es que Washington es una ciudad de narrativas”, una de las cuales nos muestra como un país con problemas institucionales, admite Cruz.

Pero hay otra narrativa: la del país que crece, que se electrifica, la de espacios sociales, del turismo que llega, del país estable en una región desordenada, y eso le resulta muy atractivo a muchos republicanos, que muchas veces encajan en la filosofía de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, que se muestra renuente a sanciones económicas. Por eso dicen: “¿Por qué ir con Nica Act, si tenés la Global Magnitsky, que sanciona individuos, mientras la otra sanciona países?”, explicó Cruz.


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Iván Olivares

Iván Olivares

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Durante más de veinte años se ha desempeñado en CONFIDENCIAL como periodista de Economía. Antes trabajó en el semanario La Crónica, el diario La Prensa y El Nuevo Diario. Además, ha publicado en el Diario de Hoy, de El Salvador. Ha ganado en dos ocasiones el Premio a la Excelencia en Periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, en Nicaragua.

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