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Almagro vino, escuchó y se fue

Oposición politica demanda nuevas elecciones libres y transparentes e institucionalidad

¿Y cómo despertar al pueblo de su pasividad

Arlen Cerda

3 de diciembre 2016

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En sus declaraciones públicas ante el comandante Daniel Ortega, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, no mencionó la palabra democracia ni citó la Carta Democrática de la OEA. Reunido con Ortega en la Secretaría General del gobernante Frente Sandinista —que también sirve de despacho presidencial—, Almagro se refirió al “papel constructivo” de la OEA, de “ajustar algunos temas que tienen que ver con el funcionamiento del sistema político”, de “confianza recíproca” y calificó a Ortega como “uno de los políticos más agudos del continente”.

“Nos quedan por delante unos meses de trabajo en función de este marco de intercambio que hemos creado, y valoramos especialmente la apertura y la proyección de estabilidad que el gobierno ha marcado con este paso”, expresó Almagro en una breve conferencia tras el encuentro, a la cual no tuvo acceso la prensa independiente, que hace más de ocho años tiene cerrado el paso en El Carmen, que también es residencia del mandatario.


Ortega fue quien mencionó que en el encuentro conversaron “a fondo” sobre el “quehacer en el ánimo de fortalecer la paz, la seguridad, la estabilidad y la institucionalidad de nuestros pueblos, y el caso particular de Nicaragua” y adelantó una invitación de “acompañamiento” a la OEA para las elecciones municipales de 2017.

¿Habrá acuerdo en enero?

A mediados de enero, el gobierno y la OEA tienen previsto concluir la “mesa de comunicación e intercambio”, establecida el 15 de octubre, tras la entrega de un informe de la OEA sobre el sistema electoral y la situación del país previo a las votaciones nacionales del pasado seis de noviembre, cuyo contenido sigue sin revelarse.

El acuerdo entre el gobierno y la OEA establece que en enero ambas partes presentarán un acuerdo conjunto, o bien, resoluciones independientes si no lo logran.

Durante su visita de 24 horas al país, Almagro sostuvo encuentros con empresarios, miembros del cuerpo diplomático acreditado en Nicaragua, políticos de las diferentes corrientes ideológicas, organizaciones civiles, los campesinos anticanal, pastores evangélicos y la conferencia episcopal de la iglesia católica. Cada sector insistió ante el secretario general en las demandas que ya han expresado antes.

Los empresarios expusieron su preocupación por la iniciativa NicaAct, que establece sanciones del gobierno de Estados Unidos para Nicaragua; el cuerpo diplomático conversó sobre la situación de la cooperación internacional; las organizaciones civiles y el movimiento campesino sobre la represón y los atropellos del gobierno Ortega y los obispos reiteraron sus planteamientos del mensaje pastoral del 21 de mayo de 2014, y denunciaron la represión, el espionaje.

En las reuniones previas con una delegación de la OEA, y durante los encuentros con Almagro, la mayoría de los sectores políticos coincidieron en una demanda común: Nicaragua urge elecciones libres y transparentes, que la oposición inhabilitada en las pasadas votaciones nacionales sostiene que incluye la convocatoria a un nuevo proceso en 2017, bajo un nuevo sistema electoral y en condiciones inclusivas, creíbles y transparentes.

Opositores en un solo bolsón

Los partidos y movimientos políticos fueron recibidos por Almagro en un solo salón, donde más de medio centenar de diferentes corrientes políticas expresaron sus posiciones sobre la realidad del país.

En la reunión participaron desde la fórmula presidencial de la Coalición Nacional por la Democracia, Luis Callejas y Violeta Granera —inhabilitados para las votaciones del pasado seis de noviembre, por un fallo político de la Corte Suprema de Justicia—, hasta miembros de los partidos colaboracionistas que se inscribieron en la boleta de los comicios, como el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el Partido Conservador (PC) y el Partido Liberal Independiente (PLI), incluyendo a su recién destituido presidente, Pedro Reyes.

Los miembros del Frente Amplio por la Democracia (FAD), la Coalición Nacional por la Democracia (CND) y Ciudadanos por la Libertad (CxL) coincidieron ante Almagro en la necesidad de organizar nuevas elecciones presidenciales en 2017, que incluyan la participación de la observación electoral nacional e internacional independiente.

El exdiputado del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Víctor Hugo Tinoco, aseguró que durante el encuentro algunos “partidos zancudos” expusieron que el problema de la situación política del país es la falta de unidad entre la oposición.

