14 de marzo 2022
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La confirmación de la expulsión del nuncio apostólico monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag en un comunicado emitido por el Vaticano este sábado “quebranta seriamente las relaciones” entre la Santa Sede y el Gobierno, pero además, dice mucho de su “deriva autoritaria”, valora un exdiplomático, quien solicitó se conservara su identidad. Agregó que mientras el régimen de Daniel Ortega continúe cerrado a cualquier tipo de diálogo, no tiene sentido que el Vaticano envíe a otro representante.
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El Vaticano aseguró que recibió “con sorpresa y dolor la comunicación de que el Gobierno de Nicaragua ha decidido retirar el beneplácito (agrément) a su Eminencia Monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, Nuncio Apostólico en Managua desde 2018, imponiéndole que dejara inmediatamente el país después de notificarle esa medida”, se lee en el escrito.
El agrément se da antes de la acreditación como embajador del representante y lo que se produce una vez aceptado y acreditado es una declaración de non grato, explicó el exdiplomático. Sin embargo, el régimen orteguista se limitó a expulsarlo de facto.
El nuncio salió del país la noche del 6 de marzo sin despedirse de la Conferencia Episcopal de Nicaragua y del cuerpo diplomático. El Vaticano calificó la medida tomada por el régimen orteguista como “grave e injustificada decisión unilateral”, “lo que reafirma el carácter de expulsión, que generalmente es un paso previo a una ruptura de relaciones diplomáticas'', señaló la fuente consultada. Cuando ocurren situaciones de este tipo implica una “valoración a fondo de las relaciones-entre los países”, y eso toma tiempo, agregó.
Ortega cava su aislamiento internacional
La movida del régimen con respecto al representante de la Santa Sede no es un hecho aislado, sino que corresponde a una “política de cero tolerancia con la comunidad internacional, en sus esfuerzos por lograr la liberación de los reos políticos y una solución pacífica a la crisis general del país".
Es "una política que busca atemorizar a los países y sus representantes diplomáticos, pero que produce un efecto totalmente contrario, de rechazo y reafirmación de lo injusto y arbitrario de las condenas y un mayor aislamiento de la dictadura", subrayó la fuente diplomática.
El régimen de Ortega ha calificado los llamados de la comunidad internacional para resolver la crisis del país como “injerencismo” y ha desoído las resoluciones del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos para que el país retome el sendero de la democracia y el respeto al Estado de derecho. En vez de eso, continúa aislándose internacionalmente.
Recientes choques diplomáticos
Este jueves 10 de marzo, Nicaragua retiró de sus funciones al embajador Carlos Antonio Midence, en España, bajo el argumento de supuestas “presiones y amenazas injerencistas”.
La acción ocurrió tras que Midence fuera convocado por el secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo, Juan Fernández Trigo, para expresarle su malestar por la negativa del Gobierno de Ortega a permitir el regreso a Nicaragua de la embajadora española María del Mar Fernández- Palacios, quien fue llamada a consultas por su Gobierno el 11 de agosto.
Asimismo, este mes, el régimen retiró las credenciales al embajador de Colombia en Nicaragua, Alfredo Rangel Suárez. La medida ocurrió horas después que el Gobierno colombiano ordenara a su representante diplomático regresar al país luego de que el presidente nicaragüense acusó de “narco-Estado” a la Administración de Iván Duque.
Tanto Colombia como España han cuestionado las violaciones a derechos humanos por parte del régimen de Ortega, así como la persecución contra la oposición y la encarcelación de sus principales liderazgos.
En el comunicado del Vaticano, reconocen la participación de monseñor Sommertag como testigo y acompañante de la Mesa de Diálogo Nacional entre el Gobierno y la oposición política, que busca lograr una reconciliación nacional y la liberación de los presos políticos.
“Que esto haya sucedido con el Vaticano es especialmente delicado, por el carácter estrictamente humanitario de las gestiones y por tratarse del representante del Papa Francisco”, expresó la fuente diplomática.
En efecto, tras que el Vaticano confirmara la expulsión del nuncio, la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), agradeció su labor “diplomática y pastoral”.
Recordaron que en 2021, gracias a las gestiones de monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, entregaron artículos de higiene, alimentos y bebidas a los presos políticos y se hicieron "constantes llamados para que se permitan visitas familiares y su justa liberación”, se lee en un comunicado.
El 18 de noviembre de 2021, el Gobierno de Nicaragua anuló vía decreto la figura de “decano del cuerpo diplomático”, que desde el año 2000 correspondía al nuncio apostólico, representante de la Santa Sede.
