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“Entre la incertidumbre y la resistencia”, así viven los más de 160 000 solicitantes de refugio nicas en Costa Rica

Aunque el carnet de solicitud de refugio da un estatus migratorio regular, no garantiza a esta población una adecuada y digna integración a la sociedad

14 de septiembre 2022

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Soy Walter Enrique Orozco Martínez, solicitante de refugio con número DIMEX xxxxxxxxxxxx, el objetivo de la presente es hacer la solicitud formal de consulta de mi trámite, referente a mi proceso de solicitud de refugio y su estado actual, debido que, desde el momento de mi cita de elegibilidad, han transcurrido 12 meses, y me gustaría saber si ya existe respuesta sobre el caso.

Así reza el correo que Enrique Martínez, un joven nicaragüense de 24 años, envió el pasado 26 de julio a la Unidad de Refugio de la Dirección de Migración y Extranjería de Costa Rica. Se exilió el 5 de noviembre de 2018 tras sufrir persecución política en Nicaragua, por ser parte de un movimiento político estudiantil, y solicitó refugio en Costa Rica a los dos días de haber llegado. Tuvo que esperar tres años, hasta junio de 2021, para su cita de elegibilidad ante las autoridades, pero ha pasado más de un año desde esa entrevista y todavía no ha tenido respuesta.


Al igual que Martínez, cientos de nicaragüenses llevan más de un año sin una respuesta de las autoridades sobre si les otorgarán protección internacional o no. Es también el caso de Eveling Cunningham, quien se exilió en junio de 2018 junto con su tres hijas y su exesposo. Tuvieron la cita de elegibilidad en octubre de 2019 y, casi tres años después, no hay respuesta, por lo que siguen siendo solicitantes de refugio.

En 2018, Nicaragua experimentó la llamada “Rebelión de Abril”, cuando el día 18 de ese mes cientos de personas salieron a la calles a protestar contra una reforma al Instituto de Seguridad Social ordenada por el régimen de Daniel Ortega. Los cambios afectarían sensiblemente las pensiones de los jubilados, por lo que adultos mayores y jóvenes solidarios demostraron su descontento. 

Las protestas pacíficas fueron reprimidas brutalmente por las fuerzas de choque del Gobierno, lo que causó mayor indignación en la población, que pronto se sumó a las manifestaciones masivas que demandaban el cese de la represión y la salida del poder de Ortega. Desde entonces la represión estatal solo se intensificó, resultando en más de 350 muertes, miles de heridos, cientos de presos políticos y decenas de miles de nicaragüenses que llegaron al país vecino del sur en busca de protección, huyendo de la persecución, las amenazas de cárcel y de muerte.

Desde esa fecha hasta julio de 2022, 163 333 nicaragüenses han solicitado refugio en Costa Rica, quienes conforman el 92% del total de solicitudes que recibe Migración de Costa Rica. Deben sumarse, además, 50 000 solicitudes de personas que han agendado una cita de solicitud de refugio, pero se encuentran a la espera de una fecha y hora para formalizar la petición. 

En ese mismo periodo, la Dirección de Migración costarricense ha otorgado la condición de refugiado a 4260 nicaragüenses. En 2019, aprobaron 943 casos; en 2020, dieron una resolución positiva a 2408 nicaragüenses; en 2021 disminuyó a tan solo 215 aprobaciones; mientras en lo que va de 2022, se ha otorgado la protección internacional a poco más de 700 nicaragüenses. Es decir que, del total de solicitudes, solo un 2.6 % ha recibido respuesta positiva. ¿Cómo viven los más de 160 000 nicaragüenses solicitantes de refugio? “Entre la incertidumbre y la resistencia”, indica Martínez.

Enrique Martínez es líder de la Unidad Juvenil y Estudiantil, lucha por la defensa de los derechos de los estudiantes nicaragüenses en la Universidad de Costa Rica. Foto: Cortesía.

Vivir con carnet de solicitante de refugio 

“Con el carnet de solicitud de refugio me siento limitada”, comenta Cunningham. En Nicaragua había estudiado en una academia de la capital la carrera de gastronomía nacional e internacional y tenía su propio restaurante en el mercado Roberto Huembes. Antes de exiliarse, vendió todo: sus vehículos, equipos industriales de su negocio y el menaje de su casa. Con ese dinero inició una nueva vida en Costa Rica. 

“Intentamos, desde el primer momento, emprender un negocio, pero en ese tiempo el carnet de solicitud (de refugio) no tenía validez como ahora, los bancos lo desconocían, las empresas también e incluso las instituciones del Estado”, relata. Cunningham comenzó a trabajar limpiando casas, mientras su expareja hacía trabajos puntuales de electricidad y también laboraba como repartidor de Uber.

