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Rubén Darío: el gran viaje de la lengua

Fiesta improvisada del Gobierno y deuda de Nicaragua con el poeta. "Que Darío llegue masivamente a la gente”, pide Ramírez

Monumento a Rubén Darío en el Teatro Nacional, en Managua. Carlos Herrera/Confidencial.

Wilfredo Miranda Aburto

5 de febrero 2016

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Hay dos Rubén Darío. El popular: autor de los poemas melodiosos que muchos recitan de memoria ahora que lo celebran. El profundo: el autor de una variada obra que pocos han leído en Nicaragua, y el que debería difundirse en un país que tiene al padre del Modernismo como referente cultural por antonomasia. La reflexión es del escritor Sergio Ramírez. “Es el Darío profundo es el que va a sobrevivir ligado a su inmortalidad como poeta”, estimó el autor de Margarita, está linda la mar.

Este 6 de febrero se cumplen 100 años de la muerte de Darío en una casa desvencijada en León. Tras una vida en Chile, Argentina y Europa, el poeta regresó enfermo a Nicaragua, al terruño donde quiso retornar para morir, pese a que ni en vida ni en la muerte su obra y legado ha sido dimensionado en su patria que grande soñó.


“La República Argentina fue una tierra de gloria para mí. Háblase ya de conservar mi cadáver. Lo agradezco. Pero quiero otra cosa: que mis despojos sean para Nicaragua. Ya que mi patria no me guardó vivo, que me conserve muerto”, escribió Darío.

Los actos, las inauguraciones de monumentos, los bailes folclóricos, las jóvenes disfrazadas de musas y canéforas, y los concursos de declamación se repiten en este año que el gobierno del comandante Daniel Ortega ha decretado honrar a Darío, según el decreto 01-2016.

Sin embargo, todo esto es superfluo y pasajero a juicio de Sergio Ramírez. Nicaragua todavía acumula una deuda enorme con Darío: el hecho que todos los nicas hablamos del poeta pero ignoramos quién fue, agregó el escritor nacido en Masatepe.

“Darío es parte de la cultura. La gente lo conoce. Darío ha estado hasta en los billetes, pero ¿cuántas personas lo han leído? ¿Saben quién es?”, planteó Ramírez en el programa Esta Semana.

Es por eso que el escritor habla de dos Darío. “Recitamos los poemas de Darío porque la rima lo facilita, porque él era un músico bien dotado. Cuando leemos La Marcha Triunfal oímos los clarines, los tambores… los versos suenan, ese es el Darío de la categoría popular”, explicó Ramírez.

El Darío profundo, el desconocido e ignorado, es el que versó sobre el misterio de la vida, el ser humano, la muerte, el sexo, el universo, dijo el escritor. “El poema Lo Fatal es ese Darío profundo, aunque han vuelto el poema a categoría popular. García Márquez decía que ese era el mejor poema de la lengua”, sostuvo Ramírez.

El mito de Darío en Nicaragua se enseña mal en los colegios, afirmó Ramírez. Los nicas no conocen la producción dariana a profundidad; ignoran “que fue un narrador, un cuentista, un cronista…”, lamentó el escritor.

Celebración improvisada

Para Ramírez, es responsabilidad del Estado reproducir al Darío profundo, que es la “manera de conocerlo”. El ganador del Premio Carlos Fuentes externó que la celebración del centenario del poeta decretada por el gobierno de Ortega es improvisada. Recordó la celebración del centenario del nacimiento de Darío, celebrado en 1967 por el gobierno de René Shick. Ramírez vivió el evento y recuerda que fue algo de “magnitud”.

Hubo una comisión que preparó con anticipación la festividad. La conformaban catedráticos, funcionarios del gobierno y los estudiosos de la obra de Darío mas connotados, a quienes se les llama “Darianos”. A ese centenario asistieron personalidades internacionales que discutieron a fondo sobre la obra del poeta y corresponsal del diario La Nación de Argentina.

“Ahora todo se improvisó, no hay un plan definido y mucho atraen los actos, las musas, las carrozas, lo popular, pero no es lo esencial”, valoró Ramírez. Las “cosas de fondo” para el escritor podrían ser la publicación de las obras completas de Darío, la gran deuda pendiente de Nicaragua con el poeta. “Que se repartieran en los pueblos alejados, en los colegios los 10 libros fundamentales de Darío; sus cuentos, su poesía y sus crónicas”, propuso el escritor.

“Las veladas, los bailes folclóricos, no dejan nada a la memoria de Darío… Que Darío llegue masivamente a la gente”, insistió Ramírez. Para el centenario de la muerte del bardo se debió haber creado una comisión interdisciplinaria, según el escritor, que se encargara de editar en tomos la obra de Darío, depurarla y hasta crear un diccionario Dariano, ya que en sus obras hay demasiadas alusiones a la cultura griega y latina. “Es la deuda que tenemos con Darío, los parques no son suficiente”, dijo Ramírez en referencia al espacio inaugurado en León durante este centenario.

El gran viaje de la lengua

El escritor Ramírez consideró que los nicaragüenses deben saber más de la obra de Darío, y no solo la literaria sino la periodística. En La Nación, el poeta publicó más de 600 artículos. Darío innovó el genero de la crónica periodística y el concepto de narrar. “Tocó un sinnúmero de temas, pulsó la modernidad; muy pocos saben que Darío escribió sobre cocina, que era un especialistas en gastronomía”, ejemplificó.

Un profesor de la carrera de periodismo debería impartir al Darío periodista, recomendó Ramírez. Enseñar sus crónicas que poseen calidad literaria. “Darío transformó una lengua española anquilosada; fue el gran viaje de la lengua, un viaje de regreso desde América hacia España”, comentó el escritor.

Ramírez señaló que dos grandes poetas le rindieron homenaje a Darío en un discurso, un discurso al alimón entre Pablo Neruda y Federico García Lorca en Madrid, en 1934. “No había tenido el español fiestas de palabras, choques de consonantes, luces y forma como en Rubén Darío”, pronunció esa vez Lorca. “Merece su nombre rojo recordarlo en sus direcciones esenciales con sus terribles dolores del corazón, su incertidumbre incandescente, su descenso a los hospitales del infierno, su subida a los castillos de la fama, sus atributos de poeta grande, desde entonces y para siempre e imprescindible”, dijo Neruda.

Sergio Ramírez dijo que Darío es una entidad nacional fundamental de Nicaragua. “Es el único prócer que nunca se subió a un caballo, desenvainó una espada en América Latina (…) es un héroe civil y eso debería significar mucho para este país; un país que viene de la palabra y que debería estar precedido por una tradición democrática. Hay países con próceres militares que sufren transformaciones democráticas, no el caso de Nicaragua. Y no es que la palabra sea débil, sino que cayó una desgracia”, afirmó Ramírez.

Siga leyendo: El periodista Rubén Darío


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Wilfredo Miranda Aburto

Wilfredo Miranda Aburto

Periodista. Destaca en cobertura a violaciones de derechos humanos: desplazamiento forzado, tráfico ilegal en territorios indígenas, medio ambiente, conflictos mineros y ejecuciones extrajudiciales. Premio Iberoamericano Rey de España 2018.

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