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La nueva JS: el partido de la “compañera Rosario”

Una organización vertical, creada a imagen y semejanza de la primera dama y vicepresidenta, sustituye al “sandinismo histórico”

29 de octubre 2019

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Milton Ruiz, coordinador nacional de la Juventud Sandinista (JS), convocó el 28 de mayo de 2018 a una reunión de emergencia a un grupo selecto del Consejo Nacional de la Juventud. Pidió que todos apagaran sus celulares y visiblemente nervioso comenzó a dar el mensaje: la compañera quiere que estemos más activos, estamos perdiendo la batalla en las redes sociales, y nos pide que salgamos a las calles el 30 de mayo para contrarrestar la marcha que ha convocado la derecha.

“Quiere que estemos alerta”, dijo Ruiz mientras movía sus manos. “Que nos concentremos. La derecha no puede quitarnos las calles”, enfatizó, según narró a CONFIDENCIAL una de las personas que estuvo en aquella reunión y forma parte del anillo de confianza de la JS.


El Consejo Nacional de la Juventud está integrado por lo más selecto de seis grupos juveniles que integran la JS. La gente de más confianza. Ante ellos llevó Ruiz el mensaje de Murillo, en la víspera del Día de las Madres Nicaragüenses.

La orden fue activar a la Juventud para acompañar una marcha oficialista “en defensa de la revolución, la Constitución y la paz”, que había convocado días antes el diputado orteguista y presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, con un objetivo: contrarrestar la llamada madre de todas las marchas, que las madres de las primeras víctimas mortales de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo habían convocado para ese 30 de mayo, cuando se celebra el Día de las Madres en  Nicaragua, con el objetivo de exigir justicia por sus hijos asesinados.

Ruiz les dio las orientaciones finales: los eslóganes y los hashtags serán #QueremosPaz, #NoALaViolencia y #AmorANicaragua. Para entonces, paramilitares, policías y fuerzas de choque del Gobierno habían asesinado a más de 90 personas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA). El oficialismo aún no se había declarado víctima de un presunto “golpe de Estado”, pero culpaba de la violencia a la población autoconvocada, que salió a las calles cuando miró por las redes sociales y la televisión cómo fueron reprimidas las primeras protestas contra la reforma a la Seguridad Social, el 18 de abril.

Ese 28 de mayo, cuando Ruiz daba las últimas instrucciones, a su móvil —el único encendido en aquel salón del Olof Palme, al que habían sido citados—, entró una llamada. Con las manos temblorosas Ruiz contestó: “Diga compañera. Claro, claro. Eso estamos haciendo, yo ahorita les digo”.

—Vamos a instalar pantalla en la Rotonda del Periodista y en la Rotonda de Plaza España. La orden es ocupar y llenar esos lugares. Por la protección no se preocupen, vamos a tener seguridad— dijo Ruiz después de la llamada.

Uno de los integrantes del Consejo de la Juventud hizo la observación de que faltaban dos días para el 30 y que esa logística era contra el tiempo.

—No se preocupen por nada: tendrán buses, y recursos de las alcaldías, las instituciones. Lo que quiero es que me movilicen a la gente. ¿No me diga que no puede compañero? — preguntó con sarcasmo.

El miércoles 30 de mayo, mientras las madres de las víctimas encabezaban la más grande de las marchas cívicas contra el Gobierno que se recuerde en Nicaragua, la JS acató fielmente las órdenes de Murillo de ocupar puntos claves de Managua y acompañar a Porras en su convocatoria, añadiendo “color y juventud”.

El 30 de mayo algunos miembros de la Juventud Sandinista se "apropiaron" de distintos puntos en la capital para protestar. Foto: Confidencial.

“El objetivo era sacar a la gente a la calle, para que la marcha opositora de la derecha no se acercara a los perímetros de seguridad de El Carmen”, donde vive la familia presidencial y despacha Ortega, explicó un miembro de la JS, vinculado a la cadena de mando de la organización.

