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"Ortega necesita garantizar la sucesión dinástica"

Vargas: "la candidatura de Rosario Murillo es difícil, pero no descartable”

El analista político Óscar René Vargas y el diputado opositor Víctor Hugo Tinoco. Carlos Herrera | Confidencial.

Dánae Vílchez

1 de junio 2016

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El próximo 4 de junio, el Congreso Sandinista oficializará la candidatura a la reelección por tercer período consecutivo del comandante Daniel Ortega. Aún no se conoce quien correrá como candidato a vicepresidente por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), aunque el analista Oscar-René Vargas y el diputado del Movimiento Renovador Sandinista, Víctor Hugo Tinoco, coinciden en que Ortega mantiene un control absoluto de las estructuras partidarias y que favorecerá a alguien que le garantice poder llevar acabo una sucesión dinástica.

Según la última encuesta de la firma Cid Gallup, el 50 % de la población considera que “no es buena idea” una posible candidatura a la vicepresidencia de la primera dama, Rosario Murillo. Vargas considera que se estaría mandando un mensaje negativo al electorado sobre el verdadero estado de salud de Ortega, de presentarse Murillo en las elecciones. A juicio del analista, tampoco los empresarios- cuya alianza con el gobierno les ha permitido legislar de manera conjunta- y gran parte del partido estarían de acuerdo con esa decisión.


“El empresariado no confía en ella y varios sectores del FSLN tampoco quisieran que ella fuera candidata. Causaría problemas internos fuertes. Yo pienso que su candidatura es difícil pero no descartable”, dijo Vargas en entrevista con el programa Esta Noche.

Para Tinoco, tampoco es descartable que el actual vicepresidente, el militar Omar Halleslevens, repita como candidato, aunque considera que la situación política actual  es mucho más complicada que la de las elecciones pasadas en 2011.

“Halleslevens retrasa el modelo dinástico. Yo soy de la tesis que la relación con el ejército es complicada. Ortega tendrá que hilar más fino que en las elecciones de 2011, porque el entorno está complicado. La alianza con el sector privado ha funcionado en la medida que ha habido bonanza económica”, opinó el diputado.

Ambos analistas, vinculados a sectores del sandinismo disidentes, consideran que la figura de Ortega es la única que, por el momento, puede mantener unidas a las divisiones internas del partido. No obstante, Ortega ya tiene 71 años, de los cuales ha permanecido más de 14 en el poder. “Mantiene controladas a las diversas corrientes de opinión dentro de partido y también a la nueva base, que son los que más están interesados en que no haya una sucesión caótica”, manifestó Vargas, quien fue asesor de la primera Dirección Nacional del gobierno del FSLN en la década 1979-1990.

‘La travesía en el desierto’

El camino de Ortega para dominar al partido ha sido un proceso largo que comenzó con la derrota electoral del FSLN en 1990, ante Violeta Barrios de Chamorro. Durante los años 80, en el gobierno revolucionario, la estructura partidaria se organizaba a partir de la Dirección Nacional, que agrupaba a los principales líderes, entre ellos Ortega. Sin embargo, con la salida del poder surgen las primeras divisiones internas, entre quienes quieren mantener un modelo de poder vertical y quienes abogaban por modernizar las estructuras y democratizar los procesos.

“Ya en el 94 se da una ruptura con la candidatura de Henry Ruiz a la secretaría del partido. En el 95 se da la separación del MRS y el 98 se empieza a cocinar el pacto con Alemán (Arnoldo) que se firma en el 99 a espaldas de la Dirección Nacional. En el 2001, también surgen otras candidaturas presidenciales aparte de la Ortega, como la de Alejandro Martínez Cuenca y ahí empieza una lucha interna que termina en 2004 con la candidatura de Herty Lewites. Ahí, Ortega dan un manotazo político, suspende las elecciones internas e impone una lógica de cierre”, relató Tinoco.

Según el diputado, la irrupción de Murillo en 2005 como directora del aparato partidario y jefa de comunicaciones, creó divisiones en el esquema de poder. Hasta ese momento un cuadro histórico del Frente, el coronel Lenin Cerna, exdirector de la seguridad de Estado, controlaba las bases.

