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Ortega intenta imponer normalidad en una Matagalpa “adolorida” por secuestro de monseñor  Álvarez 

La Policía mantiene de 15 a 20 agentes, entre antimotines y de tránsito, custodiando la cuadra principal de la Curia Episcopal de Matagalpa

Policías y antimotines se mantuvieron, desde el jueves 4 de agosto, en las afueras de la Curia Episcopal de Matagalpa. Foto: Cortesía

Redacción Confidencial

20 de agosto 2022

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El repique incesante de las campanas en la Catedral de San Pedro, ubicada en el centro de la ciudad de Matagalpa, fue el aviso de uno de los más cruentos ataques del régimen orteguista a la Iglesia Católica en la historia reciente. 

"Catalina” las escuchó con temor, pensando en la seguridad de monseñor Rolando Álvarez,  sacerdotes y laicos, recluidos por 15 días en la Curia Episcopal de la ciudad, donde estaban sitiados por antimotines armados. Una vista a su teléfono y ahí estaba: los policías habían irrumpido en el recinto durante la madrugada y se llevaron a la fuerza al líder religioso y sus colaboradores.  "Estaba consternada, preocupada y triste. Yo solo me imaginaba lo peor", dijo desconsolada.


El operativo ocurrió un poco después de las 3 a.m. de este viernes 19 de agosto. El escenario fue dispuesto para tener los mínimos o casi nulos testigos del asalto, seguido del secuestro, ejecutado por el comisionado general Sergio Gutiérrez, jefe de Matagalpa, bajo la supervisión del comisionado general Ramón Avellán, subdirector de la Policía y ficha fiel de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

La llegada de Avellán a Matagalpa fue advertida por la feligresía matagalpina como sinónimo de la venida de una mayor represión. Él estuvo al frente de la sangrienta Operación Limpieza en Masaya en 2018, y dirigió el hostigamiento contra el padre Edwing Román, actualmente en el exilio por amenazas de operadores del orteguismo.

Además de monseñor Álvarez, fueron secuestrados los sacerdotes José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, primer y segundo vicario de la catedral matagalpina de San Pedro, respectivamente; Ramiro Tijerino, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista; y Raúl González. Los seminaristas Darvin Leyva y Melkin Sequeira y el camarógrafo Sergio Cárdenas. Todos ellos se encuentran en El Chipote para “indagaciones”, según una nota policial.

La Policía confirmó que el padre Óscar Escoto, vicario de la catedral de Matagalpa, fue dejado en la Curia, bajo vigilancia directa de tres agentes.  El argumento de la Policía es que solicitaron la permanencia del padre Escoto para entregar a alguien la Curia, aunque todavía la vivienda sigue ocupada por efectivos policiales.

 Una fachada de normalidad en Matagalpa

Tras el asalto a la Curia, el tránsito de caravanas de patrullas policiales, cargadas de antimotines, por las principales calles de Matagalpa, cesó. El cordón policial que se extendía en torno a los cuatro puntos cardinales del edificio episcopal, ubicado en el corazón del comercio matagalpino, se redujo a una sola cuadra, vigilada por unos 15 a 20 agentes, entre antimotines y policías de tránsito, confirmaron pobladores, bajo anonimato. 

En un intento por “normalizar” el ambiente de terror creado por el sitio policial de decenas de agentes desplazándose con armas largas y solicitando cédula a cualquier persona que necesitaba transitar por el sector de la Curia para llegar a sus puestos de trabajo, la propaganda orteguista divulgó una serie de fotografías de oficiales de tránsito asistiendo a los jubilados que llegaban a las oficinas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), ubicado frente a uno de los costados del edificio pastoral, para reclamar el pago de sus prestaciones mensuales. 

En una nota policial, publicada siete horas después del asalto a la Curia, la Policía aseguró que durante varios días esperaron “con mucha paciencia, prudencia, y sentido de responsabilidad una comunicación positiva del Obispado de Matagalpa que nunca llegó a darse "y que al persistir "las actividades desestabilizadoras y provocadoras”, se hizo necesario el operativo “de orden público”. 

