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FSLN en campaña: Las UVE y la maquinaria del Estado-partido

Con la oposición en la cárcel, el FSLN hace campaña con los recursos del Estado y mantiene vigilancia política sobre los votantes en los barrios

Ilustración: Juan García | Confidencial

Octavio Enríquez

15 de marzo 2021

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Esta mañana de lunes, varios pacientes, entre ellos algunos niños, aguardan en unas bancas junto al consultorio de odontología, en el Centro de Salud Edgard Lang, ubicado en el barrio San Judas, de Managua. Está lleno, alguien pregunta por una enfermera que no ha llegado, otro por una cita. Ni siquiera se detienen a ver un mural a sus espaldas con las razones del sindicato oficialista Fetsalud “Ramón Otoniel Guerrero” para votar por el gobernante Frente Sandinista. “Hemos practicado y seguiremos practicando democracia”, se puede leer.

Semanas atrás, cuando los medios oficialistas dieron a conocer una convocatoria para becas universitarias, se informó que los solicitantes debían enviar una petición a través de una carta dirigida a Daniel Ortega. Lo mismo ocurre con un programa de viviendas llamado Bismarck Martínez, un militante sandinista que, según el FSLN, fue asesinado en 2018. En actividades grandes o pequeñas, el mandatario de largos períodos de ausencia, está omnipresente y es presentado como el gran benefactor.


Ana Quirós, directora de la oenegé Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS), confiscada en 2018, cuestiona el uso que hace el FSLN de la necesidad social con fines meramente electorales. “Es responsabilidad del Estado, no del FSLN, cumplir con las labores de prevención en salud, vivienda, alimentación de la ciudadanía y no puede ser que un partido o una persona se adueñe de réditos de lo que hace con los impuestos que pagan los nicaragüenses. Está usurpando los recursos del Estado para su campaña”, afirma Quirós, vía telefónica desde Costa Rica, a donde fue expulsada por el Gobierno de Ortega en noviembre de 2018.

Pobladores a la espera de atención médica en el Centro de Salud Edgard Lang, en Managua. Atrás de ellos, un mural con propaganda del FSLN. // Foto: Cortesía | Confidencial

Entre el cinco y siete de marzo, la Alcaldía de Matagalpa, ubicada a 130 kilómetros al norte de Managua, inauguró un estadio de fútbol, en el cual invirtieron 88 millones de córdobas (aproximadamente 2.5 millones de dólares), pero el alcalde del FSLN, Sadrach Zeledón, reconoció ante los medios oficialistas que ese proyecto, como una política del Estado, también recibió exoneraciones, “si no se hubiera exonerado estaríamos hablando de 99 millones de córdobas” en el presupuesto, detalló como un logro.

Los fanáticos del FSLN se mostraron emocionados desde el día anterior al evento. Fidel Moreno, secretario político del FSLN en Managua, vinculado históricamente al Real Estelí, el equipo que se midió con el local, llegó al sitio en una visita sorpresiva. Se tomaron fotografías con él y la subieron a las redes sociales.

El día del corte de la cinta, resguardado por decenas de policías que rompían la imagen de normalidad impuesta por las autoridades, el alcalde matagalpino recibió a pobladores, simpatizantes de su partido, quienes viajaron en sus propios vehículos y en buses dispuestos por la municipalidad. Periodistas oficialistas hicieron transmisiones desde las instalaciones deportivas, en las cuales podía verse a la gimnasia rítmica disfrutando del evento. Dos banderas del FSLN fueron ubicadas en los alrededores del campo entre otras multicolores antes de que empezara todo.

Fidel Moreno

Fidel Moreno, secretario general de la Alcaldía de Managua, asistió un día antes de la inauguración del estadio de Matagalpa. // Foto: Tomada de Facebook

A las tres de la tarde del cinco de marzo pasado, Zeledón dijo a los medios oficialistas locales que todos debían ser agradecidos con los que hicieron posible con su respaldo este proyecto que escribe una página en la historia del departamento y en la del deporte nacional. “Tenemos que agradecer especialmente a nuestro comandante presidente Daniel y a nuestra vicepresidenta Rosario. Démosle un aplauso, porque con ellos es que ha sido posible esta obra extraordinaria en Matagalpa”, pidió a la multitud que, al cierre del programa, debería ver un cielo iluminado de fuegos pirotécnicos.

