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Relato de una visita en navidad a una presa política en El Chipote

Olama Hurtado se conmueve al imaginar su silla vacía en Navidad y asegura que saldrá de la cárcel "fortalecida"

Colaboración Confidencial

Lucía Hurtado

27 de diciembre 2019

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Este 25 de diciembre, el Niño Dios me regaló ver a mi sobrina Olama, en la sala de visitas del Complejo Judicial Evaristo Vásquez, Dirección de Auxilio Judicial, mejor conocido como el Chipote nuevo, junto a otros doloridos familiares que esperaban ansiosos su turno para abrazar a sus presos. En medio de la custodia constante e inquisitiva de los policías transcurrieron 45 minutos presenciales con ella, que me parecieron segundos y que aquí les narro de sopetón en atención a que me han estado preguntando por ella familiares, amigos y conocidos.

Olama, su nombre de pila y familiar (María Margarita Hurtado Chamorro es su nombre civil) es una de las más de 160 presos políticos que hay en Nicaragua, por cuestión de pura injusticia, arbitrariedad y capricho de quienes desgobiernan el país. A su grupo le llaman la “Banda de Los Aguadores”, después que fueron detenidos una noche en que llevaban agua a un grupo de madres de presos políticos que hacían huelga de hambre pidiendo la justa liberación de sus hijos en la parroquia San Miguel de Masaya, de esto hace mes y 15 días.


Llegamos a las 7:45 a.m., mientras organizaban los grupos para entrar la visita fue hasta las 10:15. Así todos los familiares subimos apresurados la cuesta sobre la acera o la calle adoquinada, se veía todo limpio y ordenado, gran cantidad de carros en el parqueo interno por el que pasamos, no sé si serán de los presos o de quién.

Llegamos al salón, de pronto la vi venir con el característico traje azul de los presos mientras la sala se llenaba de gente y me impactó, primero fueron los abrazos de sus tías Ana y María y después el mío, fuerte y eterno, luego conversamos sin parar sentadas en las sillas de espera pegadas al suelo, exprimiendo los minutos, tratando de oír su voz en medio de la bulla, auscultando sus expresiones, ¿habría algo más que no nos decía? Y confieso que también curiosa lograba ver las caritas de otros chavalos(as) detenidos, demasiado frescor y dulzura para ser delincuentes, y de reojo alcancé a ver a los 10-12 policías apostados que nos vigilaban pero sin hostigar.

Pasado el tiempo sonó un pito y alguien gritó se acabó la visita, todos en la sala nos pusimos de pie y la despedida fue tan rápida que sentí como que nos arrebataban a la Oly, no vi más sus convincentes ojos verdes, se había ido; a mi salida logré abrazar a algunos presos y presas, que un poco sorprendidos correspondían mi gesto mientras yo les decía bajito soy tía de la Oly, ánimo, estamos con ustedes.

Ella está fuerte, no se ha enfermado esta última semana -lo que es muy común en el medio-, hace ejercicios en la celda que comparte con otra valiente chavala “aguadora”, medita con unas técnicas que por dicha aprendió antes de caer presa, y entre paso y paso en la celda logra caminar unos dos kilómetros al día. Está más delgada, pero dice que está comiendo (los tres tiempos de comida se preparan y llevan diario al Chipote gracias al esfuerzo de familiares y amigos de los aguadores). No le permiten tener ni un libro, ni un rosario -si lo usara-, ni una colcha para el frío de la noche, ni un cubierto plástico o de metal para comer, nada. Le permiten bañarse diario, no así cambiarse el uniforme azul que le llevan limpio de vez en cuando.

La sacan a recibir sol solo una vez a la semana, entre 15 y 40 minutos, observé la piel de su cara rosadita, a lo mejor sea rosácea; la celda no tiene ventana, pero si sabe cuando es de día porque entra un resplandor por el pasillo cuando el sol sale, y en la noche no apagan la luz, se le hace difícil conciliar el sueño. Las” aguadoras” se comunican entre celda y celda, se hablan y escuchan por el mismo pasillo donde entra la luz del sol y eso sí, juntas defienden sus derechos de reclusas ante cualquier cosa que consideren abuso.

Sigo admirada de oírla decir que no va a dejarse vencer, que va a salir de la cárcel fortalecida, para ser una mejor persona, líder y madre. Las historias que le contamos de su hijo cuando abría sus regalos el 24 y lo que dijo cuando vio su foto en la “silla vacía” la conmovieron, se trata del niño de su corazón, al que por dicha no le han faltado los cuidos y amores de sus preocupados tías y tíos. Sueña con ver a Nicaragua libre, unida, democrática, donde sepamos avanzar aún en medio de nuestras diferencias y superemos este alargado período negro e infame de nuestra historia.

Cupido también lanza su flecha desde otra distante celda cuando Jesús Téfel, su novio, le grita a todo pulmón “Oly, te amoo!” y ella contesta “yo también!”, en ese momento los reclusos en solidaridad bajan sus voces para que los amantes puedan escucharse. Chu también es “aguador” pero lo tienen confinado con reos comunes. Ese día permitieron que sus abuelitos maternos subieran en carro para que pudieran verlo.

Resaltó temprano a la entrada al penal durante el tiempo de espera, que los papas de Amaya Coppens contaban cómo el día anterior 24 de diciembre, a sus dos hijos varones y a sus dos primos los penquearon en pleno parque de Chinandega cuando pegaban papeletas por la libertad de los presos políticos, fueron rodeados por unos 20 paramilitares motorizados, que los trasladaron heridos a la Policía y horas después puestos en libertad. Tras cuernos palos, como si ya no ha sufrido suficiente esa familia con las dos encarcelaciones de Amaya.

Nunca pensé que me tocaría visitar a un preso político más en Nicaragua, esa triste historia ya la vivió mi familia en vivo y todo color cuando mi hermano Carlos fue preso político de Somoza --durante diez meses-- por apoyar al entonces movimiento clandestino sandinista.

Pues bien, así como el sol sale diario sobre buenos y malos, el Niño Dios ha nacido para todos. La libertad, la paz y la justicia son nuestras y Nicaragua brillará después de tanto padecimiento, dolor y sacrificio de sus niños, jóvenes hombres y mujeres, de todas las edades y condiciones sociales del campo y la ciudad. Yo estoy agradecida con mi regalo y elevo fuerte mi voz para que la pareja que gobierna este país deje en libertad a Olama y a los más de 160 presas y presos políticos que guardan prisión por pensar diferente a ellos, que hagan lo correcto antes que termine este año.


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