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“¿Qué es ser de izquierda?”: El debate en redes sociales tras el 7N en Nicaragua

Líderes de izquierda en Brasil, Chile, España y El Salvador marcan distancia de apresuradas celebraciones por el 7N, ante los abusos de Ortega-Murillo

Ilustración: Confidencial

Mildred Largaespada

18 de noviembre 2021

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Los abusos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, en Nicaragua, obligaron a la izquierda internacional a debatir en las redes sociales sobre su identidad --“¿qué es ser de izquierda hoy?”-- durante la jornada del 7 de noviembre y los días posteriores a las falsas votaciones, según las intensas conversaciones monitoreadas en las cuentas del liderazgo de izquierda.

Las tensiones más relevantes en las redes sociales fueron las protagonizadas por la izquierda de Chile, España, Brasil y El Salvador, y en menor medida la de Estados Unidos. La conversación, que se reveló en Twitter y Facebook, muestra a grupos de izquierda con una reflexión madurada sobre qué significa (y qué no) ser de izquierda y otros intercambios más anclados en los antiguos dogmas.


Los choques ideológicos ocurrieron al ritmo vertiginoso que imponen las redes sociales. Fue un escenario de palabra dicha y palabra contestada.

En Chile y Brasil, los partidos de izquierda se apresuraron a emitir sendos comunicados elogiando al régimen de Ortega y Murillo por las votaciones, ampliamente calificadas como una farsa, a cargo de un sistema electoral colapsado bajo el control del orteguismo y la anulación de la competencia política (con el encarcelamiento de siete precandidatos de la oposición) para despejar a Ortega su cuarto período presidencial consecutivo.

Los textos de elogio no duraron mucho tiempo en las redes sociales, porque los mismos líderes de estos partidos se encargaron de aclarar a sus seguidores que los comunicados de saludos y celebración no habían sido discutidos antes por los propios partidos políticos.

En Chile, el Partido Comunista celebró la farsa orteguista e inmediatamente recibió el rechazo del candidato presidencial de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, con el que van en coalición. “En nuestro gobierno el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste. Nicaragua necesita democracia, no elecciones fraudulentas ni persecución a opositores”, publicó Boric en un tuit.

Se le sumó una de las lideresas más relevantes del Partido Comunista de Chile, Camila Vallejo Dowling, quien ocupó Twitter y Facebook para unirse al rechazo a Ortega. “Esta declaración no fue discutida ni resuelta por la dirección colectiva del partido. Condenamos las violaciones a los DDHH en Nicaragua, Chile y cualquier parte del mundo. Gabriel Boric será nuestro pdte. y él será quien defina la política exterior del gob de Apruebo Dignidad”, escribió. Y también lo publicó en su muro de Facebook.

En Brasil ocurrió algo parecido cuando el Partido de los Trabajadores (PT) también publicó un primer comunicado celebrando a Ortega. El comunicado fue borrado después y también fue rechazado por la lideresa del partido, Gleisi Hoffman: “Se envió una nota sobre las elecciones en Nicaragua a la dirección del partido. La posición del PT frente a cualquier país es la defensa de la autodeterminación de los pueblos, frente a la injerencia externa y el respeto a la democracia, por parte del gobierno y la oposición. Nuestra prioridad es debatir Brasil con el pueblo brasileño”, publicó en Twitter, pero no compartió nada en su muro de Facebook, que ha estado centrado en informar sobre la exitosa gira europea de Lula da Silva. El reconocido líder brasileño ya antes había recomendado a Ortega: “no abandone la democracia”.


La matanza perpetrada por el régimen Daniel Ortega y el estado policial que impuso en 2018 ha provocado que la gente de izquierda, que antes simpatizaba con la causa revolucionaria promovida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se cuestione sus propios dogmas identitarios y muchos se liberaron rápidamente. Otros no.

En España, quien dio la cara por la nueva izquierda que se está gestando en el país fue Antonio Maillo, excoordinador de Izquierda Unida Andalucía: “Ya no cuela, Daniel Ortega”, publicó en Twitter refiriéndose a las falsas elecciones. Aunque, desde la cuenta tuitera del Partido Comunista de España se publicó: “El pueblo de #Nicaragua derrota de nuevo al imperialismo en las urnas. Felicitamos al Frente Sandinista (@lavozsandinista) y llamamos a la comunidad internacional a respetar los resultados”.