Lee los perfiles:

La oposición en la cárcel, el FSLN en campaña

En Nicaragua, hay dos fotografías opuestas que retratan el ejercicio de los derechos políticos, cuando faltan menos de ocho meses para las votaciones de noviembre, sin que se haya realizado una reforma electoral que garantice comicios libres con observación internacional. Por un lado, los líderes opositores son asediados por la Policía en sus casas y no tienen posibilidad de reunirse o participar en actividades políticas y, por el otro, los partidarios del FSLN realizan actividades en los barrios y las instituciones públicas para promover la reelección del caudillo sandinista, utilizando a sus anchas todos los recursos del Estado.

Desde noviembre de 2020, el FSLN echó a andar la maquinaria que proyecta a Ortega como candidato en 2021, el único que ha tenido ese partido desde 1984. Se encuentran a cargo de la estrategia la primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo y el mismo Ortega. En el círculo de poder de la pareja presidencial están sus hijos y varios ministros leales, pero el más destacado es el presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, quien aseguró en diciembre pasado que no disputarán el poder en 2021, sino que “vamos a defender el poder de la revolución”.

Semanas después, el legislador justificó como un andamiaje necesario para cumplir sus objetivos políticos las leyes de “agentes extranjeros”, la censura a las “noticias falsas”, “traidores a la patria y la instauración de la cadena perpetua”, señalados por la oposición como una amenaza para inhibir a potenciales candidatos presidenciales.

Porras es el principal brazo ejecutor de las Unidades de Victorias Electorales (UVE) que trabajan en los barrios en coordinación con las autoridades policiales locales y los secretarios políticos de los distritos y departamentos.

Las UVE fueron instaladas en noviembre pasado cuando se conmemoró el 44 aniversario del asesinato del fundador del FSLN, Carlos Fonseca Amador. Para lograr su cometido político, el oficialismo cuenta con un número de afiliados que rondaba hasta 2009 poco más de un millón de personas, una cifra no actualizada tras la represión estatal, cuyo número sigue en incógnita dada la incorporación por razones de conveniencia de algunos de sus miembros.

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De los comandos electorales a las UVE

La socióloga Elvira Cuadra, experta en temas de seguridad, considera que las UVE sustituyen a los antiguos comandos electorales con una función de monitoreo y control político. “La función principal de las UVE es la vigilancia política sobre la ciudadanía y la promoción de las actividades de campaña del Gobierno tomando en cuenta que han perdido un apoyo significativo a raíz de la crisis sociopolítica de 2018”, explica Cuadra.

La investigadora advierte que la represión juega un papel central en el proceso electoral. Tomando en cuenta que todos los años electorales hay un repunte de la violencia política, “no es extraño que eso suceda en 2021, especialmente porque para la población estas elecciones tienen un significado particular en tanto se las concibe como la posibilidad real de hacer un cambio político por medios pacíficos y democráticos”.

Una fuente del partido de Gobierno confió a CONFIDENCIAL que la tarea primordial de las UVE es garantizar un tendido electoral, formado por militantes incondicionales, y hacer el trabajo político de base de cara a las elecciones. Para lograrlo, impartirán charlas de historia, pero además del “programa de Gobierno Nacional y de Alcaldías en ejecución”, “el de Gobierno en los próximos cinco años” y “la defensa del voto por el FSLN”.

En una UVE, identificada en Facebook como Mauricio Duarte, puede verse que varios miembros de esa comunidad ya empezaron recientemente a recibir “historia democrática”.

Culto a la pareja presidencial en una gigantografía en la fachada de la sede central del Ministerio de Salud (Minsa), en Managua. Foto: Nayira Valenzuela

A lo inmediato, la meta en términos generales es la caracterización de los votantes de las Juntas Receptoras de Votos, que son 400 personas por cada una, según la Ley Electoral. La idea es determinar cuántos están con ellos, quiénes son opositores y aquellos que están indecisos. A estos últimos podrían intentar convencerlos con clientelismo político, con los adversarios “no perderán el tiempo”.