Para Vargas, un elemento que favoreció la supremacía de Ortega en la lucha interna de poder en el frente sandinista fue el apoyo económico del fallecido dictador libio, Muamar el Gadafi, que le dio el control de los pocos recursos disponibles durante los años 90. “En ese momento el Frente estaba en lo que yo llamo ‘la travesía en el desierto' y ese dinero le permitió a Ortega mantener una campaña permanente”, dijo el analista.

‘Stalinismo tropical’  y las divisiones del sandinismo

Las divisiones internas en el FSLN están presentes desde sus inicios. Fue Fundando en 1961 por Carlos Fonseca Amador, Santos López, Tomás Borge, Germán Pomares Ordóñez y Silvio Mayorga. En sus primeros años también hubo divergencias sobre el modelo que, en ese entonces, el movimiento revolucionario tenía que seguir.

Vargas relató que en 1967 la directiva del Frente ya se debatía sobre qué modelo de partido debía seguir. En ese entonces había dos corrientes. El fallecido comandante Tomas Borge abogaba por seguir el ejemplo de partido único de Cuba, que no permitiera una lucha interna. Por su parte, Oscar Turcios, favorecía por seguir un modelo aún más radical como el de control total que ejercían los gobierno de China y Vietnam. Sin embargo, la cercanía geográfica con Cuba ganó la partida.

“El Frente ha tenido una visión a la cubana de partido único, que viene del modelo ruso. Recordemos que había un lema célebre : Dirección Nacional ordene. En Cuba, Nicaragua y estos países, hay lo que yo llamo ‘Stalinismo trópical’’’, manifestó el analista.

El FSLN  siempre ha agrupado a distintas ideologías y tendencias, desde el marxista-leninista hasta la socialdemocracia. Durante el proceso revolucionario y el posterior gobierno en los 80, surgieron a lo interno distintas tendencias de carácter organizativo. Tres visiones que funcionaban por separado, con su propia dirección e ideas sobre el rumbo que debía seguir en partido.

La dirección nacional, constituida en ese momento por 9 comandantes, se dividió en ‘FSLN Proletario’, liderado por Jaime Wheelock, Carlos Núñez y Luis Carrión, que abogaba por replantear la estrategia de la guerra popular prolongada. Su propuesta era la estructuración de un Partido Obrero y el trabajador como vanguardia revolucionaria. Luego estaba el FSLN Guerra Popular Prolongada (GPP), liderada por Tomás Borge, Henry Ruiz y Bayardo Arce, que favorecía la acción guerrillera en la montaña. Su enemigo principal era ‘el imperialismo’. Y por último el FSLN Insurreccional o ‘tercerista’, representado por los hermanos, Humberto y Daniel Ortega, y Víctor Tirado. Su propuesta consistía en mediar entre las dos primeras tendencias y en crear alianzas anti-somocistas.

En la actualidad, el analista  Vargas identifica tres corrientes dentro de la ideología sandinista. “Los que todavía militan en el Frente y siguen fieles a Ortega, el MRS, y los independientes que no pertenecemos a ningún partido”, explicó.

Venezuela y los escenarios para Nicaragua

Este martes el secretario general de la Organización de Estados Américanos (OEA), Luis Almagro, activó la Carta Democrática para Venezuela,  para buscar una salida a la crisis generalizada que enfrenta el país, bajo el mandato de Nicolas Maduro. Se abre ahora un proceso que puede tener como consecuencia desde resoluciones o gestiones diplomáticas, hasta la eventual suspensión de Venezuela como miembro del organismo, para lo cual es necesario el voto de dos tercios de los cancilleres miembros: 18 de 35.

A juicio del diputado Tinoco, el destino de Venezuela tendrá serias repercusiones en Nicaragua y el comandante Ortega ya se prepara para buscar salidas ante el corte absoluto de la cooperación venezolana. Una de sus medidas es garantizar su control del poder en todos los poderes del Estado. "Que no se hayan dado cambios en el poder electoral es demostración de las precauciones que está tomando. El sentido común te dice que cambiarían cosas si no estuviera preocupado. Se están guardando los instrumentos y los mecanismo para el fraude", dijo el diputado. 

Por su parte, para Vargas es más preocupante lo que ocurra con la millonaria deuda de Albanisa (el ente que administra de manera privada la cooperación de Estado a Estado) con Venezuela y sobre todo los costos que tendrá que asumir al país cuando se cumplan los plazos de pago. "Va a crearse una crisis ¿Quién va a pagar? Venezuela se está negociando desde ya", expresó el analista.


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