“El acto oficialista, que en el plano formal se organizó como una ‘Oración por la paz y cantata a las madres nicaragüenses’, constituyó una verdadera contramarcha y fue dicho funcionario en persona (Gustavo Porras) quien convocó a “tomarse las calles (...) en defensa del Gobierno constitucional, en defensa de la Constitución de la república, en defensa de la paz, en defensa de la revolución”, dijo el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en su informe sobre la violencia entre el 18 de abril y el 30 de mayo, en el cual confirmó que el Gobierno cometió crímenes de lesa humanidad contra la población nicaragüense.

Mientras la JS hablaba de amor y paz en su manifestación en la Rotonda Hugo Chávez, a menos de dos kilómetros de ahí, la marcha de las madres era brutalmente reprimida por paramilitares y policías en los alrededores de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Seis jóvenes murieron ese día en Managua, según el GIEI. Y el saldo total de la represión en todo el país fue de 17 asesinados el 30 de mayo.

La trayectoria de Ruiz

Milton Ruiz, granadino de 27 años, se convirtió en coordinador de la JS en 2015. Graduado de Banca y Finanzas en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), proviene de las filas del Movimiento Deportivo Alexis Argüello y sustituyó en el cargo a Erick Ríos, quien tuvo un paso fugaz en la coordinación de la JS, cuando a inicios de ese mismo año relevó a Bosco Castillo, ahora ministro de la Juventud.

“Es un buen muchacho, ha durado en el cargo porque es trabajador, esforzado y cumple fiel y cabalmente con las orientaciones de la compañera (Rosario Murillo)”, dice sobre Ruiz la fuente de la JS.

Otros, antiguos miembros de las estructuras departamentales de la JS que fueron sustituidos en sus cargos a la llegada de Ruiz, lo describen como un joven sin ideas que solo responde positivo a lo que diga Murillo.

“Jamás le dice que no, él es su ejecutor”, dice otro exmiembro de la JS, salido de sus estructuras en 2016, que se describe como sandinista, pero no orteguista.

“Sinceramente (en las reuniones) no se discuten muchos temas, se llega a dar ideas sobre cómo hacer las diferentes actividades ya programadas”, agrega el miembro de la JS que participa en las reuniones del Consejo Nacional de la Juventud.

“Las orientaciones ya vienen dadas”, afirma. “Pero siempre trabajamos por el bien de la comunidad, cada movimiento tiene su trabajo, se trabaja en la parte social, cultural, ambiental y deportiva”, precisa.

El Consejo de la JS

Óscar Pérez, coordinador del Movimiento Cultural Leonel Rugama, es miembro del Consejo Nacional de la Juventud. Es muy cercano a Juan Carlos Ortega y Camila Ortega. Foto: Tomada de El19 Digital.

El Consejo Nacional de la Juventud está integrado por Erick Ríos y Ana Guadalupe Padilla, coordinadores de la Red de Comunicadores; Alex Galeano, a cargo de la Promotoría Solidaria; Denis Mena y Arlen Vargas, coordinadores del Movimiento Ambientalista Guardabarranco; Jason Torres, coordinador del Movimiento Deportivo Alexis Argüello; María Leonela Lagos, coordinadora de la Federación de Estudiantes de Secundaria; Óscar Pérez, coordinador del Movimiento Cultural Leonel Rugama y otros miembros selectos de esos grupos juveniles.

Cada agrupación juvenil tiene su función. “Hay un espacio para que cada joven se integre al movimiento en el que más le guste trabajar”, dice el integrante de la JS.

“Si se sienten atraídos por la poesía, por la pintura, se integran al Movimiento Cultural Leonel Rugama, si sus inquietudes son los temas ambientales, en el Movimiento Ambiental Guardabarranco; si es el deporte, el Movimiento Deportivo Alexis Argüello”, explicó la fuente.

Y si sus inquietudes tienen que ver con temas de comunicación para eso está la Red de Comunicadores. Esta agrupación juega un papel importante en la estrategia de Rosario Murillo cuando quiere transmitir un mensaje, “iniciar una campaña”, precisa.

