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La lealtad rojinegra de Omar Halleslevens

Exvicepresidente “campechano”, enlace de Ortega con productores, ex jefe del Ejército experto en contrainteligencia, es el "vice" de la vicepresidenta

Omar Halleslevens en Naciones Unidas. Foto: EFE/Confidencial.

Vladimir Vásquez

15 de febrero 2017

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Esta historia comienza en una granja ganadera de La Libertad, un pequeño municipio rodeado de montañas que apenas supera los once mil habitantes. Ahí nació, en 1949, Moisés Omar Halleslevens Acevedo, en la misma tierra que también parió a Daniel Ortega y al cardenal Miguel Obando y Bravo.

El padre de Moisés Omar era Eduardo, quien a su vez era el hijo de Enrique Halleslevens, un inmigrante alemán que llegó a Nicaragua en 1884 a la edad de 30 años, se estableció en La Libertad y “compró a don Eleuterio Méndez la finca ‘El Zapote’, con chaqüite y caña de azúcar”, cuenta Eddy Khül en su libro Nicaragua Historia de Inmigrantes.


Enrique Halleslevens era ingeniero mecánico y en La Libertad se dedicó a la minería y la ganadería, actividades a las que dos generaciones después se seguirían dedicando sus descendientes.

De niño, Omar Halleslevens era flaco, chele y ojos gatos. Quienes lo conocieron en aquella época lo recuerdan como un chavalo muy tranquilo y estudioso. A diferencia de Danielito, como le decían a Ortega en aquellos tiempos, quien andaba por la calle de “jodedor”.

Halleslevens estudió su primaria en La Libertad, empezó la secundaria en Juigalpa y se bachilleró en el Ramírez Goyena en 1969. En 1970 se trasladó a León con la intención de estudiar medicina, pero al no clasificar optó por Farmacia, hasta que  decidió dejar sus estudios, para desaparecer en las montañas donde nadie sabría de él por lo menos durante diez años.

De lo que se acuerdan quienes lo conocieron en sus tiempos de universidad, es que se parecía a la imagen del Che Guevara cuando se dejaba crecer el pelo y se ponía una boina parecida a la del guerrillero. Sin embargo, nunca perdió su forma de ser campechana, la finca la llevaba consigo desde que salió de La Libertad y jamás la sacaría de sus venas.

El “número seis”

Varios años pasaron sin que se supiera nada de Halleslevens, hasta que un día el país se conmocionó con la noticia de que un comando guerrillero había tomado por asalto la casa de José María Castillo, mejor conocido como Chema Castillo, un exministro de Somoza en tiempos de la dictadura.

Omar Halleslevens era parte del comando “Juan José Quezada” que asaltó la casa de Chema Castillo y tomó varios rehenes para negociar la liberación de presos políticos sandinistas, entre ellos Daniel Ortega.

El comando estaba conformado por tres escuadras: Hugo Torres era conocido como el “número uno” y Halleslevens su “número seis”. Torres recuerda que Halleslevens era disciplinado, un joven muy tranquilo, al que define como flemático, muy callado.

Halleslevens vistió el día del asalto de ropa de civil, como el resto de guerrilleros, y se armó con una escopeta cañón largo calibre veinte para completar la tarea.

Después de ese hecho histórico que estremeció al país, Halleslevens viajó a Cuba, donde recibió entrenamiento. Allá también viajó Hugo Torres, quien recuerda que el chontaleño “sudaba más que yo”.

El Conspirador

Omar Halleslevens es miembro fundador del Ejército de Nicaragua desde que se formó como tal en 1979. Desde sus inicios pasó a formar parte de los organismos de Inteligencia y posteriormente de Contrainteligencia, una posición que iba perfectamente con su personalidad, dice el excomandante guerrillero Hugo Torres.

Halleslevens era jefe de la Contrainteligencia del Ejército y debido a eso “desarrolló una mentalidad conspirativa”, agrega Torres. “Sos calculador, sacás proyecciones, elaborás hipótesis de los posibles acontecimientos. Todo eso te da una mentalidad conspirativa que en política es muy valiosa”, expresa Torres.

