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Presidente de JRV: "¿No hay nadie para votar?"

En varias JRV no hay votantes, los fiscales electorales permanecen sentados en silencio, esperando que alguna persona se aproxime

Miembros de una JRV a espera de votantes en el Colegio Camilo Zapata, de Managua. W. Miranda/Confidencial.

Dánae Vílchez

6 de noviembre 2016

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A las seis de la mañana una treintena de personas hacen filas en el colegio Carlos Fonseca, del barrio Batahola Norte, de Managua. Se buscan con cédula en mano en las listas ubicadas en un gran muro azul que parece apunto de caerse, mientras otros son abordados por dos mujeres que apuntan afanosamente los nombres de las personas presentes en un cuaderno. Son de los gabinetes de la familia y están ahí para vigilar quiénes han salido a votar.

Las personas en la fila esperan impacientes. A las siete de la mañana está previsto que las catorce Juntas Receptoras de Voto (JRV) abran, pero el coordinador del centro se asoma y le dice a un policía que vigila este centro que aún no están listos. Los ancianos se quejan. “No puedo estar de pie mucho tiempo”, le dice una señora al oficial de la entrada.


La junta se abrió pasadas las siete. Las primeras veinte personas entraron en total silencio, uno tras otro como, si de alumnos disciplinados se tratara. Después de diez minutos ya no queda nadie fuera del colegio. Todos están adentro, buscándose en cada una de las JRV. Algunos van de puerta en puerta y no se encuentran en ninguna de las listas. “Yo veo que ha sido más desordenado que otros años. Yo vine a las seis y son casi las ocho y no he votado; hasta ahorita encontré mi junta”, dice Dixie Herrera, un ayudante de contabilidad que llegó a hacer fila desde muy temprano.

Después de las ocho de la mañana la afluencia de personas ha disminuido. Hay JRV donde no hay nadie, los fiscales electorales están sentados en silencio, esperando que alguna persona se aproxime. En otras, hay filas modestas, dos o tres personas esperan en la puerta para poder pasar.

“Acompañantes electorales” en silencio

El colegio Carlos Fonseca es uno de los “centros modelo” que el Consejo Supremo Electoral (CSE) ha designado para que los “acompañantes electorales” observen el proceso. Aquí todas las juntas tienen dos cubículos y todos los policías electorales y miembros de mesa están debidamente identificados.

Aproximadamente a las ocho y veinte minutos, una patrulla de policía y un microbús aparcaron en la entrada del centro. Eran unas siete personas que ingresaron al colegio para “observar” el proceso electoral. Los “acompañantes electorales”, como los ha denominado el presidente del CSE, Roberto Rivas, no dijeron ni una sola palabra a los medios de comunicación. No respondieron a ninguna pregunta, ni siquiera a quienes les consultaron a qué organismo representaban o de qué país venían. Se limitaron a hablar con los miembros de mesa de algunas de las JRV y los interrogaron sobre cómo funcionaban sus labores o si todos pertenecían a diferentes partidos.

— ¿No hay nadie que vaya a votar?—  preguntó el presidente de mesa de la JRV

—¡Nooo!—  respondieron al unísono los policías electorales y los fiscales.

Minutos después aparecieron dos señoras, que tímidamente se acercaron a la mesa, mientras los “acompañantes electorales” miraban y tomaban fotos con sus celulares.

Estas elecciones presidenciales han sido cuestionadas por su falta de credibilidad y transparencia. En estos comicios el comandante Daniel Ortega busca su tercera reelección consecutiva, en fórmula con su esposa Rosario Murillo como candidata a la vicepresidencia. Según una encuesta de la  firma Cid Gallup, la abstención podría rondar el 50 %.

Baja afluencia de ciudadanos se registra en los Centros de Votación de Managua. En el Colegio Camilo Zapata, ubicado cerca de Plaza el Sol, en Managua, los miembros de cada Junta Receptora de Votos (JRV) se encuentran a la espera de votantes, pese a que militantes sandinista invitan en los barrios a las personas a asistir a las urnas.

Juan Blanco López aseguró que llegaron a su casa. “Nos dicen que vengamos a ejercer el voto”, dijo el hombre, quien al final no votó porque no aparece en el Padrón Electoral colgado en la escuela Camilo Zapata.

“Es que no salgo, y siempre aquí me toca… vivo detrás del colegio. Para nada nos invitan si no salimos”, afirmó Blanco López. Tampoco aparecía en el Padrón Pasivo dispuesto por el Poder Electoral.

En este colegio varios hombres que no están acreditados por el Consejo Supremo Electoral cumplen un papel de especie de “edecán”. Reciben a los pocos ciudadanos que traen miembros de los Gabinetes de la Familia, le toman la cédula a los ciudadanos, los buscan en el Padrón Electoral, y lo llevan hasta la JRV correspondiente.

“Estamos ayudando para que se haga más favorable el voto, porque hay gente que no sabe. No somos de ninguna organización, estamos para que haya una votación transparente. Estamos para ayudar a la gente”, afirmó Luis Ramos, quien estaba en el Camilo Zapata.

Mayor afluencia de votantes se ve en el Colegio Luis Alfonzo Velazquez, donde una móvil de un canal oficialista hacía transmisiones en vivo. Se trata de un “Centro de Votación modelo”, donde personas acreditadas por el Poder Electoral forman las filas y ordenan que los votantes pasen de uno en uno.

En algunas de estas JRV solo hay un recinto para marcar la boleta, y en otras hay dos. Pero la tónica es de una votación con poca participación, y con un proceso retardado.

Sobeyda López se molestó cuando encontró en el Padrón Electoral del Luis Alfonso Velazquez el nombre de su padre. “Mire, Angel David López Cruz”, señala con el dedo sobre el papel.

“Él murió hace dos años, en 2014”, precisó. Para ella, si su papá está muerto “no debería estar allí”. La mujer aseguró que la muerte de su padre fue documentada de forma oficial. “No entiendo, no debería estar allí”, dijo indignada.

(Con la colaboración de Wilfredo Miranda).


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