“Son chavalos superconectados con las redes sociales, pasan conectados todo el tiempo y en un instante te hacen viral un tema, en los otros grupos de la Juventud los ven con recelo porque creen que ellos son los preferidos de la compañera”, dijo la fuente.

El grupo de la JS que juega el papel más importante para el Gobierno es, sin embargo, el de la Promotoría Solidaria. Es el que está más relacionado con el asistencialismo. Si se muere una persona en un barrio, van ellos donde los familiares a ofrecer cubrir todos los gastos, si se inunda una calle, ellos asisten a buscar cómo ayudar.

“Todo lo hacen en nombre del comandante y la compañera y ese discurso es una estrategia de ella”, dice el exmiembro de la JS que se desvinculó de la organización en 2016.

Así se formó la nueva Juventud Sandinista

Las órdenes de los secretarios políticos siempre han estado enmarcada en una obediencia inquebrantable al dictador Daniel Ortega. Foto: Cofidencial.

Cuando Rosario Murillo comenzó a acumular más poder dentro del FSLN y a excluir a figuras históricas del FSLN que no se plegaban a sus designios, comenzó a crear estructuras paralelas dentro del partido que respondieran a sus mandatos.

“En ese entonces, y para ponerte en contexto, Ortega había ganado las elecciones en 2006. En 2007 toma la presidencia, y en 2008 es que los comités de los barrios y los comités sandinistas comienzan a formarse. La estructura social eran los CPC, quienes se formaron en grupos para poder estar al tanto de las necesidades del barrio. Por encima de los CPC estaba el Consejo de Liderazgo Sandinista (CLS). Estos eran los políticos del barrio”, relata “Laura”, una mujer de 30 años que se integró a la JS cuando tenía 18 años y Ortega tenía menos de dos años de haber regresado al poder.

“Laura” recuerda que, en ese entonces, cada barrio debía tener uno o dos secretarios políticos, dependiendo de lo grande que fuera el territorio. Como la zona donde vivía con su familia era algo grande, esta fue dividida en dos. Uno de esos líderes de la comunidad era su papá.

“Teniendo esas dos estructuras, la que faltaba era la JS. Al inicio nos hicieron pensar que era como un grupo de liderazgo juvenil que apoyaba las actividades realizadas en los barrios. No se pensaba a nivel macro en ese momento, o al menos no lo sabíamos. No sabíamos que éramos como los alfiles del orteguismo”, explica.

Al inicio todo “era muy bonito”, dice. “Laura” recuerda sentirse muy bien colaborando en la organización de fiestas infantiles para los niños del barrio, entregando comida a los más necesitados y víveres a las familias de los caídos durante la lucha por la revolución sandinista. También recolectaba dinero para celebrar el Día de la Madre y festividades navideñas.

“Al menos en mi grupo todos éramos universitarios y andábamos en la onda de ayudar al prójimo... pero no pasaba lo mismo en otros grupos de JS de otros barrios”, recuerda.

“Laura” estuvo en la Juventud Sandinista casi dos años. Los primeros seis meses dice que fueron “buenos”. Todo muy sano y ameno. Sin embargo, luego de ese tiempo, el secretario político del distrito dio una orden que dijo venía directamente de Presidencia: los grupos juveniles debían elegir a un responsable de la JS por distrito, luego por zona, y después por barrios.

Minisargentos y los soldaditos

“Para que me entendás, en el Distrito VI estaba el secretario general de la JS, y este mandaba a determinado número de responsables de zonas (lo dividieron en 15 partes para ese tiempo), y el responsable de la zona donde yo estaba miraba como tres barrios, y en mi barrio estábamos divididos en dos grupos, es decir, había dos responsables más. Era una estructura compleja que fue ideada para tener minisargentitos por todos lados, para que controlaran a los soldaditos”, afirma “Laura”.

Entonces en aquel momento quién mandaba en el distrito era el secretario político, luego había otro secretario que era el coordinador de la JS, y este tenía a su mando a los responsables por zonas, quienes coordinaban a los encargados por barrios, y finalmente estaban “los soldaditos”.