Como jefe de la Contrainteligencia, Halleslevens estuvo a cargo de organizar la seguridad personal del poderoso jefe del ejército Humberto Ortega. En el desempeño de esas funciones, en 1990 Halleslevens estuvo a cargo de la investigación interna que protegió a las institución, cuando se produjo el incidente en que los escoltas de la caravana de Ortega dispararon y mataron al joven Jean Paul Genie, en la carretera a Masaya.

Halleslevens se abrió paso en la institución hasta ocupar puestos importantes y, aunque era tradición que los jefes del Estado Mayor venían de las tropas de la institución castrense, Halleslevens ocupó ese cargo siendo de la Contrainteligencia.

Al ser el jefe del Estado Mayor, Halleslevens se colocó en la línea de sucesión del entonces general del Ejército Javier Carrión. En noviembre de 2004 el presidente de la República, Enrique Bolaños, escogió al liberteño para ocupar el puesto de general del Ejército.

Torres está seguro que Halleslevens pujó para poder abrirse paso en los altos mandos del Ejército y junto a él arrastró a personal de la Inteligencia y Contrainteligencia para ocupar puestos clave que antes llenaban los tropistas.

Roberto Cajina, experto en Defensa y Seguridad, explica que la jefatura del Ejército siempre estuvo compuesta por gente ajena a la Inteligencia: Humberto Ortega, que era un político, luego Joaquín Cuadra, quien también era político y un tropista que era Javier Carrión.

Torres no duda que eso haya provocado molestias a lo interno de las Fuerzas Armadas. Hasta la fecha, explica, la Inteligencia y la Contrainteligencia mantienen el control en los principales puestos del Ejército.

Una muestra clara de este cambio en el Ejército, provocado por la llega de Halleslevens, es el hecho de que el actual comandante en Jefe, Julio César Avileś, también viene de la misma especialidad militar que él.

Cajina ve a Halleslevens como el último comandante del Ejército con autoridad política, y por ello cree que logró mantener a la institución alejada de la partidarización del Frente Sandinista de Daniel Ortega. No cree que le haya golpeado la mesa en algún momento, pero sí que haya tomado decisiones que distanciaran a las Fuerzas Armadas de cualquier decisión que pudiera perjudicar su proceso de profesionalización.

El vicepresidente

El experto además considera que ninguno de los fundadores del Ejército perdió jamás su corazón rojo y negro, a pesar de eso el liberteño logró mantener a la institución castrense en la senda de su profesionalización.

Halleslevens dejó el cargo de jefe de las Fuerzas Armadas en el 2010, cuando fue escogido por Daniel Ortega, su vecino de La Libertad, para ocupar el puesto de Vicepresidente de la República. No es ninguna sorpresa lo que se buscaba con ese nombramiento, dice Cajina: Ortega estaba convencido que Halleslevens, un campechano, podía atraer el voto campesino para que Ortega se reeligiera en 2011.Y así fue.

“Omar tiene una relación inmensa con los productores agropecuarios. Ortega necesitaba encontrar a alguien que catalizara su candidaturay el voto del campo. Omar estuvo toda la campaña metido en el monte. Mucho del voto campesino (Ortega) se lo debe a Omar”, explica Cajina.

Halleslevens ya tenía una relación cercana con los productores agropecuarios incluso antes de ser vicepresidente, destaca el expresidente de Faganic, Salvador Castillo, quien recuerda que Halleslevens dio mucho apoyo desde su cargo en las Fuerzas Armadas y continuó dándolo cuando llegó a la vicepresidencia de la República.

Paralelo al ascenso de Rosario Murillo, Ortega asignó pocas funciones específicas a Halleslevens como vicepresidente. Por la naturaleza del cargo, el general en retiro se dedicaba a asistir a eventos donde Ortega no quería ir, dice Cajina. Así fue como llegó un día a las Naciones Unidas a leer un discurso que más tarde Rosario Murillo diría en televisión nacional que fue escrito por Daniel Ortega. “Una vergüenza para un vicepresidente”, resalta Torres.