Esta misma fuente confirmó que Gustavo Porras actúa como una especie de súper ministro entre sus pares del gabinete, ya que funge como coordinador del área social y supervisa las actividades en el departamento de León, en el occidente del país.

Fidel Moreno, por su parte, trabaja bajo las órdenes de la pareja presidencial y mira de cerca la capital, adonde se concentra la mayoría de la población. Ambos son los funcionarios de más confianza en el círculo formado por la pareja presidencial.

Guiomar Irías, presidenta del Instituto de Fomento Municipal, supervisa Masaya; Bosco Castillo, ministro de la Juventud, Carazo; Isidro Rivera, viceministro del Ministerio Agropecuario y Forestal, Rivas y Granada, mientras el resto de departamentos les tocan a secretarios políticos con experiencia como Francisco Valenzuela, en Estelí; Pedro Haslam, en Matagalpa o Leónidas Centeno, en Jinotega.

“Existen comisiones nacionales por área donde determinan acciones, inversiones, presupuestos y calendarios operativos cuando se trata de asignar recursos centrales hacia determinado municipio o departamento”, agregó. 

El ministro de Hacienda, Iván Acosta, coordina la Comisión Nacional de Producción, Consumo y Presupuesto que la integra el Ministerio Agropecuario y Forestal, el Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria, el Ministerio de Economía, la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica, el Sistema Nacional de Prevención de Desastres. Ahí se manejan programas como el bono tecnológico para ganaderos y agricultores, las ferias por municipio, el programa Usura Cero.

Mientras, la Comisión Nacional de Infraestructura es coordinada por el mayor general en retiro Oscar Mojica, ministro de Transporte e Infraestructura, con la responsabilidad de los programas de carretera y los caminos de macadán que ellos consideran estratégicos.

A nivel local, las reuniones que las estructuras del FSLN realizan en las comunidades del país, de las cuales publican algunas fotografías, suelen ser convivios donde ayudan a limpiar parques, invitan a actividades recreativas, pero aprovechan para dar un mensaje político.

En noviembre de 2020, cuando se instalaron las UVE en Managua, el secretario político del partido oficialista en el Distrito V, Luis Enrique Balladares, dijo a medios afines al Gobierno que las mismas forman parte “de las trincheras de defensa del voto, porque en 2021 vamos a garantizar al pueblo el triunfo del FSLN”.

Los documentos para la “contienda electoral”, que son utilizados como base para su trabajo por el orteguismo son “Luces sobre Luces”, atribuido a Murillo y dirigido a secretarios políticos, el cual fue publicado en diciembre por CONFIDENCIAL, en que se plantea una organización territorial de cara al proceso y la divulgación de obras estatales populares para proyectar al Gobierno.

El segundo texto es presentado como “un plan cristiano y solidario, para la dignidad y unidad por el bien común 2021 (febrero)”.

La estrategia es manejada con hermetismo por sus funcionarios en todos los niveles. CONFIDENCIAL llamó al alcalde de Estelí y al de Matagalpa, Francisco Valenzuela y Sadrach Zeledón, respectivamente, pero el primero no dio ninguna declaración y el segundo ni siquiera respondió su celular. El diputado y sindicalista, Luis Barbosa, el número dos de Porras en el Frente Nacional de los Trabajadores (FNT), se excusó diciendo que estaba en una reunión y posteriormente ya no respondió su celular.

Las elecciones del caudillo

Henry Ruiz, uno de los nueve comandantes de la Revolución en los años ochenta y opositor contra Ortega desde hace décadas, considera que el partido que conoció se fue transfigurando de la dirección colectiva a “una dirección personal caudillesca. El FSLN es (hoy) una especie de corporación que se rige por proporciones de poder donde el 90% de las acciones la posee Daniel (Ortega) y Rosario (Murillo) y el resto los que se consideran agentes de poder de esa fuerza”.

Ruiz afirma que el poder de Ortega es “amarrado” por el Ejército de Nicaragua, los paramilitares y el Poder Judicial. En este nuevo partido, el gobernante es vendido en la propaganda oficial como “el ejecutor de la revolución”, a la par de Carlos Fonseca, a quien llaman el “planificador” de la misma y a Sandino “su creador”.