—¿Qué se necesitaba en aquel tiempo para ser JS?

Disposición y tiempo. Porque eran muchas actividades en el barrio y necesitabas sacar tiempo para todo eso en tus fines de semana o en las noches luego de clases. Después otro requisito era el carnet de militante del FSLN.

—¿Actualmente qué se necesita?

Ahora es sumamente necesario que tengás tu carnet de militante actualizado, que solo te lo dan miembros de la JS que te conocen en el barrio. Si no, no te dejan estar en la JS.

Del amor “revolucionario” a la represión

“Yo entré a la JS porque mi padre me motivó. Y también porque quería experimentar lo que él había vivido en su juventud”, dice “Laura”, quien aceptó conceder esta entrevista a cambio de usar un seudónimo para proteger su identidad.

Ese enamoramiento del espíritu revolucionario se desmoronó seis meses después, luego de que el partido instauró esa estructura lineal de “sargentitos y soldaditos”. En el caso de “Laura”, el responsable de su grupo fue una persona mucho mayor que ellos. Alguien que define como un “borrego danielista”.

“Era un borrego y nos quería tratar como a él lo trataban. No nos gustaba que nos dijera cosas como ‘si el Comandante Daniel dice que hay que ir a agarrarnos a pedradas con la derecha, pues vamos’. En ese momento comencé a cuestionarme por qué nos decía ese tipo de cosas cuando evidentemente nosotros, los del grupo, no éramos así”, recuerda “Laura”.

Las mismas preguntas que se hacía “Laura” en su cabeza las externó entre sus demás compañeros de grupo. Todos coincidieron en que las órdenes del superior eran descabelladas, sin embargo, optaron por continuar porque creyeron que solo sería algo pasajero.

“Recuerdo que yo le dije a mi papá todo eso que pasaba y él me dijo que tenía razón. Una vez lo dijo en una reunión y sus líderes se quedaron callados. O sea, la gente que nos dirigía no decía nada. Me di cuenta que el sistema de ellos era ese y que te tenías que ajustar a eso”, lamenta.

Lo que llevó a “Laura” a tomar la decisión de salir de la JS fue observar la manera en cómo ese dirigente captaba a otros jóvenes a participar de distintas actividades como El Repliegue o la celebración del 19 de julio.

“Los convencía con licor. A veces se conseguía dinero y usaba el dinero recolectado y compraba el licor. En ese momento terminé de abrir los ojos, entendí quiénes en realidad eran los dirigentes y comprendí esa visión borrega que nos querían implantar. Todo eso, junto con mis responsabilidades en la universidad, terminó por convencerme de salirme de ese círculo”, relata.

—¿Estos grupos de JS son los mismos que funcionan como fuerza de choque?

No puedo decir que todos los que están dentro son fuerzas de choque, porque no es así. Pero si lo hablamos en porcentaje diría que al menos el 70 % de la JS es fuerza de choque en este contexto actual. Antes no. Pero incluso las fuerzas de choque están no solo en la JS, también los tienes en miembros del CLS (Comité de Liderazgo Sandinista).

—¿Quiénes son los más cercanos a Ortega?

No todos los JS son invitados a formar parte de sus actos políticos. No todos van a la tarima. Quienes suben a la tarima son los miembros de la Red de Comunicadores, que son una especie de JS “top”.

“Laura” agradece haber salido de estos grupos mucho antes de la Rebelión de Abril. Dice ser sandinista, pero no danielista. Para ella los principios de Sandino se perdieron y en la actualidad lo que impera son fanáticos que idolatran a dos dictadores que no quieren dejar el poder.

“Reconocí a varios JS del Distrito 6 (en) la ocasión que las fuerzas de choque llegaron a Camino de Oriente (el 18 de abril) a pegarle a los protestantes, les robaron a los medios de comunicación, a vista y paciencia de la Policía”, lamenta “Laura”.


