18 de noviembre 2022
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Heme aquí, a mis 37 años de edad, residiendo en Holanda, la tierra de Johan Cruyff, uno de mis ídolos deportivos. Nunca imaginé que el destino me traería a una nación totalmente distinta a Nicaragua, pero eso sí, con algo en común: mi pasión por el fútbol.
Desde hace tres años estoy exiliada y mientras escribo esto, siento que estoy en mi país natal. Recuerdo cada rincón del barrio, la casa de mi infancia, las calles donde aprendí a jugar fútbol, y tuve grandes amigos. Las marcas en mis rodillas relatan las caídas que ocasionaron esas andanzas, mi madre se molestaba porque mis gustos por jugar con la pelota pudieron más que las clases de tejido y baile que me obligó a tomar.
Esa niña que jugaba con los chicos en las calles del Reparto Shick, se convirtió por sus esfuerzos y estudios en una periodista en deportes, y tuvo el privilegio de cumplir sus sueños y cubrir varias Copas del Mundo. Ahora en Holanda, sigo estudiando para alcanzar otras de mis metas: ser entrenadora profesional de fútbol.
La vida me unió con un holandés desde hace once años y poder residir por estos rumbos por la seguridad de mi familia. Atrás dejé a mis hermanos, una madre que aún se recupera del cáncer y un padre que falleció hace dos años de coronavirus, de quien no me pude despedir y aún sigo procesando su ausencia.
Recibiendo el diploma del curso del Ajax Coaching Academy. Cortesía | Niú
Ejercer el periodismo deportivo es difícil en Holanda, principalmente por el idioma. Trato de incorporarme, estoy jugando en un equipo y entreno a un grupo de niños en un club SC Gooi, en Hilversum. Voy a los estadios para entrevistar a los jugadores latinos que militan en la Eredivisie (liga profesional). Me esfuerzo para adaptarme y seguir mi vida, aunque sin perder la perspectiva de lo que ocurre en Nicaragua.
Cuando estoy en el estadio Arena Johan Cruyff, en Ámsterdam, vuelvo a ser esa joven con hambre, fascinada por la táctica del fútbol. Por noventa minutos puedo apartar de mi mente los recuerdos de un patria destruida, pero cuando el árbitro finaliza el juego, las pesadillas suelen regresar. El estruendo de los disparos en aquellas protestas agitadas de 2018 donde murieron cientos de personas siguen irrumpiendo mis pensamientos. No es fácil lidiar con el trauma de lo que has visto.
Ese populoso barrio en la capital, donde aprendí a gambetear el esférico ya no es el mismo. Solo han quedado las sombras de un cementerio en el que sepultaron el espíritu de los jóvenes, con los que alguna vez jugué en las calles del barrio, mientras soñábamos tras ese esférico de caucho.
En el estadio Arena Johan Cruyff. Cortesía | Niú
Estos artículos que escribiré serán un escape, el campo de juego donde nos moveremos para contar mis experiencias en Holanda, la tierra del fútbol total, y también analizar lo que ocurre en el universo de este deporte dentro y fuera de la cancha.
El partido sigue su curso, los minutos se acaban, el balón no se detiene y los jugadores sacan fuerzas de su interior. Solo debo marcar un gol para ganar el encuentro, se escucha pitazo final, la afición se enardece, pero la competencia aún no termina. Nos vemos hasta mi siguiente artículo.
*Loanny Picado es periodista nicaragüense especializada en deportes, viviendo en Holanda. La columna “Dentro y fuera de la cancha” es una colaboración con la Revista Niú. Puede contactarse y seguir a la autora en sus redes sociales de Twitter, Facebook y YouTube. También en su blog: Zona de Penal