Una manta con la imagen de la pareja presidencial fue instalada en la fachada del Silais, Managua. Foto: Cortesía

Al consultor político costarricense Daniel Quiroz, quien ha trabajado en varios países de América Latina, Ortega le recuerda al dictador Nicolae Ceausescu, de Rumania. A los dos los caracteriza como violadores de derechos humanos. Para Quiroz, Ortega y su familia mueven su vida basada en el cinismo, al igual que aquel tirano, “pero todo tiene su final”, advierte.

Quiroz comenta con escepticismo los números que saca Ortega en las mediciones de las encuestas que se hacen en el país, y advierte que esto se puede explicar por el miedo en las respuestas de los entrevistados.

“Lamentablemente sí, por una razón, en Nicaragua Ortega sigue (es) porque no hay oposición seria. Llevan desde el 2018 tratando de al menos unirse, y la oposición tiene más candidatos que votos”, lamentó el consultor político costarricense Daniel Quiroz.

El consultor político, quien trabajó en el pasado en la campaña de los opositores Eduardo Montealegre (municipales, 2008) y de Fabio Gadea Mantilla (presidenciales, 2011), dijo que el discurso de Ortega empieza a agotarse y los resultados económicos no lo favorecen, pero mantiene el poder y ese es un factor que se puede considerar una “fortaleza”. Lo que él ve en el futuro cercano de Nicaragua no son elecciones en el sentido de esa palabra, sino votaciones al estilo cubano, por lo que sus expectativas de cambio son bajas.

Para Henry Ruiz, en la mentalidad de caudillos como Ortega no está la idea de entregar el poder. “No ceden el poder a nadie, salvo que esté muy enfermo. Ellos tienen un mecanismo mental que los aliena de la realidad”, explica, y lamenta que no exista una fuerza política capaz de cambiar el panorama actual por mucho descontento que tenga la población.

Azahálea Solís, abogada constitucionalista e integrante del Movimiento Autónoma de Mujeres (MAM) prefiere hablar de un “gatopardismo”, es decir de que la familia presidencial haga algunos cambios para que no cambie nada de fondo.

Solís cree que se intentarán “aparentar que se hicieron reformas electorales, para que la familia siga teniendo el poder y contar con la anuencia de algunos sectores de facto que en algún momento han sido parte del corporativismo”.

El economista Cirilo Otero advierte que Ortega hará todo el esfuerzo para robarse la elección, porque la dictadura está clara que su situación política sigue en crisis: se ha deteriorado su imagen política, capacidad y credibilidad a nivel nacional e internacional.

Los recursos de campaña del FSLN

Aunque economistas independientes como Otero ponen en duda la capacidad financiera del Gobierno para este año, el régimen cerró el año pasado con 764 millones de dólares en las arcas estatales que provinieron del Fondo Monetario Internacional y del Banco Centroamericano de Integración Económica. También se recibieron donaciones tras el impacto de los huracanes Iota y Eta, que golpeó el Caribe Norte y los departamentos de Matagalpa, Jinotega y Madriz, en noviembre de 2020.

El ministro de Hacienda, Iván Acosta, proyecta un nuevo escenario en que el ejecutivo aumentó de 25 000 millones a 32 000 millones de córdobas lo destinado a inversión pública en este año electoral, priorizando áreas como infraestructura, agua potable o la construcción de viviendas.

Vista de la fachada de un centro de salud en Somoto, Madriz. Foto: Nayira Valenzuela

En el plan del gobierno se dijo que se inyectaron fondos al gasto social: salud, educación y orden y seguridad pública. También se espera la entrega de dos hospitales departamentales, cinco primarios, la vacunación contra la covid-19, en el cual prometen poner 1.18 millones de vacunas en todo el territorio nacional. Se trata de obras junto al intento de dinamizar la economía que, de concretarse, resultarán visibles durante la campaña electoral para proyectar una buena imagen en la gestión económica de Ortega y Murillo.