Lograron ahorrar y buscaron asesoramiento a través de un abogado de la diáspora nicaragüense en Costa Rica para poder emprender un negocio de comida. “Saqué mi curso de Manipulación de Alimentos, el permiso de Salud y una patente, lo que me permitió poner mi local de comida, pero sigo limitada para avanzar con el negocio”, describe Cunningham.

Eveling Cuningham emprendió en Costa Rica Eve's Gourmet, un comedor de comida nicaragüense donde también ofrece servicio de catering. Foto: Cortesía

Tener carnet de solicitud de refugio no le permite aplicar a préstamos bancarios para invertir en su local o en una casa. “Ser solicitante de refugio no le da garantías a los bancos, aunque genere un ingreso aceptable para los pagos. Si tuviera mi refugio (aprobado) o una residencia ya hubiese tenido un préstamo”, explica. 

En el caso de Martínez, ser solicitante de refugio también le implicó trabas en su inserción al país. En Nicaragua estudiaba Derecho en la Universidad Centroamericana (UCA) y Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-Managua, de la que fue expulsado después de 2018 como represalia por haberse manifestado contra el Gobierno.

“Yo quería continuar mis estudios, pero el ser solicitante de refugio en Costa Rica me limitó el ingreso a la universidad, ya que había mucho desconocimiento de la situación que se vivía en Nicaragua, y parte de la documentación que te pedían para acceder solo se puede gestionar de forma presencial en el país (de origen) y yo no me podía exponer”, cuenta. 

A Martínez le tocó retroceder para avanzar. Tuvo que cursar en 2019 el Bachillerato por Madurez Suficiente, donde presentó una prueba para cada una de las seis materias básicas que se necesitan para terminar la secundaria y el bachillerato en Costa Rica. Luego aplicó a la Universidad de Costa Rica (UCR) donde fue admitido.

Ahora cursa el segundo año de Dirección de Empresas, forma parte de una estructura política que se llama U Factorial y es integrante de la Comisión Institucional Contra la Discriminación en la UCR, donde pone en la mesa temas que beneficien a la comunidad estudiantil solicitante de refugio. 

“Mi caso sirvió como precedente para que la Universidad de Costa Rica flexibilice los requerimientos de admisión para las personas solicitantes de refugio, sin exponer al estudiante, e incluyera dentro de sus clasificaciones esta categoría”, expone Martínez. 

Aunque Martínez y Cunningham van derribando, poco a poco, las barreras que trae ser solicitante de refugio, se sienten sin reconocimiento por parte del Estado. “Tener un refugio aprobado reivindica nuestra lucha política y te da sentido de pertenencia en el país”, recalca Martínez. 

Así luce un carnet de solicitud en Costa Rica, la validez es por un año y sin costo. Foto: Cortesía.

Ambos indican que tener solamente un carnet de solicitante de refugio suma más tiempo y dinero a ciertos procesos. Por ejemplo, Cunningham tiene un carnet de Manipulación de Alimentos válido por cinco años, pero debe actualizarlo anualmente, ya que su carnet de solicitante de refugio se vence cada año. Martínez, por su parte, debe estar enviando una carta a la Vicerrectoría de Vida Estudiantil de la UCR detallando su condición migratoria como solicitante para renovar ciertos beneficios. 

Estos dos ejemplos revelan algunas de las trabas que viven nicaragüenses solicitantes de refugio en Costa Rica para poder integrarse al país. Hay también casos de profesionales, empresarios, estudiantes universitarios que no lograron retomar sus vidas, negocios y carreras. 

“Conozco de nicaragüenses preparados que han tenido que trabajar en la informalidad, ejerciendo labores en el servicio doméstico, cuido o tratando de emprender, pero vieras cuánto cuesta hacerlo en este país”, dice Cunningham. 

Los nicas solicitantes de refugio viven tratando de sortear obstáculos y con el anhelo de  integrarse de forma digna y plena a la sociedad costarricense. Ambos esperan con ansias un sí de las autoridades migratorias para ser oficialmente refugiados y así tener más accesos y garantías en el país.

Sin plan de agilización de respuesta para solicitantes de refugio

A pesar del aumento considerable de solicitudes de refugio que la Dirección de Migración costarricense recibe por parte de nicaragüenses, no hay un plan para agilizar los tiempos de respuesta a los más de 200 000 solicitantes. 