Monseñor Álvarez fue recluido en su residencia pastoral el 4 de agosto, cuando la Policía le impidió movilizarse. La justificación policial era que Álvarez estaba siendo investigado por supuestamente “organizar grupos violentos” y “ejecutar actos de odio”. 

Este viernes, la Policía dijo en su comunicado que las actividades “provocadoras” continuaron y por tanto, era necesario el operativo que finalizó con monseñor Álvarez recluido bajo "casa por cárcel" en Managua, y sus siete acompañantes en la cárcel El Chipote.

Dentro de la Curia, monseñor y los sacerdotes se dedicaban a orar, rezar y predicar el Evangelio a través de las homilías, transmitidas por las cuentas oficiales de redes sociales de la Diócesis de Matagalpa, y siempre se mostraron abiertos al diálogo. 

Para “Rosa”, una religiosa que accedió hablar con CONFIDENCIAL bajo anonimato, este viernes se vistió con un “despertar doloroso”, pese a que presentían que la Policía podía llevarse a monseñor Álvarez.

“Se siente un ambiente triste, desolado como aquel Viernes Santo -en referencia a la crucifixión de Jesucristo- pero con esperanza en el Domingo de Resurrección”, describió. 

Aseguró que al enterarse que el obispo Álvarez seguía con casa por cárcel, a como estaba en Matagalpa, condenó la acción policial que justificaba “volver a la normalidad”, aduciendo que han sido los agentes quienes se han encargado de afectar el comercio y la vida normal en la ciudad norteña. El mismo prelado señaló a la Policía de ser ellos los que han crean el desorden en un pueblo que solo quiere la paz. 

Los ataques contra el obispo son liderados por Rosario Murillo y Daniel Ortega, quienes públicamente han calificado a los religiosos de “terroristas” y “golpistas”. Murillo atacó, sin mencionar el  nombre de monseñor Álvarez, refiriendo que en el país “hay leyes” y “generar descrédito hacia esas instituciones que merecen respeto, también es un delito, es pecado de lesa espiritualidad”, advirtió. 

Los trataron como “delincuentes”

“Carlos” es un sacerdote de la zona sur oriente del país. Enterarse del secuestro de monseñor Álvarez supuso un “golpe duro” con resonancia en toda Nicaragua, que está consciente de la persecución que enfrenta la Iglesia católica, asegura desde su parroquia, donde constantemente es vigilado por policías. Es “una herida fuerte”, afirma. 

“A mi me golpeó cuando vi la noticia que allanaron la casa cural y se lo llevaron. Yo estoy convencido que fue a la fuerza, a empujones. No lo agarraron como un príncipe y lo montaron. No, como cualquier delincuente lo habrán sacado a él (monseñor Álvarez) y a todos los padres que estaban ahí”, opinó el sacerdote.

Los intentos de ocultar la arremetida estatal contra la Iglesia se topa con las redes sociales, advierte el cura. Para él el espacio digital es un medidor donde se observa el “repudio” generalizado por las acciones abusivas contra los pastores católicos.

“Eso es lo que más enoja al Gobierno, porque por más que ellos hagan, no están callando a la Iglesia, y mientras más golpeen a la Iglesia, más se están desprestigiando y desmoralizando porque ellos, a conciencia, saben que no tienen pueblo, no más tienen las armas y por eso es que están montados en el poder”, expresó el sacerdote. 

En Matagalpa, donde ocho de las 28 parroquias pertenecientes a la Diócesis de ese departamento, han sido asediados o sus sacerdotes fueron amenazados, las iglesias no se han cerrado y la feligresía sigue activa. Sin embargo, “Catalina” asegura que “están muy atemorizados”, y “hay mucha gente que está silenciada por la Policía”, confió. 

Las instrucciones de los sacerdotes ante la embestida policial es que oren. El grupo pastoral de “Catalina” dejó de reunirse en su iglesia y ahora lo hacen en otros espacios, donde consideran están más seguros.


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Redacción Confidencial

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Confidencial es un diario digital nicaragüense, de formato multimedia, fundado por Carlos F. Chamorro en junio de 1996. Inició como un semanario impreso y hoy es un medio de referencia regional con información, análisis, entrevistas, perfiles, reportajes e investigaciones sobre Nicaragua, informando desde el exilio por la persecución política de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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