Otero dice que si el Gobierno puede hacer algunas “regalías” las hará de los fondos que recauden, porque la cooperación que está llegando para el coronavirus está “viniendo en material y las agencias están divulgando lo que es donado. Tienen un presupuesto con la faja bastante apretada”.

La maquinaria de propaganda

En una cuenta de redes sociales llamada “Daniel presidente 2021”, la abogada Azahálea Solís se descubrió convertida en objeto de burlas de fanáticos sandinistas a inicios de marzo, en un meme en que recibe la vacuna del coronavirus de manos de Daniel Ortega. Ahí mismo grita “Viva Daniel” en una escena improbable por su condición de opositora, integrante del crítico Movimiento Autónomo de Mujeres y tía de un joven detenido por razones políticas en dos ocasiones desde 2018, preso político desde hace más de un año y uno de los 125 reos de conciencia que continúan en las cárceles de Ortega.

“Pusieron mi cara sobre otro cuerpo. No uso ese tipo de blusa”, dice Solís sobre una de las estrategias permanentes del partido en el poder: las campañas de desprestigio contra rivales políticos.

En las últimas semanas, también han atacado a Félix Maradiaga, el precandidato presidencial de la Unidad Nacional Azul y Blanco, a medios críticos a la gestión presidencial, a la familia Chamorro —su obsesión cuando el blanco es la oligarquía— y, en contraste, se puede ver en las mismas redes un sobredimensionamiento de la propaganda de las obras del Estado.

En las redes sociales, CONFIDENCIAL constató que las UVE han publicado en la semana reciente el ataque a opositores, las notas para justificar la confiscación de las instalaciones de medios de comunicación independientes y nuevamente la propaganda a favor de Ortega.

El aniversario de la muerte del exgobernante venezolano Hugo Chávez ocupó un lugar especial en la agenda de las UVE, siguiendo el monólogo que Murillo realizó al mediodía del cinco de marzo en la red de televisoras y radioemisoras controladas como empresas privadas por el partido: canal 2, 4, 6, 8 y 13, Radio Ya, Radio Sandino y Radio Nicaragua, entre otros.

Una simpatizante del FSLN participa en una marcha a la que llamaron "El amor en los tiempos del covid-19", en Managua. Foto: Efe

La omnipresencia de Murillo contrasta con las prolongadas ausencias de Ortega, cuyas apariciones públicas se reducen a siete actividades desde el dos de septiembre pasado. En todos los casos, en los que el Instituto de Telecomunicaciones y Correos (Telcor) ordenó cadena de radio y televisión de acuerdo con registros públicos, para divulgar mensajes de la campaña del candidato a la reelección del FSLN.

En una de esas cadenas televisivas, el 11 de enero, Ortega llamó a un “diálogo nacional”, pero después de las elecciones del siete de noviembre, para construir la gran alianza que, según él, se derrumbó porque el objetivo de “nuestro enemigo era derrumbar” a Nicaragua, haciendo referencia a las manifestaciones opositoras de 2018 que el Ejecutivo califica como un intento fallido de golpe de Estado.

“Pero después de mucha paciencia el pueblo dijo ‘¡No!’ Ahora se trata de ir trabajando para que después de las elecciones de este año, se pueda instalar un gran acuerdo nacional, un gran diálogo nacional, para que lo que quedó aprobado en la Constitución vuelva a caminar”, dijo Ortega en alusión a la alianza que mantuvo durante más de una década con los grandes empresarios.

El nueve de marzo pasado, mientras el régimen mantenía la orden de censura contra los medios independientes, en el oficialista Canal 4, durante el noticiero Multinoticias, se transmitió un spot con imágenes de brigadistas de salud en los barrios, de supuestos avances en programas de viviendas, el de hospitales en construcción. La voz de una mujer dice: “Solo el sandinismo tiene la voluntad de asumir y desarrollar estos proyectos”, mientras puede leerse: “El pueblo no se detiene. Siempre más allá. Daniel”.


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Octavio Enríquez

Octavio Enríquez

Periodista nicaragüense, exiliado. Comenzó su carrera en el año 2000, cuando todavía era estudiante. Por sus destacadas investigaciones periodísticas ha ganado el Premio Ortega y Gasset, el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, el Premio a la Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa, y el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS).

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