Según Tinoco, Almagro se limitó a escuchar en todo momento, excepto por un comentario en el que expresó que él no estaba en Nicaragua para ver la unidad o no de la oposición, porque su “único interés es el respeto de la Carta Democrática, que establece el derecho de a elecciones libres y transparentes”.

Para Tinoco, ese único comentario de Almagro fue “claro y lapidario” para establecer la misión de su visita a Nicaragua y el trabajo que la delegación de la OEA mantendrá con el gobierno durante estos meses, aunque Almagro no mencionó la Carta Democrática en la conferencia tras el encuentro con Ortega.

Líder campesina denunció represión

Tras superar el aislamiento a las comunidades de Nueva Guinea, la líder campesina, Francisca Ramírez, y miembros del Consejo Nacional en Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía, lograron llegar a Managua para reunirse con Almagro en una sesión, que incluyó a movimientos sociales, feministas e indígenas, y también al Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).

A su salida del encuentro, Ramírez aseguró que sus planteamientos para el secretario general fueron denunciar al gobierno de Ortega y Murillo por la falta de libertades y la represión que han sufrido los campesinos de parte del Ejército y la Policía. Según Ramírez, Almagro escuchó su queja con mucha atención.

“Dijimos todas las barbaridades que nos han venido haciendo el Ejército y la Policía de este país… Venimos a denunciar a este gobierno que viene atropellando nuestros derechos. Tenemos una gran esperanza puesta (en la OEA) porque dice él (Almagro) que la OEA debe velar por la democracia y en este país no hay democracia”, reclamó Ramírez.

Al día siguiente, el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, aseguró que en su reunión con Almagro los obispos “mostramos nuestra condena de estos actos de agresiones que no veíamos desde el tiempo de la dictadura de Somoza y que nos preocupa gravemente”.

“Él (Almagro) la conocía (la denuncia), pero nosotros también pudimos acentuar y remarcar eso”, agregó Báez.

El cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal, Leopoldo Brenes, confirmó que los obispos entregaron los planteamientos que el episcopado entregó a Ortega en mayo de 2014, que estimó “siguen vigentes y algunos se han aumentado”, aunque no dio detalles.

Báez recordó que aquel documento planteó “el progresivo deterioro de la institucionalidad en el país, la falta de separación de poderes en Nicaragua, la concentración de poderes en una pareja, en una familia y en sus allegados”.

Según Báez, la propuesta de los obispos a Almagro fue, a largo plazo, una educación política que cambie la mentalidad del pueblo entero; y en el corto plazo: “elecciones honestas, transparentes y observables y sin exclusión de ningún partido ni personas”.

“A Ortega solo le queda la represión”

Durante dos días, Nicaragua vivió un virtual estado de sitio, con más de cien retenes policiales en las principales carreteras del país. Representantes y simpatizantes de la oposición que pretendían llegar a Managua para participar en la marcha del primero de diciembre en la capital fueron obligados a bajar de vehículos particulares y colectivos y a algunos, principalmente del Norte y Suroriente del país, no les permitieron continuar.

Sin brindar detalles, la Policía también estableció el paso hacia Nueva Guinea como zona restringida, tras aislar y reprimir a su población campesina que el veintinueve de noviembre partiría en caravana hacia Managua para su protesta número 82 contra la concesión canalera y en repudio a las votaciones nacionales, que llaman “chanchada electorera”.

La oposición apostó a que la llegada del secretario general de la OEA, Luis Almagro, les daría garantías de que el gobierno no reprimiría las protestas como en ocasiones anteriores, pero la violencia volvió a estar presente.

La abogada experta en Derecho Constitucional, Azahálea Solís, estima que “en su cálculo político entre la legitimidad y el control, Daniel Ortega eligió el control, porque está claro que a partir del seis de noviembre perdió claramente toda legitimidad como gobierno”.

El exdiputado liberal y jurista, José Pallais, agregó que “Daniel Ortega y Rosario Murillo han construido un muro contra su propio pueblo”.

“El temor de Ortega a la población y la falta de apoyo político, lo ha llevado a que toda su fortalezca recaiga en la represión y en el apoyo de las fuerzas militares”, valoró.

Pallais insistió en que la base de la estabilidad del país son el consenso ciudadano y las elecciones honestas. “De lo contrario —alertó— estaríamos abriendo las puertas a un conflicto social permanente”.


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Arlen Cerda
Arlen Cerda

Periodista. Desde 2003 ha trabajado en medios tradicionales y digitales.

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