Durante su período como vicepresidente, Halleslevens fue la cara oficial en las fiestas del 4 de julio en la Embajada de Estados Unidos en Managua, o en cualquier actividad donde Ortega no iba a estar. Eso implicaba representarlo en tomas de posesiones presidenciales o que recibiera a delegaciones de otros gobiernos.

Una de las pocas funciones de Halleslevens como vicepresidente era  presidir el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conicyt), donde en alguna ocasión premió a estudiantes de las universidades del país por sus esfuerzos en la innovación tecnológica. Así participaba constantemente en foros y conferencias.

Cajina considera que el vicepresidente de la República es básicamente una figura decorativa y señala que lo que Halleslevens hizo fue “cubrirle las espaldas a Ortega en el escenario internacional”, donde el mandatario no se sentía cómodo.

Previo a asumir sus funciones como vicepresidente, Halleslevens había dicho que no se miraba como una figura decorativa en una entrevista que dio al programa La Agenda, de Canal 13. “No tengo la menor duda que el comandante Ortega, con la cantidad de trabajo que hay en este país, con la cantidad de cosas que atender, no vaya a designar en el actual vicepresidente algunas tareas y por vocación y por voluntad, yo tengo la voluntad expresa, creo sinceramente que vamos a trabajar de la mejor manera posible”, dijo.

El último episodio de su vida política se dio en la Asamblea Nacional, donde Halleslevens llegó a la juramentación de los diputados el pasado nueve de enero. Por ley debía asumir como suplente de Daniel Ortega. No lo hizo y tampoco aceptó un puesto como diputado del Parlacen.

No hay certeza de lo que ocurrió en ese momento y Halleslevens no respondió a nuestra solicitud para una entrevista. Fuentes vinculadas al FSLN aseguran que existía un entendimiento entre Ortega y Halleslevens de que éste ocuparía el cargo como presidente de la Asamblea Nacional, pero al final, de forma sorpresiva el escogido fue Gustavo Porras, presuntamente por influencias de Rosario Murillo, quien asocia a Halleslevens con el grupo de la ¨vieja guardia¨ del FSLN, que ella intenta separar del entorno inmediato de Ortega.

Halleslevens aceptó un extraño cargo de ministro delegado “de asuntos específicos” del presidente Ortega, derivado de un confuso nombramiento que no deja claro cual e si incidencia en las labores de gobierno. La Gaceta del lunes 16 de enero establece que el Encargado de Asuntos Específicos será el coordinador de las políticas y planes, además de programas y actividades del Conicyt, dirigirá su unidad correspondiente, asistirá a reuniones y actos a nivel internacional, según la orientación del presidente, y ejercerá las atribuciones legales y funciones que le delegue el presidente de la República.

En otras palabras, el liberteño continuará desempeñando las funciones de vicepresidente que debería ejercer Rosario Murillo. Para efectos prácticos, el antiguo jefe del ejército y vicepresidente de la república, ha sido democionado a ser una especie de ¨ vice¨ de la vicepresidenta.

Hugo Torres considera que Halleslevens ya fue apartado de la línea de sucesión en el poder con este nombramiento de Ortega. Además, explica la intención del mandatario de mantener en el poder una dinastía familiar. “A corto plazo no le veo ninguna posibilidad (de ser presidente a Halleslevens)”, dice Torres.

Al chontaleño no se le ha visto desde su aparición en la Asamblea Nacional durante la juramentación de los diputados. En agosto pasado, Halleslevens reafirmó su lealtad a Daniel Ortega. “Con esa disponibilidad y disposición, en donde el Frente lo determine, donde Daniel me pide que esté, ahí vamos a estar”, declaró el general en retiro.

Ricardo Zambrana, exdiputado del Parlacen que lo conoció de niño en La Libertad, considera que ahora Moisés Omar Halleslevens tendrá más tiempo para dedicarse a lo que a él realmente le gusta: la finca y los caballos. No sería raro, argumenta el exfuncionario, que un día alguien pase por su casa y lo encuentre ordeñando sus vacas.


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