“En este momento no existe sobre la mesa ningún plan concreto de regularización para que el Estado costarricense tome una decisión como esta”, dijo Allan Rodríguez, subdirector de la Dirección de Migración y Extranjería de Costa Rica, en una entrevista al medio nicaragüense 100% noticias. 

Rodríguez también reconoció en una entrevista que brindó al programa nicaragüense Esta Noche, que el sistema de su institución tiene una capacidad restringida para manejar ese volumen de trabajo, ya que solamente cuentan con 50 funcionarios a nivel nacional en la Unidad de Refugio.

El canciller costarricense, Arnoldo André Tinoco, en una entrevista con EFE, advirtió que sus recursos son escasos para la atención de las olas migratorias que recibe. “Costa Rica va a seguir con su política de anfitrión humanitario y atendiendo los principios del refugio, pero ha aclarado que la situación financiera no le permite atender esto solo y requiere del apoyo financiero internacional. Parece injusto tener que endeudarse y pagar intereses para resolver un problema cuyo origen no es Costa Rica”, aseguró. 

Mientras tanto, la Unidad de Refugio continúa con un plan de adelanto de citas para las solicitudes de refugio programadas por primera vez después del mes de octubre de este año, el cual puso en marcha en julio, en conjunto con la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, para adelantar al menos 2000 citas mensuales. Desde esa fecha hasta agosto, han adelantado 3 840 citas.

ACNUR reconoce la lentitud del proceso de respuesta por parte de Migración costarricense, pero aclara que solamente dicha institución puede establecer los protocolos y planes de acción, por lo que las agencias de la Naciones Unidas no pueden decir cuál es la mejor manera de llevar estos procesos. “Respetamos la soberanía de cada país en cómo llevan adelante los procesos de este de refugio, esperamos que respeten los debidos procesos y derechos de las personas que requieren la protección internacional y, desde nuestra parte, seguiremos brindando la asesoría y cooperación técnica al Gobierno para la implementación de soluciones siguiendo los más altos estándares de protección y apegados al derecho”, respondió Diego Pérez Damasco, encargado de Comunicación de ACNUR.

Posibles soluciones

Daguer Hernández, experto en Derecho Migratorio y exsubdirector de Migración y Extranjería costarricense, sugiere que la Dirección de Migración podría enfocar sus esfuerzos en tres posibles rutas de soluciones para agilizar las respuestas a estas más de 200 mil solicitudes. 

Una es crear una categoría o nuevo formato de regularización migratoria para que las personas no utilicen la condición de solicitud de refugio para regularizarse en el país. “Para las personas que forman parte de las solicitudes de refugio y que realmente no corren riesgo en su país puedan aplicar, sin saturar esta categoría (de refugio), y pueden llamarla como ‘permiso laboral’, ‘protección complementaria’, ‘regularización extraordinaria’ o como crean conveniente ”, aconseja.

Lo segundo, indica Hernández, es que establezcan canales de priorización para entrevistas y respuestas más rápidas. “Pueden pedirle apoyo a ACNUR o a oenegés que velan por esta población”, recomienda. Y, como tercer sugerencia, expone que el Estado costarricense podría asumir la responsabilidad de dotar a la Dirección de Migración del personal necesario para atender las demandas actuales y futuras. 

“Es importante mencionar que la Dirección de Migración y Extranjería le produce al Estado costarricense cerca de un 60% más de lo que se le presupuesta. En tanto tenga más funcionarios y servicios por brindar, producirá más de forma eficiente”, concluye Hernández.

Cunningham comenta que si hubiese una alternativa para regularizarse en el país lo haría, aunque tenga que renunciar al refugio. “Yo ya me estoy estableciendo en este país y necesito que mi familia y yo contemos con un documento que nos haga sentir legal, sin miedo a un rechazo de la solicitud, con el que podamos integrarnos mejor y con calidad de derechos en Costa Rica”, asegura.

Por su parte, Martínez demandó al Estado costarricense invertir los esfuerzos necesarios para agilizar los tiempos de respuesta a los solicitantes de refugio. “Necesitamos sentirnos protegidos al menos por este país, ya que el nuestro nos desconoce como ciudadanos y nos enjuicia como traidores de la patria”, dice.

Producción realizada en el marco de la Sala de Formación y Redacción Puentes de Comunicación III, de Escuela Cocuyo y El Faro. Proyecto apoyado por DW Akademie y el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania.


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Katherine Estrada Téllez

Periodista nicaragüense exiliada en Costa Rica. Se ha especializado en la cobertura de temas de migración, género y salud sexual y reproductiva. También ha trabajado en Marketing y Ventas y ha sido Ejecutiva de Cuentas.

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