Fidel Moreno transfiere el mando de la Juventud Sandinista

Tras el ataque contra los ancianos y jóvenes del movimiento OcupaINSS, en 2013, Rosario Murillo quiso “cambiar el rostro” de la Juventud Sandinista

Fidel Moreno

El secretario general de la Alcaldía de Managua, Fidel Moreno. Carlos Herrera/Confidencial.

Hasta antes de 2015, Fidel Moreno era el transmisor de las órdenes de Rosario Murillo a la Juventud Sandinista, pero eso cambió cuando al poderoso secretario de la Alcaldía de Managua, asumió más funciones como secretario de organización del FSLN y jefe político en Managua.

El equipo de Moreno lo integraba Bosco Castillo, ministro de la Juventud, José Treminio, entonces viceministro de Educación y Aaron Peralta, actual director del Canal 6, a quien se trajo de Estelí y lo integró a las estructuras nacionales del FSLN.

“Los tres son hombres de confianza de Moreno, con ellos discutían las estrategias a seguir”, dice un exmiembro de la JS en entrevista con CONFIDENCIAL.

Para el trabajo sucio en la calle, Moreno disponía de Pedro Orozco, jefe de las fuerzas de choque de la JS. Orozco organizó la pandilla integrada por trabajadores de la Alcaldía de Managua y activistas de la JS que atacó a los ancianos y a los jóvenes del movimiento Ocupa INSS, en junio 2013.

Orozco dirigió la represión en la calle con la complicidad de la Policía, pero la decisión fue tomada por Moreno, Castillo y Treminio en una reunión.

“Después de ese episodio, como la JS era vista como un órgano represor, Murillo quiso cambiarle la cara y comenzó a transferir el mando”, dijo la fuente de la JS. “A partir de aquí, ella opera con los nuevos rostros,” que encabeza Milton Ruiz, explicó.


La Juventud Sandinista ayer y hoy

Ricardo Baltodano: “El fanatismo es producto de esa campaña intensa de culto a la personalidad de Ortega y Murillo”

18/04/18.- Al inicio de la crisis, grupos identificados con camisetas de la Juventud Sandinista salieron a las calles a reprimir protestas contra las reformas del seguro social. Estos grupos de choque tenían carta libre para golpear y robar manifestantes y eran protegidos por la Policía Nacional. Carlos Herrera

La Juventud Sandinista cumplió 40 años el pasado 23 de agosto. El grupo nació a raíz del triunfo de la revolución, en 1979. “Estamos de fiesta, hoy nacimos, hoy nos celebramos, hoy nos conmemoramos”, dijo Milton Ruiz, coordinador nacional de la Juventud Sandinista (JS), en un discurso ante sus miembros, dos meses atrás.

En 1979, los dirigentes juveniles que pertenecían a organizaciones del FSLN fueron agrupados para integrar un bloque fuerte que se encargaría de reclutar a otros muchachos y encaminar el proyecto ambicioso que tenía la Dirección Nacional del FSLN, conformada por nueve comandantes guerrilleros.

Eran jóvenes dedicados a tiempo completo en labores conspirativas contra la dictadura somocista y que habían salido de los barrios, los colegios y las universidades. Chavalos que pertenecían a la Asociación de Estudiantes de Secundaria, al Comité de Acción Popular y la Juventud Revolucionaria Sandinista.

“Todos fueron juntados por el FSLN para construir el movimiento. El miembro de la Dirección Nacional al frente de dicha organización fue Carlos Núñez. Él se auxilió de Carlos Carrión Cruz, quien fue el primer coordinador nacional”, recuerda Ricardo Baltodano, exmiembro de la Juventud Sandinista en los años 80, y apresado en 2018 durante la represión orteguista contra la Rebelión de Abril.

La hazaña de la alfabetización

Ese primer grupo de la JS fue el encargado de reorganizar los colegios de secundaria, de extender el movimiento en los mismos centros educativos y universidades y mantener estructuradas, de alguna forma, las agrupaciones juveniles en los barrios populares. Todo esto se cumplió hasta que los chavalos se fueron a las montañas en la gran Cruzada Nacional de Alfabetización.