Maillo, uno de los grandes personajes de la izquierda española, agregó: “La pareja Murillo-Ortega es una caricatura de lo que fue la revolución sandinista. No cuela el uso de mensajes para consumo de la izquierda. Ni son antiimperialistas ni hacen otra cosa que mantenerse en un poder endogámico”.

Desde los Estados Unidos, las simpatías hacia el régimen de Ortega-Murillo solo vinieron de los grupos de izquierda reconocidos como “tankies” antiimperialistas. Tal y como glosó en un largo hilo el usuario nicaragüense @anarcopanda exiliado allá y que pidió no revelar su identidad por seguridad: “Tankie se origina de la palabra “tanque” que representa la invasión violenta de la Unión Soviética hacia la revuelta en Hungría en los 50's. Creando así una división política en la izquierda internacional entre los que apoyaron la invasión y los que la condenaron. El Tankie nunca reconocerá una “revuelta popular” dentro de un país al que definen como “socialista”. Así perpetuando estereotipos racistas, clasistas, sexistas de una multitud predominantemente pobre”. Aquí su hilo:

“La mayoría de las personas que leen a los periodistas tankies (que llegaron para apoyar a Ortega) son comunistas o socialistas fundamentalistas que apoyan a China, Syria, Russia, Nicaragua, Venezuela, Cuba. Apoyan a cualquier país que se posicione como “antiimperialista”. Estos periodistas no pertenecen a ninguna organización de izquierda o militante, tampoco hacen trabajo de base o son parte de movimientos sociales, entonces no son parte de las conversaciones que tienen los activistas o los organizadores de movimientos locales aquí”, informó @anarcopanda.

Y en El Salvador, la conversación de la gente de izquierda explotó ante el comunicado en el que el Frente Farabundo Martí Para la Liberación Nacional (FMLN) celebró a Ortega. “Felicitamos al soberano pueblo de Nicaragua, por someterse a elecciones y demostrar una verdadera fiesta democrática. De igual forma, saludamos al glorioso Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) al que le deseamos los mejores éxitos”, publicaron en Twitter.

Y entre todos los tuits que respondieron al FMLN, el del periodista y exdirector de El Faro, Carlos Dada, reveló la profundidad de la crisis de la izquierda salvadoreña. Dada escribió citando ese tuit: “Algunos periodistas extranjeros me preguntan por qué desapareció el @FMLNoficial. Esto ayuda a entenderlo”.

Cuando se dice que “a Ortega le van abandonado sus aliados” los nicaragüenses desconocen el tipo de “aliados” de la dictadura, y con estas conversaciones salen a la luz los relatos políticos de un cierto grupo de izquierda todavía aferrada a los dogmas de la guerra fría, la lucha antiimperalista, que romantiza a guerrilleros (romantiza las armas) y a la que no le importan las vulneraciones de los derechos humanos con tal de que su ideología de izquierda prevalezca.

En todas las conversaciones anteriores, la izquierda más dogmática señala a la otra izquierda más dialogante con nombretes con los que pretenden insultarles: “tibios”, “traidores”, “blandos”, “izquierda de cafetín” e “izquierda caviar” les llamaron.

Los abusos de Ortega y Murillo han servido para quitarle la máscara al régimen autoritario que práctica la brutalidad como política. Va quedando orillado por la misma izquierda internacional. Algunos miembros de la izquierda internacional hablaron antes condenando al régimen desde el 2018. Otros necesitaron comprender la magnitud de la cifra de 355 asesinados civiles por ejercer su derecho a la protesta social. Algunos ya vieron venir de frente las ansias dinásticas de la familia de Ortega. Otros, todavía creen el relato emitido desde la propia casa familiar de Ortega de que lo suyo “es una lucha contra el imperialismo”. Por eso Ortega le echa carbón al fuego del antiimperialismo, para evitar quedarse más solo.

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Mildred Largaespada

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