La primera gran tarea, entonces, fue construir el Ejército Popular de la Alfabetización (EPA) y ponerlo al frente de las brigadas y jefaturas de zona. Esta obligación se convirtió en la prioridad de la Juventud Sandinista desde septiembre de 1979 hasta su finalización en agosto de 1980. En resumen, fue lo que marcó el inicio de la vida política nacional de la JS.

“En ese periodo todo giraba alrededor de la alfabetización. Se leía mucho sobre el pensamiento de Sandino, de dirigentes que tuvo el FSLN que ya habían fallecido. Luego se establecieron los primeros contactos para que los dirigentes de los grupos comenzaran a viajar a escuelas de formación política socialista como Cuba, Alemania, Bulgaria y la Unión Soviética. Centenares de dirigentes de la JS fueron a formarse en cursos de marxismo y leninismo”, afirma Baltodano, excarcelado en junio de 2019, tras casi nueve meses en las cárceles de la dictadura.

Los primeros dirigentes

Ricardo Baltodano, exmiembro de la Juventud Sandinista en los años 80, y apresado en 2018 durante la represión orteguista contra la Rebelión de Abril. Foto: Claudia Tijerino.

De acuerdo con Baltodano, para elegir al coordinador nacional primero se realizaba una consulta dentro de la estructura del FSLN y de la Dirección Nacional. Luego se proponía un nombre a un Consejo Nacional que votaba por un candidato. Jugaba un papel muy importante el nivel de proclamación y aceptación de la figura propuesta, lo que tampoco suponía la simpatía de la gran mayoría de los miembros de la Juventud Sandinista.

En 1984, Carrión dejó su puesto al mando de la JS y en su lugar fue elegido Pedro Hurtado Vega, quien, a juicio de Baltodano, se ganó el apoyo y reconocimiento de la gente.

Antes de la derrota electoral del Frente Sandinista en 1990, la coordinación la asumió Ajax Delgado, amigo de Bayardo Arce, el último comandante de la Dirección Nacional que permanece apegado a la dictadura.

“El candidato para asumir era yo, pero no acepté, estaba inconforme y no me gustaban algunas cosas. Me salí de la estructura del FSLN, pero me quedé como militante. Luego Ajax (Delgado) fue expulsado y después de la derrota del Frente asumió Henry Petrie Bejarano”, recuerda.

Las principales diferencias

Para Baltodano, una de las principales diferencias que existe entre aquella JS y la agrupación que controla ahora a gusto y antojo Rosario Murillo, es el proyecto de país que tenían, versus la ambición personal de los actuales dirigentes.

“Nosotros queríamos un país distinto, más igualitario. Teníamos la idea ilusa de que podíamos construir un mundo de iguales oportunidades para todos. (Ahora) lo que se nota es un deseo de escalar socialmente y buscar cómo posicionarse y enriquecerse como ha sucedido en muchos casos. Ni siquiera estudian la mística que alguna vez hubo en FSLN”, critica el también profesor universitario.

A su juicio, en lugar de contribuir a un cambio, esta nueva camada de jóvenes ha sido utilizada para la promoción del culto a la personalidad de Ortega y Murillo.

“El fanatismo que se observa es producto de esa campaña intensa de culto a la personalidad que no solo afecta a los chavalos y viejos que andan como JS, sino que afecta a policías, a soldados del Ejército, que son sometidos a intensas campañas junto con los empleados públicos”, argumenta.

Baltodano afirma que para él la Juventud Sandinista no existe. “Lo que perdura en la actualidad —lamenta— son jóvenes encamisados con una marca, que se llaman JS y que están decididos como brigadas de choques a cumplir tareas represivas” ordenadas por el régimen.


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Maynor Salazar

Periodista. Investiga temas de medio ambiente, corrupción y derechos humanos. Premio a la Excelencia Periodística Pedro Joaquín Chamorro, Premio de Innovación Periodística Connectas, y finalista del premio IPYS en el 2018.

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